Mexique (école privée et changements sociaux)

H. C. Martínez Lavin

05/Nov/2010

 LA EDUCACION PRIVADA Y EL CAMBIO SOCIAL EN MEXICO.

Présentation objective des efforts considérables réalisés par le Mexique du point de vue économique (6% de progression constante chaque année) mais aussi le scandale des différences de fortunes (la moitié des salaires mensuels inférieurs à 40$ par mois).

L'Etat se charge de plus en plus de la scolarisation. Le privé ne garde plus que 12% des effectifs.

Le temps moyen de scolarisation réelle reste très faible: 2 ans (USA: 14 ans en 1975); mais l'Etat équipera de mieux en mieux les écoles, et le privé ne peut suivre qu'en haussant les scolarités, donc en se limitant à une clientèle riche.

Le moment historique lance un défi à l'école chrétienne: elle aussi doit passer d'un christianisme de conquête à un christianisme de primitive Eglise.

D'où objectif: que l'école chrétienne crée une communauté personnalisante, forme des passionnés du bien commun, garde le maximum de contacts avec l'éducation nationale, mais pour rénover celle-ci, fasse vivre en son sein la liberté et la charité évangéliques, et elle gardera toute sa valeur.

Ni ataraxie, ni volontarisme, mais praxis révolutionnaire, à partir d'une réserve évangélique.

The objective presentation of considerable efforts made by Mexico, from the economic point of view, shows that a 6% progress has been made every year; but there are unfortunately vast differences in the wealth of the people (half of the monthly salaries are less than $40 a month).

The State more and more controls education. The private schools have only 12% of the pupils.

The average time given to real education is very meagre—2 years ( the United States, 14 years in 1975). The State will equip more and more its schools, but private schools can compete only by increasing the duration of studies. This limits their efforts to the children of the wealthy.

The aim is that christian education should create a personalizing community, work earnestly for the common good, and maintain the closest contact with the national education; but to renew the latter, liberty and charity should dwell in its heart, in the spirit of the gospels.

Neither indifference nor willingness to accept anything is helpful, but readiness to accept change in accordance with the spirit of the gospels.

 

I. – Descripción del momento histórico del México contemporáneo.

 Estas líneas son escritas una semana antes de que se dé la « primera patada » que pondrá en marcha el IX campeonato Mundial de Fútbol. México vuelve a convertirse en centro de atención para 500 millones de espectadores — ya lo había sido en 1968 con motivo de las Olimpiadas — que seguirán paso a paso el desarrollo y peripecias de la « guerra sobre el césped ».

 

A. – México: País en etapa de acelerado despegue.

Esta circunstancia no ha sido desaprovechada por aquellos que afirman que el país ha entrado definitivamente en una etapa de « Acelerado despegue1 ». En tanto que la mayor parte de los países latino-americanos se debaten en luchas prerrevolucionarias, nuestra Revolución celebra ya sus bodas de oro. Los logros están a la vista: 1) Producto Nacional Bruto de 27,000 millones de dólares (superior al de Suecia)2. 2) Tasa de crecimiento sostenida durante casi treinta años del 6% (Muy pocos países pueden mantener este ritmo en períodos semejantes: Japón, Rusia). 3) Construcción de una red de comunicaciones que ha roto parcialmente el aislamiento y ha adornado la orografía del país con obras arquitectónicas de singular belleza y audacia. 4) Creación de una infraestructura económica relativamente sólida (carreteras, presas, electrificación). 5) Sustitución de importaciones de bienes de consumo, diversificación de exportaciones, incipiente industrialización. 6) Reforma Agraria que aunque no ha resuelto el problema del campo, sí ha repartido la tierra en un proceso que costó sangre al principio, decisión después y que últimamente se ha anquilosado3. 7) Progresos en la esfera de la Salud Pública, edificación de lujosos hospitales y clínicas de Seguridad Social para el pueblo. 8) Difusión masiva de educación (En 1910 el 78% de la población era analfabeta, hoy solamente el 28% no sabe leer y escribir; hace 50 años se destinaban 52 millones de pesos anuales a educación, en la actualidad esta suma es consumida cada 48 horas4. 9) La moneda es dura (más de quince años sin devaluación) el sistema Bancario es fuerte (solo tres países han obtenido mayores créditos del Banco Mundial de 1951 a la fecha; Japón, Israel y Pakistán). 10) El ingreso per cápita es de 566 dólares y se pronostican para 1975, los 800 dólares anuales. (Cifra que tenían Francia y Alemania al finalizar la segunda guerra mundial)5. 11) La estructura política es estable (Después de un período de vida independiente en que el país fue gobernado por 91 presidentes en 100 años; cumplimos y en medio siglo sin golpes de Estado6.

Todos estos datos pueden resumirse así; la Revolución Mexicana iniciada en 1910 es responsable de la aparición de una clase media y una clase capitalista. El Viejo sueño de los liberales mediados del siglo XIX, parece haberse realizado: al fin México es un país moderno, la «Revolución sin sangre» está en marcha.

Sin embargo, si nos acercamos al cuadro con curiosidad, la brillante y pomposa de un país en etapa de «acelerado despegue» se desvanece y da paso a zonas grises y sombrías que el perfil macabro del «capitalismo subdesarrollado7 ». México sigue siendo un país de escandalosas desigualdades y espectaculares contradicciones.

 

B. – México: País capitalista subdesarrollado.

El rostro hasta ahora descrito corresponde a la mascara con que irrumpe el «capitalismo subdesarrollado» al país periférico. El «desarrollo » de este capitalismo no corresponde a lo que la palabra significa: «extender lo arrollado», «desplegarse», más bien estructura yuxtapuesta y postiza que desgarra y oprimí. El verdadero rostro del México actual es macilento y ambiguo, al igual que de todos los países colonizados que han sido explotados primero por el librecambismo y después por el imperialismo; la única excepción a esta regla son los países «vacíos» en donde la metrópoli no ha encontrado gente a quien explotar8.

Muchos de ellos padecen al igual que México: 1) Un sistema tributario defectuoso y regresivo; complaciente con las clases altas y que tiene su principal fuente de recaudación en el impuesto indirecto (En tanto que en Inglaterra el sistema fiscal disponía el México la cifra correspondiente era el 11% en 1968). 2) Un sector publico con hondas raíces de deshonestidad y aliado con grupos de poder privados a quienes sirve y fortalece, este proceso se ha venido acentuado a partir del año 1940. 3) Una creciente descapitalización fruto: a) de la dependencia financiera, de las 400 empresas más importantes que tienen el 70% del total de ingresos, el 54% es de control y fuerte participación extranjera9; b) de la dependencia tecnológica que compra patentes, e investiga para la metrópoli (el jeep llega a America como resultado de la guerra, no como respuesta a necesidades local), otro aspecto de la dependencia tecnológica es la fuga de cerebros o el « Bracerismo intelectual »; c) de la dependencia comercial, que se da por la vinculación del sector agropecuario e industrial al sector exportador. Es éste el que fija los precios, decide los niveles de producción y los campos de investigación. Todos estos factores hacen difícil el proceso de ahorro; y sin ahorro — acumulación de capital — ni una miscelánea prospera. A esta triple dependencia habría que sumar el « efecto demostración » practicado por los grupos de poder locales — imitación de comportamientos dispendiosos observados en los centros metropolitanos —, viajes, residencias, artículos de consumo10. 4) Una dependencia cultural que importa libros, revistas, películas, programas de TV, modas y normas de conducta y que constituye un auténtico colonialismo mental11. 5) Una industrialización artificial que nunca logra absorber a los migrantes agrarios y genera enormes sectores urbanos marginalizados y subocupados (limpiabotas, papeleros, vendedores de boletos de lotería, cuidadores de automóviles etc.) en donde el pandillerismo y el vicio encuentran clima propicio para florecer. En el último censo nacional la mitad de las familias mexicanas vivían en casas de un solo cuarto y tenían ingresos mensuales inferiores a 40 dólares12. Hay 8 millones de mexicanos que viven en poblaciones de menos de 500 habitantes y para quienes no hay esperanza de redención a corto plazo; son los auténticos marginales, aquellos que no producen nada para la economía del país — viven en un régimen de infra subsistencia — que de morir mañana, en nada alterarían las cifras de productividad consignadas por la ONU. 6) Un sistema político que sin tener la rigidez de otras naciones latino-americanas mantiene un régimen de excepción en beneficio de un grupo. El movimiento estudiantil de 68 da buena cuenta de esto. No tuvo los caracteres radicales de otros sitios, — fue simple y llanamente un movimiento reformista democrático, contaminado desde luego, — que buscaba abrir los cauces del país a una mayor libertad y dignidad —, terminó en represión feroz, quizá las más feroz de las aplicadas a los movimientos de ese año, 325 muertos el 2 de octubre; de acuerdo con las estimaciones hechas a posteriori y en un plan de objetividad por el diario « Le Guardian ».

Al llegar a este punto creo que ha quedado claro la verdadera imagen de México: un resorte que crece por la punta pero permanece fijo por la base. O el México desarrollado absorbe e integra al explotado, o éste por el simple peso muerto que significa el crecimiento demográfico terminará estrangulando al primero. En un principio fue imperativo el desarrollo económico, ahora para que éste prosiga es imperativo el desarrollo social. Y es esta última frase la que plantea a los educadores una formidable tarea: despertar vocaciones para el desarrollo, ser propulsores del cambio social. Un desarrollo y un cambio que no pueden copiar los modelos de la Metrópoli. México al igual que Latinoamérica es bien consciente de esto, buscar la carrera al desarrollo por esta ruta, sería mera prisa de condenarse. Quizás sea esta situación la que haga prevalecer en el ambiente — universidad, y grupos de aspirantes a Intelectuales y políticos realmente concernidos —, ese sentimiento tan interesante de vivir un momento histórico excepcional que reclama los mejores esfuerzos en imaginación y creatividad para liberar a los casi 300 millones de latino-americanos, de ese círculo dinámico de dependencia estructural y de miseria que ahoga y enajena. He aquí la gran tarea; concebir modelos de desarrollo viables, menos inhumanos y costosos y todo esto en un plazo perentorio: ni amalgama sentimental y ficticia de capitalismo y comunismo, ni miopía escrupulosa que niega validez a toda idea que se origina en la escuela opuesta.

En el diseño de esta « tercera posición » se halla comprometido el científico social latino-americano, el camino que ha escogido es el de provocar deliberadamente la « contaminación » de los dos grandes modelos teóricos hasta hoy practicados, a fin de llevar el conflicto al terreno de lo consciente y allí denunciar sus vicios, exaltar sus virtudes y postular sus posibilidades. El educador no puede ser ajeno a esta empresa. Al investigador corresponde empeñarse en el diseño del modelo; al educador toca iniciar la aventura de despertar conciencia en torno al mismo, difundir sus perfiles y aglutinar voluntades.

 

II. – Descripción del momento educativo del México contemporáneo.

El « Capitalismo subdesarrollado en etapa de acelerado despegue» se refleja en el campo de la educación propiciando tres cambios fundamentales por lo que toca a las relaciones escuela privada y Estado: 1) La educación en manos de particulares pasa a manos del Estado. 2) La educación de carácter selectivo se convierte en educación de carácter popular. 3) La educación de signo religioso, es sustituida por una educación de signo laico13.

 

A. – La educación en manos de particulares pasa a manos del estado.

Este proceso que se inició en Prusia el año de 1762 se ha hecho universal. La educación al igual que los transportes y la salud han pasado a ser considerados como servicios públicos, que sólo pueden ser manejados con eficiencia por el Estado. A esta razón histórica se añaden otros argumentos « desarrollistas » que ven en la instrucción el factor más apto para acelerar el crecimiento. Mucho se ha ponderado la rentabilidad económica, social y política de la educación14. Ya desde 1948 la UNESCO declaraba que « el dinero que se invierte en educación resulta probablemente tan productivo como el que se destina a las inversiones en capital tangible ». Últimamente la OEA y la Alianza para el Progreso han recomendado a los países latino-americanos que destinen un 4% de su PNB al renglón educativo, en la sociedad actual la máquina no puede ser confiada a un analfabeto. Los partidarios de la revolución y la guerrilla también conceden singular importancia a la educación como medio para formar los cuadros dirigentes y combatir la enajenación. Los primeros pregonan las ventajas de la educación como agente reestratificador, promotor de capilaridad social, multiplicador de la productividad, etc.; los segundos ponderan las virtudes que ésta posee para denunciar vicios e ideologías falsas y crear hábitos de trabajo y solidaridad social. Todos están de acuerdo en que el «desarrollo es imposible si a él no contribuye la educación ».

Es interesante comprobar que la teoría encuentra confirmación plena en los hechos: EL CAES de Perú, el « desarrollo abierto » de Israel y el « cerrado de Japón », el « milagro » alemán, el « hombre nuevo » de Cuba, el « crecimiento espontáneo de Estados Unidos » y el « planificado » de la URSS han concedido a la educación un lugar privilegiado dentro de sus programas.

Sin embargo, la política « educacionista» — difusión masiva de escuelas por parte del Estado — es un arma de dos filos: lo mismo puede ser instrumento de uniformidad despersonalizante que ponerse al servicio de una concientización liberadora. ¿Qué significado tiene obligar al estudiante a sufrir una escolarización de 16,000 horas como ocurre en los países altamente industrializados, si el precio que tiene que pagarse por ello es sacrificar la posibilidad de disidencia y fortalecer así una de las caras de la esquizofrenia del « capitalismo subdesarrollado en etapa de acelerado despegue15 », que convierte al país en gigantesco mausoleo — se multiplican los monumentos a la Revolución —, o en tribuna de monólogo en donde sólo la palabra oficial es proclamada.

El educacionismo como herramienta de tecnificación masiva, de canonización del esfuerzo personal individualista, de mecanismo protector de la sociedad que lo produjo, de gesto mágico que genera progreso, debe ser desterrado. Si el «educacionismo » cierra las puertas a la Crítica, pierde su carácter desarrollista. Es la crítica como posibilidad de libertad, y exhortación al cambio, la que confiere a esta política su signo liberador.

Dentro de esta perspectiva, el desafío al que se enfrenta la escuela privada mexicana aparece bien claro, su participación dentro del sistema educativo nacional es cada día inferior, sólo 12 alumnos de cada 100 hacen sus estudios en ella16. Esto no constituye motivo de aflicción, lo que si constituiría motivo de pena, sería ver despeñarse a la escuela privada, por alguno de los abismos que tiene que sortear toda minoría en estado decreciente: el « hermetismo » que busca en la autocontemplación una seguridad que no le da su proporción numérica, o el « fariseísmo » que se sirve de la autosuficiencia y la vanagloria para fines parecidos. En cualquiera de los dos casos la escuela privada abandonaría su vocación crítica y cometería asimismo un suicidio ontológico. En efecto, ¿en base a qué razones podría alegar la legitimidad de su ser y existir?

Este planteamiento obliga a la escuela privada mexicana B revisar sus métodos de trabajo, laborar con grupos de 60 alumnos no es pedagógico ni conscientizador. Más bien parecería acercarse esta estrategia al modelo que ve en el record y en la cifra un criterio importante de gobierno. Es cierto que las necesidades intelectuales del país son ingentes: el promedio de escolaridad del mexicano es sólo de 2 años, el Estado de Nueva York habrá alcanzado para 1975 un promedio de escolaridad de 14 años; sin embargo, el problema del « capitalismo subdesarrollado en etapa de acelerado despegue » no reclama la fabricación industrial de piezas que vayan a incorporarse al sistema, sino conciencia racional que sepa situarse frente a la realidad para cambiarla; y esto supone calidad antes que cantidad.

Las reflexiones expuestas en este apartado, en ningún momento pretenden establecer la ecuación: escuela pública — masificación, escuela privada — concientización, simplemente quieren destacar la importancia fundamental de una actividad liberadora en ambos sistemas.

 

B. – La educación de carácter selectivo se convierte en educación de carácter popular.

El problema de la escuela mexicana es mucho más complejo. Si sólo se tratara de un acto de voluntad para eludir las presiones masifica-doras, la solución sería relativamente simple. Pero no es un asunto de « voluntarismo » el que enfrenta la escuela privada, sino un asunto « estructural17 ». Esta está obligada a trabajar en un marco de condiciones adversas que parecen atraparla primero y domesticarla después.

Las sumas que el Estado destina a educación son cada día mayores, esto ha provocado como consecuencia el mejoramiento del servicio que ofrece la escuela pública — laboratorios, bibliotecas, equipos deportivos, cuadros auxiliares, material didáctico, calidad profesional del personal docente, etc. Así la escuela privada parece quedar atrapada en un callejón sin salida: si quiere competir con el Estado debe elevar sus cuotas y en esta forma se obliga a recibir en sus aulas a un sector de la población cada vez más privilegiado: la clase alta, alta; que lejos de estar en contra del sistema, es su más acérrimo defensor; son ellos 'los que disfrutan de sus beneficios, y los partidarios de la estabilidad « a outrance ». Si por otro lado quiere servir a las clases populares, su futuro es la incompetencia primero y la desaparición después.

Por otro lado abunda el número de padres de familia que ven en la escuela privada un « bien simbólico » que les permite manifestar la posición económica y social alcanzada y están empeñados en convertir a ésta, en institución que custodie, certifique y adoctrine.

Cada uno de estos tres verbos supone una serie de presiones que se ejercen sobre la institución — condecoraciones, entretenimientos, sistemas disciplinarios, control ideológico, funciones de exhibición etc. — que nuevamente alejan a la escuela privada de su vocación liberadora.

La solución no es nada fácil. A corto plazo es imposible cambiar esta situación estructural. A largo plazo la única salida posible es el subsidio gubernamental. Aquí hago un paréntesis para señalar que la defensa que se hace de la escuela privada no nace de una necesidad grupal de supervivencia — ¿qué harían los Hermanos Maristas si ésta desapareciera? — sino de la misión insustituible que está llamada a cumplir en todo sistema educativo. Un vistazo al panorama mundial confirma esta tesis. Japón, e Inglaterra han visto sus estructuras educativas robustecidas con una política favorable al desarrollo de la escuela privada.

Una conclusión sin embargo, parece imponerse, en la medida en que la escuela privada eleve sus cuotas, verá pobladas sus aulas por sectores cada día más privilegiados y en consecuencia aumentará la probabilidad de verse manipulada para los fines anteriormente descritos. Si por otro lado, logra elaborar sistemas de inscripción que den trato preferencial a las clases medias y bajas, la probabilidad de incrementar la autenticidad de su vocación para el desarrollo se verá fortalecida.

En efecto, es en las clases medias en donde la dosis de inconformidad alcanza mayor peso específico. Esta situación es explicable por la « incongruencia de status » atribuciones sociales considerables (prestigio, participación en grupos intermedios y, en la información y comunicación), condición económica mediocre (salarios modestos) e influencia política nula. Esto explica el porqué de la inconformidad; buscan una nivelación económica y política en relación a su posición social.

Las reflexiones presentadas no pretenden hacer universal el principio de que es la condición económica la que determina la conciencia. Todo monocausalismo peca de miopía. Sin embargo, desconocer el valor infraestructura! de la riqueza también sería miopía.

El desafió que aquí encara la escuela privada — a largo plazo — es burlar esa situación estructural compulsiva y tendenciosa tan hábilmente manejada por ciertos grupos de poder, y mantenerse en un campo de independencia que sea semillero de vocaciones para la apertura y el cambio.

 

C. – La educación de signo religioso es sustituida por una educación de signo laico.

México no ha sido ajeno al proceso de secularización que ha envuelto al mundo del siglo XX. Se trata de un proceso de signo positivo que ha sido rápidamente recogido por la mayor parte de los Estados que forman el mundo Occidental. La « secularización » no es el sectarismo antirreligioso que persigue la « muerte de Dios » sino el fruto de una reflexión profunda sobre el ser del hombre, sobre el respeto que merece su dignidad y sobre el amor que debe profesarse a la verdad. Es el reconocimiento de que lo profano tiene una autonomía y consistencia propias.

La política educativa mexicana ha incorporado a la escuela pública esta corriente bajo el nombre de laicismo, pero con caracteres muy específicos que lo alejan del modelo arriba descrito. Se trata de un laicismo anticlerical suspicaz y agresivo. Este hecho encuentra explicación en el desarrollo histórico del país. La Historia eclesiástica de México — hay que decirlo con lealtad — se ha identificado con la « reacción », excepción hecha del trabajo misionero del siglo XVI y algunos momentos en la lucha independiente de principios del XIX. Las tres grandes revoluciones mexicanas: Independencia en 1810, Reforma en 1857 y Constituyente en 1910, han sido consumadas y frustradas con las simpatías de la Iglesia.

El resultado es el siguiente: la escuela privada, casi toda ella dependiente de la jerarquía eclesiástica está separada de la escuela pública por una barrera emocional que distancia y siembra sospechas. En la Secretaría de Educación Pública, la escuela privada es considerada tentáculo de la «reacción» que hay que destruir. Para los particulares, la Secretaría de Educación Pública es esa oficina burocrática y molesta que fiscaliza y hostiga.

Todos estos hechos han motivado que el laicismo manejado por la escuela pública sea un laicismo « imperativo » y no un laicismo « optativo » que da educación laica a quien la quiera laica y oportunidades de educación religiosa a quien la quiera religiosa. La respuesta a la pregunta más profunda que se formula el hombre: nacer ¿para qué? no puede ser abordada en el recinto escolar. El Evangelio como palabra que ilumina la marcha de las civilizaciones no puede ser proclamado.

Y así aparece el tercer desafío que se plantea a la escuela privada mexicana en su sector católico. Hablar un lenguaje nuevo, más que retórico, existencial; un lenguaje que evidencie el potencial explosivo del cristianismo y su aptitud para promover el cambio y despertar vocaciones para el desarrollo, realmente comprometidas en la tarea de « hacer al hombre ».

Nadie pondrá en tela de juicio la misión de la escuela privada si ésta logra rejuvenecerse. Esta tarea se presenta con un carácter especialmente urgente y atañe directamente a nuestra vocación de educadores que no termina delante del grupo de alumnos que asiste a nuestras escuelas sino que se extiende a toda la juventud de México. De nuestra actitud cerrada o abierta depende, el hermetismo o la apertura de la escuela pública a una labor de macro catequesis que desde luego no pretende ser avanzada de conquista sino simple proclamación de la palabra evangélica al servicio del desarrollo.

 

III. – Conclusiones, un drama y un reto.

Este apartado es una breve conclusión lógica a las ideas anteriormente esbozadas. Parece fuera de duda que el « capitalismo subdesarrollado en etapa de acelerado despegue » sitúa a la escuela privada frente a un proceso de universalización de la educación que la reduce a condiciones de minoría, 2) frente a un proceso de popularización de las oportunidades escolares que parece atraparla dentro de una estructura burguesa y, 3) frente a un proceso de secularización de la enseñanza que reclama de ella sus mejores energías para abandonar un cristianismo de conquista y tomar los caminos del cristianismo primitivo.

Todos estos caracteres revisten perfiles de « drama» — utilizo la expresión de Medellín18 — porque la misión de la escuela privada como posibilidad de fermento revolucionario y de fuerza contestataria parece imprescindible en la sociedad actual.

Por otra parte se habla de un « reto » — nuevamente me remito al texto de Medellín — porque sólo cambiando la escuela privada encontrará argumentos para legitimar su existencia en un futuro próximo. La escuela privada que México necesita, es una comunidad densa, profundamente personalizante que ofrece el sentido auténtico del hombre y de la historia, que permite a aquél situarse ante el mundo y escrutar el mensaje misterio del acontecimiento. Es una escuela que forja personalidades consistentes, equilibradas emocionalmente, socializadoras, creativas, entusiastas, gestoras apasionadas del bien común, dotadas de una singular capacidad de denuncia profética, con gran clarividencia para seleccionar fines y afinada sensibilidad para elaborar medios, y sobre todo esto trabada con un sistema educativo nacional al que rejuvenece y dinamiza. Si además de esto logra funcionar a la manera de célula evangélica, — en el caso de la escuela marista — donde se vive la libertad y la caridad, donde la palabra de Dios y la palabra del hombre se fecundan recíprocamente, pletórica de contenido por Alguien, y comprometida con la comunidad en donde está ubicada, desaparecerán las posibles dudas acerca de la legitimidad de su existencia.

La escuela privada mexicana si realmente quiere transformarse tendrá que eludir dos escollos: la « ataraxia », estado de ecuánime insensibilidad de los estoicos, y el « voluntarismo », sueño romántico, hecho de decisión heroica y abstraída de la realidad. La tarea es difícil, necesitará de grandes dosis de « praxis revolucionaria » y de « reservas evangélicas » para atisbar el futuro y plantear alternativas de solución.

                                    H. C. Martínez Lavin
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1 La expresión esta tomada del libro muy conocido de W. W. Rostow. Las etapas del crecimiento económico FCE; que postula 5 fases para el proceso de desarrollo de un país: tradicional, impulso previo, despegue, madurez, alto consumo.

2 Antonio Campos Salas, ministro de la SIC en Excelsior. Viernes 12 de septiembre 1969.

3 Para mayores datos sobre este problema ver Neolatifundismo y Exploración Rodolfo Stavenhagen. N.T. 1969.

 

4 (s) México en Cifras. Banco de Londres y México. Departamento de Estudios Económicos 1969.

 

5 (7) Ibídem.

 

6 (8) Bravo Ugarte José. Historia General de México. Apéndice.

 

7 (9) Utilizo la expresión categorizada por Alonso Agilar Monteverde en sus libros «Dialéctica de la Economía Mexicana». Nuestro tiempo 1968 y teoría y política del Desarrollo Latinoamericano del mismo autor. NUAM 19

 

8 10°) Para ampliar estas ideas cfr. Oswaydo Sunkrl: El marco Histórico del proceso del Desarrollo y Subdesarrollo. Apuntes mini Desarrollo de Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, Chile 1967.

 

9 (11) Ceceña José Luis. El Capital Monopolista y la economía de México. Cuadernos Americanos. 1963.

 

10 12) Todos estos conceptos son ampliamente tipificados por los libros de Alonso Aguilar arriba mencionados y por el Desarrollo Económico de Raymond Barre, FCE. 1958.

 

11 13) Ver el Capítulo de González Casanova, Pablo, sobre el Poder Nacional y el Factor de Dominio en La Democracia en México. ERA. 1963.

 

12 (14) Censo Nacional de Población y Vivienda 1960. En González Casanova, Pablo. Ensayos sobre las Clases sociales en México nuestro Tiempo.

 

13 C5) Algunos estudios que podrían arrojar más luz sobre estos puntos son Fitzpatrick Joseph P. Educacional Planning and Socio-económico Development in Latín America. Sondeo No. 9. CIDOC. Cuernavaca 1969.

 

14 (") Latapí, Pablo. La Educación en México. CIAS. 1969.

 

15 (") Cfr Muñoz B. Jorge. Análisis Estadístico de la enseñanza privada. México. CEE Julio 15 1968.

 

16 (") El concepto lo tomo prestado de la corriente estructuralista que ve en la estructura « el análisis interno de una totalidad de elementos, las relaciones entre estos elementos y su disposición, así como el sistema de relaciones que guardan entre sí. La estructura es en suma, el armazón, el esqueleto del objeto, lo que permite distinguir lo esencial de lo accesorio». Pouillon, Jean. Problemas del Estructuralismo. S. XXI, pag. 2.

 

17 (") El problema de la « domesticación» de la escuela en general es analizado por Ivan Illich en « The Futility of Schooling in Latin America ». Saturday Review. Abril 20 1968.

 

18 20 Medellín. Documentos sobre educación. La Iglesia en la actual transformación de America Latina a la luz del Concilio Vat II. Conferencia des Episcopado Latino-americano, p. 91.

 

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