17 de diciembre de 2014 SIRIA

Solo Dios es capaz de todo?

Hoy es domingo, 14 de diciembre de 2014. Esta mañana no hemos estado en misa en el Hospital San Luis, como tenemos por costumbre. Iremos a la misa a las 17 h a la iglesia de los armenios católicos del barrio de Santa Bárbara. Se celebra en recuerdo del joven Soubhi, de 28 años, muerto la semana pasada.

 

La cita de la violencia

Soubhi es un joven que conocemos desde su infancia. Era scout del grupo Champagnat de Jabal el Saydé. En su momento fue jefe de este grupo. Era también uno de los jóvenes voluntarios de los Maristas Azules. Desplegaba, también, una gran actividad en su propio barrio. Cuando éste fue invadido por los rebeldes él se vio desplazado en su propia ciudad. Soubhi, herrero de profesión, empezó a errar en busca de un trabajo, de un empleo con el que ayudar a su familia… Lejos de Alepo, en Kfarbo, un pueblo cristiano cerca de Hama, intentó instalarse y trabajar, según nos decía: “¡Ya es hora de casarme y de formar una familia!”. Por desgracia la muerte tenía con él la cita de la violencia.

Soubhi es uno de los numerosos jóvenes muertos por la violencia… Tantos sueños perdidos… y con ellos, tantas esperanzas arruinadas.

¡Esta muerte está tan cercana! Los morteros, las balas perdidas, tantas máquinas infernales que destruyen con saña al hombre y a la piedra, la cultura y la civilización.

¡Cuántas balas hemos recogido en el patio, en nuestra casa, allí mismo donde juegan los niños! No estamos heridos de puro milagro.

 

Barrios que siguen vaciándose

Esta misma violencia crea en mucha gente el sentimiento de tener que salir de su barrio. Viven la experiencia cotidiana de un bombardeo. Los resultados son daños materiales (cristales, muebles, coches y a veces parte de un muro…) y psíquicos… Entonces familias enteras se ven obligadas a abandonar su casa para irse a otra parte, a otro barrio más seguro… Poco a poco el edificio se vacía, la calle se vacía y a continuación  descubrimos  que  todo  el  barrio  ha  sido  abandonado…

Fayrouz canta "Wainon", « ¿Dónde están? » y yo me atrevo a añadir:

¿quedará alguno?

Pienso en los padres de Giorgio, el niño muerto el año pasado en el jardín de su propia casa por la explosión de un mortero. Ellos habían decidido, tras su muerte, no abandonar su casa y permanecer en ella para guardar el recuerdo de su hijo. Hace dos meses se han ido… Han tenido que ir a otro barrio…

Salir de tu casa quiere decir estar obligado a alquilar en otro sitio, cuando los precios han subido mucho y la gente no tiene recursos.

 

La carestía de la vida

Sólo por el hecho de quedarse en Alepo, la gente debe pagar otros tributos: sacarse un abono a la red de generadores de electricidad, al gas, que es distribuido con parsimonia, buscar la gasolina y el gasoil de calefacción que faltan… Se anuncia otra amenaza que tendrá consecuencias en la vida cotidiana de la gente: muchas organizaciones internacionales están reduciendo enormemente la ayuda a la población siria… esta ayuda es esencial, sobre todo en lo que concierne a los productos de alimentación básicos.

 

La amenaza

Más allá de todo eso estamos amenazados… Su Santidad el Papa Francisco, en su alocución a los desplazados de Irak, lo ha dicho claramente:Los cristianos son expulsados de Oriente Medio en medio del sufrimiento… Parece que no se quisiera que allí hubiera cristianos, pero vosotros dais testimonio de Cristo. Pienso en las llagas, en los sufrimientos de las madres con sus hijos, en las personas ancianas y en las personas desplazadas, en las heridas de los que son víctimas de toda clase de violencias”.

 

La hemorragia

Muchos jóvenes y muchas familias se van del país del modo que sea… Refiriéndose a la salida masiva de cristianos, un vicario episcopal me decía ayer: “Desde hace dos meses paso el tiempo firmando certificados de bautismo, en árabe, en francés, en inglés y en otras lenguas. Esa atestación se añadirá a otros documentos cuando la gente vaya a presentarse a las ventanillas de los consulados”…

 

La apuesta por la vida

Ante esta realidad abrumadora, nosotros, los Maristas Azules, hemos escogido vivir, servir, darnos, comprometernos al servicio del hombre más aniquilado, más herido, más tocado por la guerra.

 

El servicio de escuchar

Estos últimos meses paso mucho tiempo escuchando a la gente, sus sufrimientos, su desesperanza, su voluntad de irse, su cansancio… la gente tiene tanta necesidad de ser escuchados y socorridos… Han perdido la confianza en un futuro cercano de paz… Además el presidente sirio lo ha dicho en una declaración a Paris Match: “Nadie puede prever todavía cuándo llegará el final de esta guerra”.

No estoy solo… En el equipo de los Maristas Azules compartimos cada día nuestra experiencia de escucha… A veces son experiencias tan dolorosas que no se pueden describir…

 

El servicio de las visitas a domicilio

Un equipo de voluntarios hace visitas a domicilio: puede ser en un aula de un colegio, un sótano, una casa en un barrio muy peligroso, un habitáculo… inhabitable, una tienda en un jardín público, un apartamento sin muros y tantos otros “domicilios”…

Estas visitas nos permiten estar cercanos a la gente. Nos lo piden. Consideran que es un honor para ellos ser visitados, reconocidos en la situación en que se encuentran. Y para nosotros es la ocasión de no especular sino de tocar la miseria.

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Hacia Navidad

En estos días todos nuestros proyectos apuntan a la Navidad… Las distribuciones de cestos de comida o los diferentes proyectos educativos o de desarrollo se paran alrededor del 23 de diciembre.

Los retomaremos tras el año nuevo.

 

DIOS ES CAPAZ DE TODO

Con esta carta me gustaría dar las gracias a nuestros voluntarios y bienhechores, a todos los Maristas Azules. Con ellos, y gracias a sus esfuerzo extraordinario, a su dedicación, a su compromiso de vivir en la sencillez y el amor, gracias a su sensibilidad para estar atentos a los más necesitados, llegamos a sostener a 600 familias, a educar a varios cientos de jóvenes, a tratar varios centenares de civiles heridos de guerra y a salvar a decenas de ellos, y a animar tantas actividades de desarrollo y de formación.

Solo Dios es capaz de todo… Ese fue el comentario de una señora a la que acababa de entregarle una medicina indispensable para que su hijo pudiera sobrevivir.

Tomando de ella esas mismas palabras, deseo que el Señor de la Paz y del Amor nos haga descubrir caminos nuevos, caminos de esperanza y de don de sí.

 

Felices Navidades.

Alepo, a 14 de diciembre de 2014.
H. Georges Sabe, por los Maristas Azules

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