2019-08-07 MEXICO

Pedro Soltero Santana

Esta mañana, 27 de junio de 2012 a  las 9:40, nuestro querido Hermano Don Pedro respondió al llamado de “Ven siervo bueno y fiel…”

Tratar de esbozar un apunte biográfico de un Hermano que ha jugado un papel tan importante en nuestra provincia no es algo sencillo.

De su boca, en varias ocasiones, supimos que su vocación fue “fruto de un robo y un asesinato”, y lo explicaba: había nacido en el seno de una familia de profundas raíces cristianas formada por Francisco Soltero y Mercedes Santana,  en una pequeña población en que la fe se reflejaba en la vida. Fue hijo único. Su papá tenía una tiendita en el pueblo. En época de desorden político unos forajidos asaltaron la tienda y no sólo la robaron sino que asesinaron a su dueño. La fecha de la muerte del papás es incierta. Unos papeles dicen enero de 1920 y otros, “antes” de 1931.

Doña Mercedes no creyó conveniente quedarse en Villa de Guadalupe y emigró hacia Tapalpa, Jalisco.

Fue en esa población serrana donde el H. Pedro Damián en una de sus legendarias visitas para buscar vocaciones que se entrevistó con el joven Pedro de alrededor de 14 años y lo invitó a hacerse Hermano Marista, como otros jóvenes de la misma población.  Don Pedro recordaba que fue él quien se encargó de pasear al caballo en que había subido el H. Pedro Damián de Sayula a Tapalpa.

Generosamente tanto su mamá como él siguieron  lo que les pareció un llamado divino.

Antes de salir a Espira-de-l’Agly, pasó, como todos los aspirantes, una temporadita en el Internado Patricio Sanz de Tlalpan.

En el Juniorado de Nuestra Señora de los Ángeles, Pedro pasa dos años 1931-1933.  En agosto de 1934 pasa los Pirineos para iniciar su postulantado en Pontós. Un año después, en la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, toma el Hábito Marista y recibe el nombre de H. Pedro Nolasco.

Es un optimista y fervoroso novicio, pero las condiciones higiénicas del lugar y algunas otras carencias hacen que el Hermanito Pedro se enferme y aparentemente se cree que es tuberculosis pulmonar. A mediados de 1935, el  Hermano Maestro, H. Luigi, redacta una carta para el H. Provincial se la entrega al Hermanito Pedro y lo embarca para México, con la indicación de que regrese a su casa.

Don Pedro regresa a México, se presenta al  Hermano Provincial, H. Leonida, pero no le da la carta del H. Luigi. En la Quinta Soledad le dan trabajos manuales y atención médica y un plus de comida.

El 19 de enero d 1936 el H. Pedro emite su primera profesión. En el mes de agosto es nombrado para la comunidad de Guadalajara y   toma un grupo de primaria de los que están a salto de mata para evitar que un inspector llegue, lo clausure e incaute la casa en donde se encuentra.

El H. Pedro tiene grandes cualidades de buen maestro y reboza de alegría y optimismo, así que tiene éxito desde el primer momento.  El H. Marcos Mora (q.d.D.g.) lo recordaba con mucho cariño y admiración habiendo sido su alumno en uno de esos grupos.

Al ver las innatas cualidades del H. Pedro para educar y llevar a los alumnos, el H. Lucien Dernat, provincial, lo nombra prefecto de los chicos en el internado del Instituto Potosino. (1941). Ese es el comienzo de 14 años como prefecto de alguna sección en el internado.

Cuando el internado emigra de San Luis Potosí a Acoxpa, D.F., Don Pedro también emigra y pasa seis años como prefecto en esa nueva institución.

En agosto de 1955 es nombrado Director del Colegio Morelos de Tepatitlán. Es el enamoramiento mutuo entre Don Pedro y la Perla Roja de los Altos.

Derrochó entusiasmo y alegría. Además de cuidar bien los aspectos pastorales y académicos, impulsó con gran fuerza los deportes, en especial el futbol.

Pero Dios le tenía otro campo a cultivar… En marzo de 1957 se enferma el H. José García González (Zacarías José), director del Juniorado de Tepatitlán y fallece el día 20.  Don Pedro entra al relevo y es director del juniorado, primero en Tepa y luego en Loma Bonita hasta 1966.

En 1967 es nuevamente director de Tepa. Su influencia no es únicamente en el colegio, se extiende a la sociedad entera por medio de la organización del futbol.

Al terminar sus seis años pasa a ser coordinador de la pastoral vocacional residiendo en una de las comunidades de Guadalajara.

Pero la R. A (región Alteña) lo atrae y se mueve por todas las poblaciones  de Los Altos. En 1978 funda el “prejuniorado” de Tepatitlán y no sólo lo tiene lleno de buenos jovencitos sino que siempre tiene “algunos en la banca” esperando entrar.  Esta experiencia la sigue durante seis años.

Actualmente tenemos excelentes Hermanos de dicho prejuniorado

Cuida mucho las relaciones con las familias de los Hermanos y de los formandos de la Región.

Está fugazmente un año en Campeche y otro en Munguía.

En 1987 es nombrado como auxiliar en el Colegio Franco Mexicano de Monterrey. Ese puesto lo conservará durante 21 años, cambiando de comunidad, según las circunstancias.

En Monterrey tanto en el Colegio Franco como en el Franco Guadalupe, mientras pudo, estuvo ayudando en la catequesis principalmente pasando sus famosas filminas Don Bosco u otras que él armaba o pedía que algún Hermano le armara.

Pero, los años no pasan en vano. Poco a poco fue perdiendo la memoria cercana, y se le presentaron otros  malestares.

El H. Provincial se vio obligado a nombrarlo para la Casa Champagnat de Morelia.

Este cambio le dolió mucho, pero como buen religioso lo asimiló.

En este 2012 poco a poco fue desmejorando y aunque estaba bien atendido no reaccionó a la medicina. Se fue al cielo, “ouch, casualmente”, en la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, él que fue siempre tan mariano.

 

Precisamente: ¿cuáles son los rasgos más característicos de nuestro Hermano Pedro?

Un entrañable amor a “la Morenita del Tepeyac”. No perdía oportunidad de invocarla, de hablar de Ella.  Un amor no menos intenso, a su vocación de Hermano Marista y en general al Instituto. Su deseo de buscar vocaciones, de acompañarlas, de atender a las familias de los formandos y Hermanos.

Un entusiasmo y alegría pegajosa. Siempre positivo, siempre sonriente, siempre buscando animar, alegrar.

Su ausencia nos deja un gran hueco aquí en la Provincia, aunque no lo dudamos, tendremos un intercesor muy interesado en la Pastoral Vocacional. ¡Descanse en Paz!

 

Redactó: H. Carlos Toral G.

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