Informe del Consejo de la Provincia Cruz del Sur – 12
Notas en Clave de Fraternidad – N.º 12 – 07/04/2021
Maristas de Champagnat, iniciamos esta comunicación con ustedes subrayando estas palabras del Papa Francisco.
Si no habíamos tomado conciencia de esta realidad, la hemos experimentado abundantemente en este momento histórico de emergencia universal. Nuestras sociedades se mantuvieron en pie por la acción decisiva de médicos, enfermeros y enfermeras; repositores de supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios y voluntarias, agentes pastorales y tantos otros, que comprendieron que nadie se salva solo. Y por eso mismo se dedicaron a no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Y en el seno mismo de la familia, cuántas madres, abuelos y abuelas, docentes, etc… muestran con gestos pequeños y cotidianos cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando a la oración.
El Papa Francisco, mediante su carta apostólica “Patris corde” (“Con corazón de padre”), ha exhortado al pueblo de Dios a poner en San José, sobre todo en este año, las miradas y los corazones, con motivo de cumplirse los 150 años en que fuera declarado Patrono de la Iglesia universal. Motiva diciendo: “Todos pueden encontrar en San José, -el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”.
El padre terreno de Jesús tiene valores de sobra para inspirarnos justamente en este tiempo. “El cuidó y defendió a María y a Jesús con su trabajo y su presencia generosa, y los liberó de la violencia de los injustos llevándolos a Egipto. En el Evangelio aparece como un hombre justo, trabajador, fuerte. Pero de su figura emerge también una gran ternura, que no es propia de los débiles sino de los verdaderamente fuertes, atentos a la realidad para amar y servir humildemente. Por eso fue declarado custodio de la Iglesia universal. Él también puede enseñarnos a cuidar, puede motivarnos a trabajar con generosidad y ternura para proteger este mundo que Dios nos ha confiado” (LS, 242)
Está claro que el Papa se hace voz de un clamor del planeta por “una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad” (LS,231). Y no duda en decir: “Cuando alguien reconoce el llamado de Dios a intervenir junto con los demás en estas dinámicas sociales, debe recordar que eso es parte de su espiritualidad, que es ejercicio de la caridad y que de ese modo madura y se santifica”. (id.)
Para los maristas esta propuesta no significa novedad sino confirmación. El Testamento Espiritual de Champagnat, nada menos que las palabras póstumas de un padre a sus hijos, comienza con la frase: “En presencia de Dios y bajo el amparo de la Santísima Virgen y de San José…” Para recomendar a sus hermanos en los párrafos finales: “A la devoción a María juntad la del glorioso San José, su dignísimo esposo, ya sabéis que es uno de nuestros primeros patronos”.
Lo que significó la devoción a San José para Marcelino, que portaba su memoria como segundo nombre, constituye una página muy bella de la espiritualidad del Fundador transmitida a los primeros hermanos. (Invitamos a conocerla consultando el artículo del hno. Antonio Martínez Estaún, publicado en Champagnat.org con el título “Año de San José”, el 31/3/2021)
Tendremos que hallar, los maristas de hoy, el modo propio de injertarnos en esta corriente de vitalidad e inspiración que nos viene de San José. Desde el Consejo Provincial alentamos fraternalmente a nuestras comunidades para que empiecen reconociendo, destacando y llamando por sus nombres a estos servidores de “segunda línea”, como dice Francisco, que ejercen silenciosa pero eficazmente, como el perfume de las violetas que nos identifican, la pastoral del cuidado. En segundo lugar, que desde nuestro lugar sepamos cuidar a los que cuidan. Y que San José, invocado familiarmente, siga protegiendo y contagiando su estilo de sencillez y perseverancia ante los acontecimientos de cada día, disponibles siempre para lo que Dios nos pida.