2013-10-24

Universidad Católica del Uruguay hace memoria agradecida al H. Pablo Walder

class=imgshadowEl 18 de octubre, la Vicaría de la Educación de la Arquidiócesis de Montevideo, en el Aula Magna de la Universidad Católica del Uruguay, y en el marco de la entrega de los premios “Monseñor José Benito Lamas”, ha hecho “memoria agradecida” del Hno. Pablo Walder por las “huellas dejadas en las comunidades educativas de la Arquidiócesis”.

El premio lleva el nombre de “Monseñor José Benito Lamas”. Pero. ¿Quién fue este Monseñor?

Monseñor José Benito Lamas, nace en Montevideo, el 12 de enero de 1787. A los diecisiete años ingresa a la Orden Franciscana. Se dedica a la docencia en Montevideo, de donde es expulsado con el resto de franciscanos por el Virrey Elio. Se incorpora a los sitiadores.
Luego de la retirada española de 1814, se instala nuevamente en Montevideo donde es designado por el Cabildo director de la escuela. A los pocos días es llamado por Artigas para fundar la "Escuela de la Patria" en Purificación. 
Tras las invasiones portuguesas de 1816 y la caída de Montevideo de 1817 es enviado a Mendoza como Preceptor de Gramática y luego Rector. En 1823 es trasladado a San Luis donde dirige la escuela. En 1825 pide la secularización, dejando la Orden Franciscana y pasando a ser sacerdote del clero secular.
En 1830, con la independencia del Uruguay, se instala en Montevideo donde continúa con la docencia y la labor sacerdotal. Al crearse la Universidad de la República, asume la Cátedra de Filosofía. 
En 1838 Mons. Dámaso Antonio Larrañaga lo nombra Cure Párroco de la Iglesia Matriz. Hizo la Guerra Grande en el bando de la Defensa de Montevideo y en 1852 fue electo Senador.
En 1854 fue designado tercer Vicario Apostólico del Uruguay. En su preocupación por la educación traerá a las Hermanas del Huerto que, además de atender el Hospital Maciel abren el primer colegio de niñas, en 1861. 
Atendiendo a los afectados por la epidemia de la fiebre amarilla, muere víctima de esa enfermedad en 1857.

Ofrecemos a continuación las palabras que el hno. Emeterio pronunció con motivo de ese merecido homenaje al Hno. Pablo Walder.

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Hno. Pablo Horacio Walder Scheifler

Conocer y amar a Jesucristo. Darlo a conocer y amar a los niños y jóvenes en especial a los más pobres” para eso fundó Marcelino Champagnat la congregación de los Hermanos Maristas y ese es el resumen de la vida de nuestro querido Hno. Pablo.

El Hno. Pablo Horacio Walder Scheifler (Pablito para sus amigos) nace en El Redomón (Entre Ríos – Argentina) el 18 de febrero de 1943. Sus padres, Julián y Paulina, de los que nos hablará Pablo con gran cariño y admiración, cristianos curtidos en el trabajo del campo, juzgan que, al igual que todos sus 6 hermanos lo harán después, tiene que estudiar. En 1954 le encontramos ya en el pupilado que los Hermanos Maristas tenían en la ciudad de Chajarí. Ese contacto con los Hermanos despierta su deseo de ser educador- catequista como ellos. Finalizado su noviciado y los estudios de magisterio, con el título de maestro bajo el brazo, inicia, con la alegría que le caracterizará toda su vida, su apostolado en el colegio San Luis de Pando. Montevideo, El Hogar Marista, Chajaría, Durazno, Tacuarembó serán luego testigos del celo evangelizador de Pablo.

Quisiera destacar tres aspectos de la rica personalidad de este evangelizador que fue Pablo.

Pablo, hijo de la Iglesia.
Pablo Catequista marista.
Pablo educador marista

Pablo Hijo de la Iglesia.

Pablo es hijo del Concilio Vaticano II. Dado que su formación fue anterior al Concilio, tuvo que estudiar y analizar los documentos conciliares con esmero. Eso le permitió pensar, reflexionar y vivir de acuerdo a lo que, en sus largas horas ante el sagrario, había intuido qué era lo que el Señor le pedía a él como Hermano Marista, miembro de esa Iglesia renovada que había encontrado en los documentos conciliares.

Lector y estudioso de cuanto libro caía en sus manos (era asiduo visitante y buen cliente de la Paulinas…) encontró en uno de esos libros uno de los dichos de Monseñor Tonino Bello. “El Señor se levantó de la mesa, se quitó el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. He ahí la Iglesia del delantal. Ese es el único ornamento litúrgico que podemos atribuir a Jesús” Concluye Tonino Bello. ¡Cuántas veces, en nuestras charlas informales, en las que “encontrábamos” solución a todos los problemas eclesiales, Pablo me repetía: “Si todos nos pusiéramos el “delantal”, como Jesús, otra sería la Iglesia…” ¡Qué satisfacción la de Pablo, cuando en una circular del H. Emili Turú, superior General de los Maristas encontró que nos invitaba a “ser Iglesia del delantal”. Servir, pero desde abajo, de rodillas como Jesús. ¡Qué bien supo, servir, Pablo, y servir de rodillas desde abajo…! Dotado de unas habilidades manuales, ciertamente fuera de lo común, no las guardó celosamente para él, las puso siempre al servicio de la evangelización. Cultivó siempre una sincera y leal amistad con seminaristas y sacerdotes, en especial de la diócesis de Canelones, tanto es así que el día de la misa de despedida, en la iglesia de Pando, uno de los sacerdotes que concelebraba compartió con los amigos que habían venido a dar su último a adiós a Pablo: ¿“Quién de nosotros, sacerdotes de la diócesis de Canelones, no tiene en su parroquia, la sala de catequesis, los armarios de la sacristía… cuidadosa y prolijamente puestos a nuevos por el cariño y las hábiles manos de Pablo”?

Durante la Dictadura Militar, Se unirá a la Iglesia que trabaja para hacer menos penosa la estadía en las cárceles. Se confabula con El Hno. Claudio, Provincial, Para despistar a los militares. Claudio visitará a los presos y recibirá sus cartas. Pablo, hará de chasqui. Con mucho disimulo llevará y traerá las cartas de los familiares, en el Uruguay, en Entre Ríos o Buenos Aires.

A Pablo le preocupó siempre la pastoral vocacional a nivel Iglesia. Se prepara participando de las jornadas programadas por la C.E.U. con el objeto de preparar agente para el “acompañamiento vocacional”. Participa sistemáticamente en los retiros vocacionales organizados a nivel Iglesia.

pablonena

Pablo catequista marista

En catequesis, no se puede tocar de oído, me repetía, hay que formarse, hay que estudiar, leer, ponerse al día, nos lo pide la congregación, la Iglesia latinoamericana, los jóvenes. El año 1983 lo pasa en Buenos Aires siguiendo los cursos del ISCA (Instituto Superior de Catequesis) A partir de esa fecha le encontramos, en todos los centros educativos donde desarrolló su celo evangelizador, además de las otras responsabilidades (director, administrador…) como catequista o coordinador de Catequesis. En Chajarí crea, acompaña, con su típica alegría, los grupos que él llamó “familias catequistas”. Lee, si informa, analiza los textos de catequesis y en Chajarí adopta los textos que había publicado el “Oficio catequístico del Uruguay”. Al Obispo de Concordia, Monseñor Gestner, gran amigo de Pablo, le llegaron quejas sobre esos textos. De visita por el colegio, Monseñor aprovechó para indagar algo sobre esos textos de catequesis.
– Che, Pablito, tal era la confianza que se tenían. ¿Qué textos de catequesis estás usando en secundaria?
– Los de siempre, Monseñor, los Evangelios…

En el Hogar Marista, en Tacuarembó, tiene que partir de cero. Prepara la infraestructura, sala acogedora, flores, adornos. (Sus habilidades al servicio de la catequesis) Mediante textos evangélicos muy bien seleccionados, su alegría y buen humor realiza el primer anuncio a esos niños que escuchan hablar de Jesús por primera vez.

Pablo educador marista

“Para educar a los niños y los jóvenes, hay que amarlos, y amarlos a todos por igual.” Fiel a esta máxima del fundador de los maristas, Pablo ama tiernamente a los niños, en especial a los más débiles. No sólo les quiere, sino que se lo demuestra a cada instante. Está con ellos, juega, se divierte, ríe, su buen humor les contagio, pero es exigente con ellos. Tanto en el Hogar Marista como en Tacuarembó encuentra que la agresividad, tal vez fruto de lo que viven en sus casa, campea como reina… Pablo es consciente de ello. No les deja nunca solos, está con ellos, hace acto de presencia amorosa, interviene en los conflictos… siempre con alegría y buen humor, haciendo patente su amor y aprecio, en especial al más débil. Pone sus habilidades manuales al servicio de esos niños alegres y felices, pero agresivos. Y como en su barrio (barrio Godoy) no disponen de juegos infantiles, con sus propias manos “fabrica” hamacas, toboganes, 

pablow

jaulas, laberintos… ¡Pocos meses antes de morir, con qué satisfacción y alegría me comentaba los pormenores de la 

Pablo, tanto como maestro, director o encargado de las finanzas, siempre demostró una sensibilidad muy especial hacia los niños más difíciles, aquellos que presentaban más dificultades ya sea en el comportamiento como en el estudio.confección de los juegos, mientras contemplábamos cómo los niños disfrutaban de ellos!…

Pablo falleció el 14 de febrero último, víctima de un fulminante cáncer de páncreas. Ojalá que el ejemplo de su vida de entrega alegre e incondicional a la evangelización fructifique en numerosos testigos y misioneros del Evangelio.

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18 de octubre de 2013

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