05/Feb/2018 ÉTATS-UNIS

Apprendre à conjuguer ces quatre verbes : accueillir, protéger, promouvoir et intégrer

La communauté Lavalla 200> de East Harlem se compose de Martha Eugenia Martinez, du Mexique, et des frères Luis Fernando Veia, du Paraguay, et James McKnight, des États-Unis. Ses débuts sont liés à la communauté Juan Diego, qui, dès 2016 devint une communauté faisant partie du Projet Communautés Internationales pour un Nouveau Départ, projet conçu à la Conférence générale de 2013.

East Harlem est une banlieue du district Manhattan de New York. Également connu comme le Harlem espagnol, c’est une région ancrée dans l'histoire, caractérisée par une grande diversité culturelle.

Ci-dessous, en espagnol, vous pouvez lire un témoignage de Martha Eugenia Martínez, membre de la communauté depuis octobre 2017.

 

“Si te sientes llamado a dejar tu propio país de origen para incorporarte a una comunidad internacional en otro lugar del mundo, te animo a dar un paso al frente y manifestar tu disponibilidad” son palabras del H. Emili Turú en su carta La Danza de la Misión.

El Espíritu guía los anhelos de todos los maristas a traves de la iniciativa LaValla200, creemos que nos llama a acoger una nueva forma de compartir vida en comunidad, creciendo en internacionalidad e interculturalidad y que nuestras relaciones como hermanos y laicos son el corazón de nuestra misión y están en el centro del nuevo comienzo de los maristas.

En East Harlem, NYC, compartimos vida con inmigrantes hispanoamericanos sin documentación.  La casa se ha convertido en un espacio de familia. Actualmente acompañamos especialmente señoras de origen latino en riesgo de ser deportados o en espera de recibir su residencia. Les ofrecemos apoyo espiritual y emocional compartiendo vida a través del dialogo sencillo y fraterno y de la oración. Promovemos algunas actividades de formación y educación como clases de inglés y manualidades. Vivimos con las familias momentos significativos como el día de muertos y Navidad. Colaboramos con diferentes instituciones y parroquias para aprender y conocer la realidad a través de su experiencia. Intentamos integrar a las familias de diferentes países latinos con el fin de que descubran la riqueza de la diversidad.

Pienso que nuestra manera de hacer misión tiene desafíos muy concretos; mostrar el rostro de un Dios “todocariñoso”, el rostro de la fraternidad,  ser creativos y sencillos en la misión, en otras palabras, mostrar el rostro mariano de la Iglesia.

Durante el curso en Italia hemos hablado de la “Missio Dei”, pues, esa misión de Dios la vivo en comunidad con mis hermanos, estamos en un nuevo comienzo.

La fiesta de la Epifanía ha iluminado estos tres meses de experiencia en NYC. Dios se me ha presentado como una realidad inesperada que no pensaba encontrar. Este tiempo ha sido de inserción y aprendizaje en éste barrio de East Harlem. Estoy aprendiendo a vivir en una nueva comunidad con los hermanos Jim y Luis, intento aprender y hablar inglés como un niño y caminar por las calles con -7ºC, sobre todo en este último mes.

He vivido un camino de fe, no fue fácil aceptar la nueva misión, yo tenía pensamientos distintos a los de Dios, ya me veía en Africa o Amazonía, pero cuando Dios llama, Él mismo se encarga de ayudarnos a abrir nuestro corazón.

Cómo los magos, yo también voy encontrando luces que me ayudan a avanzar y me guian a nuevos lugares, a las periferias dice el papa Francisco.

Estas personas estan acá del otro lado, dicen, con sus familias e hijos, la mayoría en situación ilegal, con sueños y temores, cuando platicamos es muy fácil descubir el rostro de un Dios frágil. Ahora recuerdo lo dicho por el capítulo:Te buscamos Jesús, como María, en las caravanas de la vida y en el tumulto de nuestras ciudades (Lc 2, 41-49), en la multitud de desplazados que buscan un futuro mejor para sus hijos. 

La búsqueda de razones para seguir adelante es muy palpable entre los migrantes. Cada día se despiertan buscando una pequeña luz que los guíe y así como a los magos no los detuvo lo incierto de la busqueda ni lo precario del camino, ni la perplejidad, ellas también fueron capaces de ponerse en camino hacia lo desconocido. Quisiera que conocieran a algunas de las personas que me han ayudado a acoger la misión que Dios me ha regalado. Ellas han respondido a tres preguntas, ¿Cómo llegaste aquí? ¿Cuál es tu grande sueño? ¿Cuál es tu mayor temor? Si pudieras pedirle algo a alguien… ¿qué le pedirías? ¿Qué te han aportado los maristas?

Una persona muy alegre y servicial, me ha enseñado a compartir vida y a encontrar las tiendas de 0.99 Ë, ellaes ISABEL; yo inmigré el 20 de marzo 1999, tenía 20 años. Crucé la frontera por el desierto y tuve que trasbordar por autobús. Llegué a Arizona, después a Las Vegas y finalmente a Nueva York. Fue una travesía muy dura, pasar por el drenaje y por el desierto, pensaba – tal vez no llegaría a mi destino porque se me terminó el agua, pero otra muchacha me compartió.

Agradezco a Dios que llegué con bien a pesar de todas las cosas tan malas que pasé con el primer “coyote” y algunos hombres abusivos. Recuerdo que llegó la policía de México sino, hubiera sido violada, me quitaron todo el dinero ya no tenía para comer. Dios puso gente buena en mi camino y así es como logré estar aquí en NY, el país que me a dado muchas cosas buenas y otras no tan buenas,  agradezco estar aquí y poder contar mi historia. Ahora vivo con mi esposo Ignacio, tengo 4 hijos.

Mi más grande deseo es obtener mi residencia para poder ir a México y ver a mis padres y comprarles una casita. Temo no volver a ver a mis padres o ser deportada algún día. Quisiera que alguien me ayude a obtener mi residencia o mi permiso de trabajo, o que alguien traiga a mis padres para que los vuelva a ver.

De los Maristas he aprendido a tener más espiritualidad, a compartir más con los demás. Me gusta compartir y orar.

Una señora muy discreta, generosa, quien me ha enseñado a ser disponible, a conocer el Museo del Barrio es RUFINA; dice, llegué a NY  el 28 de Febrero de 1998, tenía 18 años . Vine porque mi papá me mandó traer para conocer el país. Crucé la frontera como ilegal por el lado de Agua Prieta, Sonora, por el desierto de Arizona. Lointenté varias veces y me regresaban, hasta que por fin lo logré y vine a NY. Estando aquí conocí a personas muy diferentes a mí, distintos colores de piel, rostros diferentes, su cabello, su idioma, como el chino e italiano. Tuve que aprender a vivir con mucho frío y nieve. Aunque tenía algunos familiares aquí yo me sentía muy triste por haber dejado a mi madre y hermanos. Después de mucho tiempo conocí a mi esposo, me casé y ahora tengo cuatro hijos entre 11 y 19 años.

Mi más grande deseo es que mis hijos entren a la universidad y tengan una profesión, que tenga su casa y sean felices. Esa será mi mayor felicidad.

Mi mayor temor es que me separen de mis hijos, yo no tengo documentos para estar en este pais, por ahora tengo mi permiso de trabajo (estoy esperando la renovación)

Quisiera que me ayuden a tener mi residencia para ir a Puebla y ver a mi papá y hermanas. Me gustaría ir a la Universidad y aprender inglés. Quisiera ayudar a más personas que necesiten mi ayuda. De los maristas he aprendido a vivir como una familia.

Si la sencillez tuviera nombre se llamaría ANGÉLICA es muy trabajadora, capaz de llegar hasta el cansancio por sus hijos, ella me ha enseñado que la sencillez abre corazones y a tejer para liberar estrés.  Soy de Loja, Ecuador, llegué a EU el 25 de Julio del 2013. Pasamos por la frontera de Peru y Bolivia y de ahí nos fuimos en avión a la Ciudad de México. Luego viajamos en autobús hasta llegar a la frontera de Arizona por donde atravesamos el desierto, caminamos cuatro días entre las montañas hasta que llegamos a Phoenix. Al llegar ahí fue muy difícil, porque pasamos hambre y frío. -recuerdo que estabámosmojados, luego nos pusieron en una camioneta todos apretados, así viajamos por dos días hasta llegar a Los Angeles. Ahora vivo en NY con mis dos niñas y dos niños.

Llegué aquí con una meta, trabajar, juntar dinero para sacar a mi familia adelante, en mi país hay muy pocas oportunidades. Ese es mi mayor deseo.

Mi temor ahora es que me separen de mis hijos, no tengo permiso de trabajo y migración ahora está muy difícil.

Si hubiera alguien a quien pedir algo, le pediría que nos dejen trabajar en paz porque todo lo que se gana en este país se quedá aquí.

Desde que conocí a los maristas me he sentido en familia porque ellos me han dado mucho apoyo espiritual. Doy gracias a Dios por mandar a los maristas.

Testimonios como estos los escucho frecuentemente. Por estas personas que me rodean agradezco a Diosque me guía de manera sorprenderte y atraves de tantos sube y baja, agradezco también por las personas estrella que han iluminado mi camino, por las señales que me han ido guiando. El papa Francisco ha dicho en su homilia de Navidad, “Dios nos invita a hacernos cargo de la esperanza” a ir de la mano de María.

Les invito a enviar un mensaje de esperanza, a estas señoras que frecuentan nuestra comunidad: en facebook Comunidad Marista East Harlem. Pidamos unos por otros para  que nuestros dones vayan a nuestros hermanos y hermanas que más lo necesitan.

En una ocasión dije que “algun día la fe y la alegría y yo nos sentariamos juntas a tomar un café en una calle de Manhattan”, la cita está en pie!

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