12 de mayo de 2015 CASA GENERAL

XXI aniversario de la muerte del hermano Henri Vergès

El 8 de mayo de 1994, el hermano Henri Vergès fue asesinado en Argelia con la hermanita Paul-Hélène, en su despacho de la biblioteca en la calle Ben Cheneb, en Argel. Veintiún años después de su muerte, releamos unos fragmentos de la comunicación que había enviado a los miembros del Capítulo general en 1976, sobre la práctica de los consejos evangélicos. Estos textos pueden resonar en nosotros como una llamada y una invitación, en este año de la Vida Consagrada.

 

Pobreza religiosa en un mundo que lucha por la justicia

“Mediante nuestra pobreza personal y comunitaria, compartimos la condición de los pobres y su paciencia activa, con vistas a una mejor distribución de los bienes materiales y culturales.

Por su significado religioso (desprendimiento ante lo Absoluto de Dios), ayudamos al hombre argelino a no perder el sentido de Dios por causa de un progreso técnico puramente material; mediante el desarrollo comunitario (vida compartida), le ayudamos a construir un socialismo auténtico donde la persona se vuelve cada vez más responsable de su propio desarrollo y del de todos los demás”.

 

Obediencia religiosa y personas responsables de sí mismas

"Viniendo a Argelia, hemos respondido a una llamada de Dios. Esta llamada puede conciliarse con el deseo de comprometerse activamente en el servicio al Tercer Mundo. Como ocurre con la pobreza, nuestra obediencia es religiosa y comunitaria. Estando atento a Dios (contemplación), escuchando a los demás (compartir), obedeciendo a los superiores (expresión carismática de la voluntad de Dios), aprendo a elegir lo que es más cierto para seguir siendo libre.

Con humildad (= la verdad), fortalecidos con la fidelidad de Dios, realizamos juntos lo que Él espera de nosotros, con vistas al Reino, es decir, la nueva alianza de Dios con la humanidad… MUSLIM, MUSULMÁN, significa: "sujeto a Dios como ser libre que conoce sus límites". Este pueblo, haciéndose responsable de su propio destino en el mundo, cumple la voluntad de Dios.

Nos unimos a ese deseo mediante nuestra disponibilidad”.

 

Castidad consagrada y vida en un mundo sexualmente mixto

"El mundo musulmán no conoce la castidad consagrada.

Signo del amor de Dios y llamada al amor universal, nuestro voto no puede entenderse si la persona no se presenta profundamente libre (voto de obediencia y pobreza).

Entonces nuestra consagración logra el deseo de liberación de la pareja, mediante un amor que es intercambio.

Toda relación es sexuada: la de padres e hijos, la del educador y el estudiante. Pero esta relación solamente libera en el desbordamiento del amor.

Por lo tanto, en el respeto y la apertura a los demás, nuestro voto de castidad, signo de pertenencia exclusiva a Dios que se merece este regalo, signo escatológico, puede ser entendido por el musulmán creyente. Nuestro comportamiento, marcado por este amor, no debería hacernos pasar por superhombres, sino por hombres de Dios." (cf. el libro "De Capcir a la Casbah", páginas 50-52).

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H. Alain Delorme

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