Provincia Marista Norandina – Brotes de Periferia

• Consideramos que si estamos creciendo y asumiendo el llamado a ser profetas, seremos capaces de vivir -transparentar- la fraternidad, la solidaridad, el perdón, la acogida, el acompañamiento y la fidelidad a la misión.
• Todos somos misión y a partir del bautismo hermanos y laicos asumimos el reto de dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar, ser signo de Dios para los demás, por lo tanto, estamos llamados a contribuir para que las nuevas generaciones descubran el rostro de Dios, que tengan Fe y sean capaces de dar sentido a su existencia y tomar la vida en sus manos para luchar por construir un mundo mejor.
• Somos corresponsables en la misión y estamos llamados a dejar nuestras zonas de confort para ir a las periferias, juntos hermanos y laicos en común unión, buscando nuevos caminos de expresión de la misión marista.
• Recrear comunidades Maristas de Champagnat, orantes, que se acompañen vocacionalmente, generen transformación y cambios de las situaciones “Montagne”. 
• Volvernos expertos en la evangelización y en la defensa de los derechos de los niños y los jóvenes. Teniendo como transfondo la mística y la profecía a través de los procesos pastorales, y que sea mucho más evidente nuestra presencia fuertemente significativa entre ellos, de manera especial entre los más pobres y desfavorecidos.
• Identificar y definir a los niños y jóvenes como ciudadanos y ciudadanas a quienes ayudamos a visualizar claramente sus derechos postergados y necesidades negadas, así como su lugar en la vida social. 
• La misión marista en un mundo nuevo nos pide una presencia significativa entre los niños y jóvenes más necesitados. Queremos ver el mundo con sus ojos y reconocer a Cristo en ellos. Sus gritos y carencias materiales y espirituales nos apremian. No podemos obviar la necesidad que tienen de cercanía, de acompañamiento amoroso, de escucha, de modelos de vida, de valoración de su ser y cultura, de fe, de educación, de salud, de esperanzas, de sueños y de herramientas para hacerlos realidad. 
• La evangelización es el centro y la prioridad de nuestras acciones apostólicas, proclamando a Jesucristo y su mensaje y transmitiendo los valores cristianos. Necesitamos recrear nuestras comunidades, de forma que sean abiertas y puedan dar respuesta a lo que los niños y jóvenes nos piden hoy. Nos comprometemos a que nuestras obras sean hogares y templos, donde se manifiesten la presencia de Dios y la ternura de nuestra Buena Madre María.
• Queremos tener una presencia significativa y cercana en las vidas de nuestros niños y jóvenes, usar nuestra voz y nuestra fuerza para luchar por sus derechos y hacerlos sentir importantes y valiosos, recordándoles la dignidad que tienen de ser hijos de Dios, de estar hechos a su imagen y semejanza y de lo mucho que Dios los ama.
• Creemos necesario expandir nuestra acción al trabajo con los padres y representantes para formales en un acompañamiento desde el amor, el reconocimiento y la aceptación, y concientizarles de la responsabilidad que tienen en la formación de sus hijos como sus primeros educadores.