Encuentro en Santo Domingo de Silos
Ardua tarea escribir una breve reseña de los tres intensos días de este Encuentro en Silos. Las experiencias han sido gratas y profundas, como así se ha manifestado de muy diversas maneras por los allí reunidos y al juzgar por la alegría compartida y las expresiones laudables recogidas de la mayoría de los asistentes.
Hasta 35 amigos, incluidas las mujeres, de los antiguos maristas de León, Valladolid, Ávila, Palencia, Madrid y Vizcaya. Treinta y cinco es un número que habla de la gran vitalidad del Grupo Encuentros. Nos convocamos en el acogedor hotel “Arco de San Juan”, sito a los pies del monasterio benedictino y en medio de una primaveral y exuberante naturaleza. En ese tranquilo hotel, se han vivido unas experiencias muy íntimas y sinceras y ha sido lugar de descanso, reflexión, oración y comunicación.
En ese enclave está en primer término el Monasterio, los antiguos lavaderos, el pequeño arroyo al que desemboca el manantial que allí mismo brota, el alegre, continuo y refrescante murmullo de la cascada que del pozo baja al lecho del río, el tranquilo hotel, las praderas circundantes con la subida a la ermita, al vía crucis, a la estatua de María que mirando en dirección al pueblo, le bendice constantemente, el camino hacia los huertos vecinos, los árboles que por su cantidad y frondosidad cargados en este momento con sus pequeños verdes frutos que pronto serán alimento de los humanos y de las ardillas que en esa naturaleza viven.
El sábado amaneció luminoso y soleado. Fue un gozo disfrutar el día en ese ambiente. Después del desayuno estaba programada la visita al Monasterio, principalmente a su claustro. Terminada esta visita salimos en nuestros coches hacia el pueblo de Hacinaspara admirar los árboles fosilizados, que están repartidos por el pueblo, y visualizar un vídeo en el que se presenta el origen y temporalidad de esos árboles y todo cuanto con esa fosilización tuvo lugar. La exposición fue muy instructiva y amena.
EnCovarrubias y después de disfrutar de la comida y de la compañía visitamos la antigua basílica de gótico tardío, hoy parroquia del pueblo, a cuyas puertas nos esperaba el párroco y además guía sumamente ilustrado de los tesoros que la basílica encierra.
Admiramos el claustro y la iglesia con su retablo, los altares y el “tesoro” con las piezas de arte que posee: estatuas, pinturas, tablas de Van Eyck y otra de Pedro Berruguete, custodias y vestidos litúrgicos y el famoso tríptico de la Adoración de los Reyes Magos. Maravilla de arte en madera policromada y maravilla de exposición y amenidad del guía que nos lo comentó. Salimos cautivados por lo visto y la manera de explicarlo.
El domingo amaneció fresco y brillante. Después de desayunar subimos al desfiladero La Yecla sito a 2.5 kms de Santo Domingo de Silos, en dirección a Caleruega. La Yecla es una garganta o estrecho cañón de impresionante belleza, horadada por el agua que buscando salida, ha desgastado la dura roca durante millones de años…
Más tarde llegaron los dos actos más importantes pensados al preparar el Encuentro de Silos: La visita al interior del Monasterio guiada esta vez por el P. José Luis y la Misa Mayorde Domingo. En la primera pudimos visitar lugares del Monasterio que no se suelen mostrar en las visitas normales, entre otros detalles la Biblioteca y las criptas visigótica y románica sobre las que está asentada la actual iglesia. Y comentando el segundo acto de la mañana diré lo melodioso que sonaba el gregoriano en la Misa conventual celebrada y cantada piadosa y solemnemente por los monjes.
Terminada la Misa, y en el claustro conventual delante de la estatua de María, cantamos el “Sub Tuum”, como cierre de la visita. Después tuvimos la oportunidad de charlar con DomClemente Serna, Abad del Monasterio. Su afabilidad y prudencia nos cautivó.
Era ya la hora de la comida y, terminada ésta, de la despedida hasta el próximo Encuentro.
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Pablo Villalba