22 de enero de 2005 ESPAñA

Un sólo espíritu en la diversidad de las culturas y lenguas

En esta semana en la que las Iglesias cristianas rezan por la unidad, tenemos una ocasión única de experimentar que la diversidad -(los participantes provienen de Australia, Brasil, Chile, Francia, Grecia, Italia, Líbano, Portugal, R. D. Congo, Siria, España, Estados Unidos, Hungría)-, no representa un obstáculo a la unidad y al papel que cada uno desarrolla o a la lengua con que se expresa; todo ello no constituye una barrera para la comunicación y para la comunión. Es lo que están experimentando los 61 participantes del encuentro de Sigüenza.
La jornada del 21 de enero se inició con un momento de oración, durante el cual se puso de manifiesto el carácter europeo del encuentro por medio de un sketch: el Hermano Silvestre discutía con los jóvenes del referéndum sobre la constitución europea. Se hizo referencia a Champagnat por haber sabido encontrar a Jesús tanto en el bullicio de las calles de París como en la soledad del Hermitage.
De la oración, el grupo pasó a la sesión de conocimiento mutuo. Los participantes entraron rápidamente en la dinámica propuesta. La breve presentación fue seguida de un período de compartir en grupos con geometría variable. Durante la pausa, los participantes dieron muestra de una gran familiaridad, lo que mostraba la eficacia de la dinámica propuesta.
La reunión tenida a las doce marcó la entrada en harina. Se propusieron seis temas para la reflexión sobre el tema principal de la jornada: la vida cristiana. El trabajo en grupos se continuó por la tarde y terminó con una puesta en común en gran grupo. La oración de la noche deparó la ocasión para recapitular el día con la ofrenda y el recogimiento de la acción de gracias.
Y después de la cena, un paseo todos juntos para descubrir la ciudad de Sigüenza de noche. La columna de mercurio marcaba casi cero grados, pero el calor de la amistad neutralizó los efectos negativos del clima.

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