¡Una experiencia que da vida!
Provenientes de diez países diferentes, los diez participantes del programa de renovación de mediana edad en Manziana comenzamos un camino juntos el 27 de enero de 2013. Ahora, al prepararnos para regresar a nuestros países de origen, recordamos con gratitud lo que ha significado vivir juntos durante estos cuatro meses y medio.
El programa de renovación de mediana edad ha sido:
1. Un tiempo para ser más conscientes de nuestro bienestar mental, emocional, físico, espiritual y social. Durante nuestras tantas ocupaciones en las comunidades y en los apostolados, tenemos cada vez menos tiempo para reflexionar sobre cómo nos han afectado nuestras pérdidas, separaciones y demás experiencias de transición como seres humanos y religiosos consagrados.
2. Un tiempo de peregrinaje interior para recordar nuestras experiencias pasadas y presentes, para soñar un futuro mejor con la ayuda de Dios. El haber podido contar con tiempo suficiente para la reflexión y la oración permitió que notáramos la presencia de Dios en nuestras vidas, que compartiéramos nuestra alegría de pertenecer a la familia marista y a la iglesia. Esta ha sido una oportunidad de oro para redescubrir la belleza y unicidad de la iglesia. Si, con María nuestro modelo y recurso ordinario, estamos llamados a vivir nuestra vida confiando siempre en Dios mientras los acontecimientos van siguiendo su propio curso. Y en este viaje, ¡Champagnat ha sido nuestro guía espiritual!
Volvemos a nuestras propias comunidades con el profundo deseo de ser hermanos, teniendo un delantal por uniforme, realmente convencidos de que somos instrumentos de Dios en nuestros diferentes apostolados. Aunque corto pero indispensable, nuestro viaje ha sido una fuente de revitalización para nuestra vocación. Gracias a la experiencia, ahora sabemos que es posible vivir como hermanos en una comunidad internacional. Estamos agradecidos con todos aquellos que hicieron posible esta experiencia.
________________
Hermano Arthur Ganiza