2016-12-21

La Valla fue nuestro Belén

Los Hermanitos de María celebramos en la Navidad de 2016 un doble nacimiento, el de Jesús y el del Instituto. Jesús nace en Belén y el Instituto en La Valla.

Belén, en hebreo, significa “casa del pan”. Algo así como la panadería en la que se coció el mejor pan del mundo. Belén acogió el pan bajado del cielo hecho alimento para saciar el hambre de los hombres. “Yo soy el pan bajado del cielo” Jn 6, 32. “Yo soy el pan de vida” Jn 6, 48 “El pan que voy a darles es mi carne para vida del mundo” Jn 6, 51. Los primeros hermanos, nuestros hermanos mayores, en el “belén” de  La Valla elaboraron este pan y lo compartieron.

La Valla fue nuestro Belén. Ahí nacimos como institución evangelizadora y educativa. Los primeros hermanos, como granos de trigo dispersos por aquel mundo rural de la post revolución se sintieron convocados por Marcelino y se sentaron en torno a la mesa de la fraternidad. Un padre, unos hijos, una familia. En torno a esa mesa de La Valla nació la primera comunidad marista.

Hoy, en esta Navidad de 2016, sobre la mesa de La Valla presentamos el pan de la fraternidad elaborado durante 200 años por la institución marista. Un pan bicentenario elaborado con muchos granos procedentes de numerosas diócesis del mundo. Un trigo triturado por el celo y la entrega y hecho harina de Cristo. Un pan amasado con el sudor de la misión y el agua fecundante del carisma de Champagnat.

na masa de harina fermentada con la levadura de la caridad. Un pan horneado al calor de los corazones de Jesús y de María. Pan partido en el trabajo y la evangelización, y repartido en proyectos de solidaridad.
Vengan ángeles de las fraternidades maristas del movimiento Champagnat de la Familia Marista a cantar el himno de gratitud ante este Belén por estos 200 años de fecundidad del carisma marista.

Vengan pastores y artesanos de la evangelización y la educación a ofrecer el fruto de sus esfuerzos entonando el himno de glorificación a Dios en las alturas.

Vengan hermanos y hermanas de las comunidades maristas, de las comunidades internacionales, de las comunidades en misión ad gentes, de las comunidades de inserción, de las comunidades de hermanos hoy y ofrezcan el pan caliente y tierno de la fraternidad junto con el “Gloria in excelsis Deo” de los ángeles en Belén.

Vengan chiquillos y mayores, alumnas y alumnos de las obras educativas maristas a llevar los mejores presentes al recién nacido “pan bajado del cielo” que alimenta nuestra familia marista.

Vengan hermanitos y hermanitas a cantar y bailar ante el “pan de la vida” que ha alimentado nuestra consagración durante la travesía del desierto.

Vengan todos cuantos se sienten engendrados por el carisma de Champagnat a felicitar a esta Buena Madre que nos ha parido “la carne para la vida del mundo”.

Vengan cuantos se sienten maristas de Champagnat y brinden por un nuevo comienzo de la obra marista en torno a la misma mesa en la que se comparte y se reparte el pan de la fraternidad.
¡Feliz 200 aniversario del nacimiento de la obra de Champagnat!

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Roma, diciembre de 2016
AMEstaún

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