Carlos Toral Gutiérrez
El H. Provincial y los hermanos de la Provincia de México Occidental les participamos el paso de nuestro H. CARLOS TORAL GUTIÉRREZ a la casa del Padre, el día 17 de diciembre de 2012 hacia las 19:30 hs., como consecuencia de un derrame cerebral que sufrió el día 3 de este mes y complicaciones posteriores que lo tuvieron en estado inconsciente desde su ingreso al hospital.
En los últimos años, era D. Charly quien redactaba estas comunicaciones luctuosas. Extrañaremos su estilo sencillo y familiar.
D. Charly fue alumno de los Colegios México y entró al Juniorado en enero de 1942. Emite sus primeros votos en Tlalpan, el 8 de diciembre de 1945 y, luego de 2 años de Escolasticado, inicia su vida como educador y apóstol marista en las ciudades de Monterrey, Mérida y Ocotlán. En 1958 pasa a ser profesor del Juniorado y continúa su trayectoria como Formador en los Escolasticados de Querétaro y Guadalajara.
En 1969 se inicia la Comisión Provincial de Pastoral Educativa de la que D. Charly es miembro permanente junto a otros hermanos que formaron esta comisión. Por alrededor de 30 años recorrió todas las obras de la Provincia impulsando la superación educativa y evangelizadora, divulgando la pedagogía marista, redactando libros de texto, dinamizando a los laicos colaboradores como apóstoles, preparando colecciones de catecismo y sus respectivas guías, dando respuestas pedagógicas a los problemas de aprendizaje, redactando idearios y manuales de nuestras tradiciones educativas, participando como catedrático en los cursos de verano de la Normal Superior Nueva Galicia, formando equipos intercongregacionales de coordinadores de Educación, participando en Congresos nacionales e internacionales, sembrando fraternidad marista por todo el país. El último decenio de su fecunda vida continúa como miembro del equipo de pastoral educativa desde el Centro de Animación Marista: desde ahí es requerido en todas nuestras instituciones para impartir cursos del Diplomado del Educador Marista: Espiritualidad y Misión Marista, nuestras tradiciones educativas, Oración… Al mismo tiempo sigue colaborando en otros proyectos de este equipo: formación de directivos, encuentros con Coordinadores Pedagógicos, Psicólogos, coordinadores de Inglés. Investiga cuantas aportaciones encuentra en la red sobre el P. Champagnat y la pedagogía marista. Con verdadero honor le otorgaron la presea Cristo Maestro, de la OIEC. Sintetizó con excelencia la doble vertiente marista de Educador y Evangelizador.
En su paso de visita por todas las comunidades y las que le alojaron más establemente, como la última de la Casa Provincial, fue D. Charly un hermano de corazón: atento a todos los servicios que podía prestar: preparar desayuno, comprar mandado, preparar recámaras para las visitas, poner todo cuanto era, sabía y tenía, al servicio de quienes lo necesitaran. De corazón jovial, siempre dispuesto a recordar la anécdota agradable o el chiste que alegrara el momento y a tolerar las bromas de los demás. Su presencia era base firme de la oración comunitaria y ejemplo de oración personal, aunque nos confiara que todavía seguía aprendiendo a orar.
Últimamente preparaba un informe que como perito historiador tenía que presentar al comité diocesano de la causa de canonización sobre la correspondencia del H. Basilio. Soñaba diversas iniciativas y proyectos para dar respuesta a las nuevas situaciones que como instituto y como provincia estamos enfrentando. Aunque las fuerzas iban decayendo y muy a su pesar declaraba que tenía que aceptar que ya empezaba a ser “viejillo”.
Muchas otras facetas de su rica personalidad quedan por ser desglosadas. Bástenos lo escrito para esta semblanza luctuosa. Ojalá que todos recordemos las anécdotas y vivencias que de él tenemos. Su historia es digna de ser contada. Que su ejemplo siga estimulando nuestra propia vida y la de muchos colaboradores. Damos gracias a su familia y a Dios por habernos regalado a este hombre ejemplar, que también inició como niño travieso, adolescente inquieto y “chocoso”, estudiante “nerd”, peregrino en la fe como todo hijo de vecino.
Con dolor ciertamente, mas con gran paz, lo presentamos a San Marcelino y a María, nuestra buena Madre, para que ellos lo pongan en las manos de Jesús y en el abrazo eterno del Padre.
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H. Eduardo Navarro de la T.
Provincial.