
Tomar el corazón en nuestras manos?
Del 21 de febrero al 19 de junio, 15 Hermanos temporales, acompañados por tres formadores, se están preparando en Cochabamba, Bolivia, a la profesión perpetua. Forman el grupo Hermanos pertenecientes a 9 unidades administrativas y llegados de seis países diferentes.
Sigue, a continuación, la crónica que relata el comienzo de esa etapa final camino del sí definitivo a la consagración religiosa.
La llegada
Los pasillos de la Casa de la juventud, ubicada a unos pocos kilómetros de Cochabamba (Bolivia), resonaban con las voces de los hermanos que arribaban de sus destinos desde el día 19 de febrero. Saludos y abrazos en portugués, español e italiano evidenciaban que no existen fronteras cuando el espíritu de la fraternidad es el lenguaje.
Los hermanos Diego e Ismael (Santa María de los Andes), Joao Paulo (Distrito de Amazonía), José A. Júnior, José Rogério y Paulo Henrique (Brasil Centro Norte), Tiago (Brasil Centro Sul), Antonio y Adán (México Central), Valentín (México Occidental), Juan Pablo, Hugo y Yan (Norandina), René (América Central), Stefano (Mediterránea) y junto a ellos los Hermanos Rodrigo (América Central), Romidio (Rio Grande do Sul) y Anacleto (Brasil Centro Sul), todos dispuestos a vivir una maravillosa travesía en esta tierra sencilla de los Andes bolivianos.
Comienza la marcha
En la mañana del 21 celebramos el inicio de nuestro itinerario; una significativa Eucaristía presidida por el padre Francisco y la participación de nuestros hermanos de la Comunidad del noviciado Interprovincial de Santa María de los Andes y Cruz del Sur. Las lecturas fueron muy sugerentes y atractivas para el tiempo de itinerario que iniciamos. En primer lugar, una carta del P. Champagnat que invita a los Hermanos a ir al l´Hermitage. Después, el Salmo 127, hizo énfasis en que "es el Señor quien debe construir nuestra casa." Y finalmente, el pasaje del Evangelio de Marcos, Jesús invita a los discípulos a un lugar aparte, donde puedan descansar. (cf. Mc 6, 30).
Los primeros pasos
Más tarde nos lanzamos a las calles de Cochabamba para insertarnos entre la música, la danza, el color, el juego y la tradición del carnaval, el cual representa un patrimonio humano e inmaterial que habla de nuestra América Latina; una oportunidad perfecta para conocer parte de la realidad de este pueblo, para recorrer sus calles, tomarnos fotos e ir creando los primeros vínculos de amistad y fraternidad que como hermanos estamos llamados a tejer.
Junto a María
Todos listos en la entrada de la casa, el reloj marcaba las 3:00 p.m. (22 febrero); con el sol radiante invadimos el camino. 18 hombres, “hermanitos de María” se aproximaban a su destino, mientras las voces, las risas, el cansancio y la expectativa hacían que esta tierra desconocida fuera descubriéndose. De repente estábamos frente a ella, allí en el santuario de la Virgen de Urcupiña, un lugar de peregrinación, rodeado de vegetación y rocas, que se impone sobre la región como símbolo de protección de los feligreses. De pie junto a la Madre, entonamos la Salve Regina para poner en sus manos todo este caminar que iniciamos.
De acuerdo con la tradición, rompimos una roca y cada uno tomó un pedazo, la trajimos en nuestro bolsillo, con la promesa de que tendremos que volver para dejarla nuevamente en su lugar, signo de que un favor solicitado a la Madre, se ha cumplido.
Lo natural nos revela
Los hermanos Rodrigo, Romidio y Anacleto (nuestros hermanos acompañantes) nos presentaron el itinerario (23 de febrero). Preguntas, comentarios, sugerencias, voces, miradas, oídos atentos; cada uno de nosotros con nuestra historia entre las manos, disponibles a vivir este tiempo de gracia, siendo responsables de nuestros propios procesos, valorando la riqueza de nuestras diferencias y soñando con crear fraternidad.
Confianza, transparencia, pasión y paciencia serán las claves necesarias para disfrutar día a día de este encuentro con Jesús, y así, afinar nuestra respuesta de amor, sin olvidar que… “lo natural nos revela el ritmo más hondo de la vida y nos enseña a esperar y hacer cada día, intensa y sencillamente, lo que corresponde hacer”.
Hasta el 19 de junio el Itinerario se continuará con los talleres, reuniones, paseos, celebraciones y mucha convivencia fraterna. El gran deseo es “Tomar el corazón en nuestras manos…para renovar el don de nuestra consagración”. Los invitamos a hacer camino con nosotros.