Notas en Clave de Fraternidad N.º 13 – Informe de la Provincia Marista Cruz del Sur
PROVINCIA MARISTA CRUZ DEL SUR – INFORME DEL CONSEJO PROVINCIAL
Notas en Clave de Fraternidad N.º 13 – 08/06/2020
CONVOCADOS A RESTAURAR ESPERANZAS
Después de vivir un 2020 marcado por la incertidumbre y la readaptación constante puesta de manifiesto en miles de ensayos de emergencia, errores y nuevos intentos que conllevan un sinfín de aprendizajes, llega el momento de comenzar a cimentar una nueva época que es, sin duda, un tiempo de oportunidad.
Al celebrar en estos días el don de la vida y del carisma de Marcelino Champagnat, podemos volver nuestra mirada a su experiencia y a la de los primeros Hermanos y descubrir qué nos pueden aportar para este momento.
Marcelino Champagnat y la primera generación de Hermanos imaginaron la escuela marista y reimaginaron la educación de su tiempo, algo que nosotros intentamos hacer en el nuestro. De hecho, se aventuraron a atender a los niños del campo que nadie atendía; incorporaron a la escuela el patio, los juegos, la actividad física y las actividades artísticas (dibujo, pintura, música y canto); implementaron una forma nueva de enseñar la lectoescritura, muy disruptiva para su época… Con estas y otras iniciativas innovadoras, lograron un impacto tan positivo que, a pesar de estar
presentes en remotas aldeas entre valles y montañas, se hicieron conocidos y apreciados más allá incluso de su cercano círculo geográfico. Sin duda que todos estos esfuerzos, como los nuestros, eran un medio para restaurar algo más profundo: las esperanzas de estos niños de los que hasta entonces nadie se había ocupado. En la carta que Marcelino escribe a la Reina de Francia en mayo de 1835 manifiesta las razones principales que tuvo para fundar esta sociedad de Hermanos: Lo que vio en las aldeas del Pilat le hizo recordar su propia experiencia de niño y todos sus efectos, las
pocas posibilidades con las que enfrentaba su vida.
Hoy nos encontramos abocados a reinventar cada semana los proyectos y las acciones en los Centros Educativos Comunitarios comprometidos con sostener el vínculo con los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus familias. En las Escuelas y Colegios cerramos y abrimos burbujas, organizamos y reorganizamos la actividad presencial y la no presencial; construimos microexperiencias didácticas nuevas y diseñamos prototipos. Gastamos cientos de horas y esfuerzos a estas tareas. Así lo hizo la primera generación de Hermanos por lo que podemos ver. La pregunta que nos podemos poner, entonces, es ésta: ¿Para qué hacemos todo esto? ¿Cuál es en el fondo de todo este pulular de acciones nuestra misión marista hoy? Como en tiempos
de Marcelino, estamos convencidos de que todo esto tiene razón de ser si está orientado a restaurar las esperanzas de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes con los que interactuamos cada día. Cada uno de estos jóvenes, interlocutores cotidianos de nuestra tarea educativa, percibe a su modo la misma angustia que los discípulos en la barca en medio del mar embravecido, también sus familias y también nosotros. Y sin embargo somos nosotros quienes hemos sido convocados a restaurar esperanzas, sus esperanzas (y las nuestras).
Que la celebración del Champagnat sea una ocasión para escuchar (oír –
aprender – obedecer) y reorientar nuestra acción desde esta llamada.