2010-12-02

H. Luis Manuel – Ante mi profesión perpetua

H.Galería de fotosA mediados de 1998 me encontraba en la Universidad. Recuerdo que mi papá, meses antes de fallecer, me preguntó directamente si era cierto que quería ser hermano. En ese momento le dije que no estaba seguro y que lo estaba pensando. Guardo con cariño el final de ese diálogo: soy tu papá, y si haciéndote hermano vas a ser feliz aquí estoy y ahí estaré apoyándote. Meses después, al decidir entrar a la congregación y comunicárselo a mi mamá, recuerdo que sus palabras fueron similares. Comprendo que fue duro, pues para ella fue una doble despedida: mi papá y yo. Parto de esta experiencia porque me habla de libertad y este día, casi 12 años después, puedo decir que en mi familia fui educado en la libertad y en el deseo de buscar y soñar es algo que hoy quiero agradecer.Veo hacia atrás y lo primero que percibo es la fidelidad de Dios en mi historia, una fidelidad presente en diversos rostros y vivencias, desde los hermanos que conocí en Santa Ana en mi vida escolar, hasta los rostros de varios jóvenes que han ido habitando en mi interior todos estos años; jóvenes que me han hablado de mi deseo de amar, de ser presencia y escucha, de ser hermano por Dios y por ellos y ellas, tal y como Marcelino Champagnat lo soñó.La expresión ?perpetuidad? puede sonar fuerte. Varios jóvenes del LS me han preguntado si estoy seguro. Mi respuesta ha sido que no puedo negar que he vivido momentos de duda y oscuridad, pero que en medio de todo me siento feliz de ser hermano y creo que Dios me sigue llamando a ello, con todo lo que soy, desde mi humanidad y fragilidad. ?Perpetuidad? me habla de ?un gesto?, de compartir que me siento amado por Dios y que esta experiencia me invita a amar, a darle sentido a mi vida y ese sentido lo he encontrado en este estilo de vida: ser un pequeño hermano de María. Ella, nuestra Buena Madre, me habla de búsqueda y camino, y hoy, con ella, quiero cantar como en su Magníficat que Dios hace maravillas en mi pequeñez, en mi fragilidad. No sé qué es lo que viene y a veces surgen el miedo y la inseguridad. María también lo vivió y me anima a estar y permanecer en la alegría y en la prueba, a creer y confiar en Dios. Concluyo con unos versos de un poema que leí hace mucho tiempo y que refleja lo que en estos momentos de mi vida siento: Señor, no soy héroe de mil batallasNo soy santoSoy un hombre frágil y pequeño,Pero, en mi pequeñez quiero entregarte una sola cosa:Mi capacidad entera de amar.

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