2017-09-17

Jóvenes para tocar los sueños

H. Aureliano García, Marista

Encuentro del XXII Capítulo General de los HH. Maristas con los jóvenes >>

Eran 25 pero representaban a miles. Eran latinoamericanos, pero en sus ojos se adivinaban los colores de todas las banderas. Llevaban mucho tiempo preparando este encuentro y recogiendo inquietudes y expectativas de jóvenes maristas de todo el mundo, valiéndose de mensajes grabados en video.

Aún resonaba en nosotros el eco de las palabras que nos dirigió el Papa Francisco hace unos días en Medellín: “¡Dejad de responder a preguntas que ya nadie se hace!”. Por eso y porque llenan nuestra vida de sentido, cuando los jóvenes entraron en la sala capitular, en nuestro corazón les estábamos ya esperando. ¡Y deseando escucharles!

Entraron y empezaron. Nos hablaron, denunciaron, propusieron y ofrecieron. Así fue un encuentro con jóvenes para tocar los sueños:

ENTRARON como quien entra en su casa, dispuestos a hablar de tú a tú. Por primera vez en la historia de los Hermanos Maristas un grupo de jóvenes compartía y dirigía un día entero de un Capítulo General. Por primera vez una mujer coordinaba una sesión capitular. Por primera vez también, 79 capitulares y 17 invitados de todo el mundo se fundían con los jóvenes en cantos y bailes al ritmo de los sueños. No era un gesto de cara a la galería, no era un guiño a nadie ni a nada. Era, sencillamente, la expresión de una realidad que ya se vive en el mundo marista.

Y EMPEZARON los encuentros…. de dos en dos, en grupos pequeños, en gran asamblea, con un mensaje escrito y con palabras espontáneas, con mil preguntas, diálogos y conversaciones pausadas, con música y bailes …. De mil maneras para expresar su vida, su visión del mundo. De mil maneras para pintar sueños de futuro y novedad.

NOS HABLARON de su mundo, de una realidad juvenil sometida a la cultura de la muerte y de una sociedad donde la guerra mutila sus sueños y aspiraciones. Una realidad en progreso y evolución, sin duda, pero también con unas dinámicas que a menudo les hace sentir como esclavos en un mundo que se proclama libre.

DENUNCIARON la falta de compromiso de las instituciones en el cumplimiento de los Derechos humanos, convertidos en una utopía que se ha quedado solo en el papel. Nos denunciaron a nosotros, Hermanos Maristas, que nos hemos alejado de su mundo vital y hemos ignorado contextos y realidades que los jóvenes desean impactar con nuestra ayuda para cambiarlos. Denunciaron el racismo, la discriminación, la intolerancia, el desempleo y la degradación del medio ambiente.

PROPUSIERON una nueva forma de evangelización que necesita de nuestra presencia y acompañamiento, de un firme compromiso para salir de nuestra zona de confort y hacernos presentes en los lugares donde se pide a gritos esperanza. Propusieron un nuevo comienzo, desde el servicio al otro y desde la alegría de la fraternidad. Demandaron a gritos la creación de espacios físicos que respondan a las necesidades de los niños y jóvenes desplazados por conflictos bélicos, marginados por la desigualdad, la violencia, el maltrato y el abandono.

OFRECIERON su compromiso para caminar juntos, como Maristas, asumiendo los retos y desafíos de nuestra sociedad. Ofrecieron su juventud y su fuerza, sus deseos de un voluntariado organizado y su disposición para vivir desde una espiritualidad profunda. Y un consejo…. un solo consejo: “No se cansen de apostar por la juventud, sigan siendo testimonio de esperanza entre los niños y jóvenes y caminemos juntos, de la mano de María, hacia un nuevo comienzo.”

Hemos vivido un encuentro con jóvenes que no será anecdótico en este Capítulo. Un encuentro para caminar juntos hacia un nuevo comienzo. Un encuentro con jóvenes para tocar los sueños.

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