6 de abril de 2006 ITALIA

Tres acontecimientos jesuíticos

En el año 2006, la ?Compañía de Jesús? celebra el aniversario de tres acontecimientos que han marcado la historia de sus inicios: 450 años de la muerte de su fundador san Ignacio de Loyola (Roma, 31 de julio de 1556) y 500 años del nacimiento de san Francisco Xavier (7 abril 1506) y del beato Pedro Fabro (13 abril 1506).

San Ignacio, después de su conversión, se entregó con todo entusiasmo a trabajar totalmente por el reino de Dios. Llegado a París para profundizar los estudios teológicos, encontró en la Sorbona a otros jóvenes que compartían sus aspiraciones y con los cuales fundó la Compañía de Jesús (1540). San Francisco Xavier y el beato Pedro Fabro estaban entre ellos.

Francisco Xavier ha sido el misionero más ardiente de todos los tiempos, el apóstol que abrió nuevas vías a la evangelización, llegando a ser el modelo y el inspirador de los misioneros de la época moderna. De hecho es venerado, junto con santa Teresita de Lisieux, como patrono de las misiones.

Español, de Navarra, se licenció en la prestigiosa universidad de París donde conoció a san Ignacio de Loyola, con el cual formó el primer núcleo de la Compañía de Jesús. Después, de apenas tres años de ministerio sacerdotal en Italia, fue escogido y enviado como misionero a las colonias portuguesas de Indias. Partió desprovisto de todo a excepción del breviario, del rosario y de un ardiente deseo de trabajar por la salvación de las almas. Campos de su fecundo apostolado fueron Goa, las Islas Malucas, el Japón, Malaca y Singapur. Cuando estaba de visita en China cayó enfermo y murió a los 46 años de edad, agotado por las extenuantes fatigas apostólicas. Avía anunciado la fe cristiana a un número increíble de personas.

Una nota característica de san Francisco Xavier era su devoción a María. Para llevar las almas a Cristo contaba de un modo particular con la ayuda de la Señora. Hablaba frecuentemente de ella y terminaba sus explicaciones catequísticas con el canto de la Salve. El rosario fu su plegaria constante y preferida. Llevaba siempre un rosario colgado en el cuello. Los cristianos se lo pedían con frecuencia tomándoselo en préstamo y cuando no podía ir a visitar a los enfermos, encomendaba su rosario a los niños encargándoles de llevárselo a los enfermos.

Los hermanos maristas, que tras su recién celebrada 7ª Conferencia general han dirigido su mirada hacia Asia, celebran gozosos este acontecimiento eclesial al mismo tiempo que encomiendan el ?Proyecto ad gentes? al patrono de las misiones y precursor en el campo de la evangelización en las tierras del Oriente.

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