
Un fin de semana para compartir, conocer y comprometerse
“Corazones Jóvenes renovando al mundo” fue el lema central de la Asamblea de Ciudad Nueva Marista que se celebró los días 11, 12 y 13 de marzo en las instalaciones de Instituto Queretano San Javier.
La alegría y el entusiasmo se percibía en todos los participantes: asesores, ciudadanos, papás, maestros y hermanos se conjuntaron como un gran equipo y familia marista.
Al inicio del encuentro se agradeció a Dios la oportunidad maravillosa del don de la vida y al mismo tiempo que se oraba por los niños, niñas, jóvenes y familias damnificadas en Japón, así como por aquellos que en nuestro país viven en situación pobreza y vulnerabilidad.
En el estadio Marcelino Champagnat se desarrollaron algunos juegos tradicionales que requirieron del esfuerzo, trabajo en equipo y solidaridad para el cumplimento de las pistas que buscaron fortalecer la responsabilidad personal, la comunicación abierta y sincera, la superación y participación, como valores que animan al grupo y como elementos importantes para en el desarrollo de los jóvenes de secundaria.
Compartir en grupo los retos de la vida y tener contacto con diferentes realidades, permitió a los jóvenes un encuentro con Jesús solidario a través de la sonrisa de un niño, el rostro y experiencia del anciano y el testimonio de quienes hacen de la catequesis un apostolado. Además se pudo valorar la labor humana que realiza una escuela de ciegos y débiles visuales y el “perder la vista” un momento dio un nuevo valor a la manera de mirar la vida.
Por la tarde el espíritu marista recorrió las calles de esta bella ciudad colonial, el ondear de las banderas y los cánticos llamaron la atención de la gente, invitándoles a participar en las actividades del rally, regalándoles una sonrisa, un abrazo, o un gesto que les animó a vivir la vida y a compartir la esperanza de un mundo mejor.
Un fin de semana para compartir, conocer y comprometerse con ellos mismos y su entorno, con las oportunidades únicas que brinda la vida, con la importancia de sentirse amado, llamado y enviado y reconocerse protagonistas de su formación invitándonos a cantar junto a ellos que también “nos gusta amar, nos gusta ver el cielo limpio en la ciudad, somos amigos de todo el que quiere andar, con sus manos muy en alto y su corazón abierto para amar, para amar”.