
« ¡Una vez más, la sangre de los inocentes en la R.D. del Congo!?
1. La Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO) está profundamente preocupada por la reanudación de las hostilidades al este y al Nordeste de la R.D. del Congo. Estas hostilidades siem-bran una vez más la desolación y el luto en el país. Las consecuencias son enormes: de nuevo milla-res de muertos, poblaciones condenadas a desplazarse en condiciones inhumanas, raptos de niños y su reclutamiento por la fuerza en grupos armados, etc. Total, un drama verdadero y humanitario tiene lugar ante nuestros ojos, y no puede dejar a nadie indiferente. Nos preguntamos: ¿por qué esa reanudación de las hostilidades cuando se habían dado pasos significativos con la firma del ?Acta de compromiso? de Goma? ¿Hasta cuándo nuestra tierra deberá seguir empapándose de la sangre de sus hijos e hijas?
2. La CENCO condena con vehemencia esta manera innoble de considerar la guerra como un medio para resolver problemas o saciar ambiciones inconfesadas. Denuncia todos los crímenes cometidos sobre ciudadanos apacibles y condena, además, de la manera más absoluta, el reclutamiento de los niños con el fin de implicarlos a la fuerza en las hostilidades. Desaprueba firmemente que se tome a la población civil como rehén y se la utilice como escudo humano.
3. La CENCO teme que estas guerras recurrentes en la región del Este y del Nordeste se conviertan en una excusa para ocultar el pillaje de los recursos naturales. Hay que decir claramente que se pe-lea allí dónde hay riquezas para explotar, y que algunos quisieran seguir explotándolas ilegalmente. La CENCO también teme que estas guerras sean una manera, apenas velada, de concretar los planes de balcanización del país mediante la creación de Estados enanos. La Conferencia Episcopal Na-cional del Congo nunca recordará lo suficiente que la integridad territorial, la intangibilidad de las fronteras y la unidad nacional de la R.D. del Congo son innegociables.
4. Por ello la CENCO llama la atención de las Instituciones competentes de nuestro país sobre la gravedad de estas guerras y sus consecuencias para la unidad y el futuro de la nación. Invita insis-tentemente al nuevo Primer ministro, así como al Gobierno que forme, a tratar este expediente sin transigencia. Los exhorta a considerar como primerísima prioridad la tarea urgente del restableci-miento total de la paz en el país y de la salvaguardia de su unidad mediante la constitución de un ejército republicano en condiciones de proteger sus fronteras y su población. Se esforzarán en res-taurar la autoridad del Estado y en hacer respetar las Instituciones nacidas de las elecciones y de las ?Actas de compromiso? de Goma. El pueblo juzgará a sus gobernantes por su capacidad en dar una respuesta pertinente y definitiva a estos grandes retos.
5. La CENCO da las gracias a la Comunidad internacional por su condena casi unánime de las rebe-liones. Más allá de esa condena, la CENCO invita a dicha comunidad a tomar medidas efectivas y eficaces ? dispone de medios adecuados – para hacer que las bandas armadas respeten las ?Actas de compromiso? que firmaron. De ese modo, disuadirá toda veleidad de atentado a la integridad de nuestro territorio nacional. Todas las potencias, las multinacionales, los Grandes Lagos, etc., en una palabra, todos ganarán con un Congo en paz más bien que un Congo en guerra.
6. La CENCO sigue empeñada en promover de la paz, pero está convencida de que no hay paz sin justicia. La impunidad anima nuevas veleidades insurreccionales. La paz, en efecto, no es simple-mente la ausencia de guerra ni siquiera un equilibrio estable entre las fuerzas opuestas, sino que se funda sobre una concepción correcta de la persona humana y requiere la edificación de un orden social según la justicia y la caridad. Es el sentido de la paz que Cristo les dejó a sus discípulos: «os dejo la paz, os doy mi paz » (Jn 14, 27). Es también el sentido del llamamiento que el Sumo Pontí-fice Benedicto XVI lanzó en favor de Kivu Norte en el Ángelus del domingo 12 de octubre de 2008.
7. La Conferencia Episcopal Nacional del Congo desea que el presente llamamiento a la paz sea escuchado por todos, para que la población de la R.D. del Congo goce de una existencia tranquila y apacible. El pueblo de Dios, los hombres de buena voluntad, las Iglesias hermanas y los estableci-mientos benéficos son invitados a mostrarse más solidarios y más compasivos hacia los sufrimien-tos de nuestros hermanos y hermanas víctimas de estas guerras.
8. Que el Señor inspire los pensamientos y las acciones de todos por la victoria de la paz y el com-promiso de cada uno en la obra de reconstrucción de un Congo de justicia y fraternidad.
Dado en Kinshasa, el 13 de octubre de 2008.