2014-02-25

Carta del Hno. Horacio Bustos, Provincial de Cruz del Sur, en su visita por Asia

Queridos hermanos:

gdfgsdfgUn gran saludo y recuerdo desde Camboya. Hace ya varios días que quería escribirles, pero la intensidad de los viajes y de las horas bien ocupadas en estos países que he ido recorriendo (Thailandia, Filipinas y Camboya), no me han dejado mucho tiempo libre para enviarles unas líneas. Estas líneas son un tanto desordenadas, pero mi deseo es compartirles algo de lo vivido y aprendido. Estoy en Asia desde el 9 de febrero, día que llegué a Bangkok (Capital de Thailandia) luego de un largo viaje de más de 27 horas de vuelo desde Buenos Aires, pasando por Dubai, la capital de Emiratos Árabes Unidos. Gracias a Dios, todo ha ido dándose de acuerdo a lo planificado, pudiendo realizar mi visita a estos tres países de misión ad gentes de la Congregación, con la finalidad de acompañar por unos días a los tres hermanos de la Provincia Cruz del Sur que están allí desde hace varios años: Doroteo, Hilario y Max. 

Además de los saludos, recuerdos y oraciones de los hermanos y laicos de la Provincia, les he traído unas botellas de buen vino y alfajores. Evidentemente todo esto en otro mundo, otra realidad en la que no alcanzan los ojos y el corazón para mirar, valorar y contemplar. La realidad de tantas razas, culturas, lenguas y religiones me ha dejado admirado y enriquecido. He contemplado otras maravillas de la creación, del hombre y de su historia, de la geografía de esta tierra!! Y la maravilla de la presencia de Dios en todo esto!! Más allá de los idiomas locales de cada país, el idioma de comunicación es el inglés con el cual he podido defenderme bastante bien no obstante mi poca habilidad con el mismo. He podido conocer a muchos otros hermanos maristas extranjeros (brasileros, mexicanos, españoles, franceses, italianos, australianos, africanos…) que, desde hace varios años, están como misioneros en estos países, entregando la vida para ser una presencia de Jesucristo en estas tierras y asumiendo un estilo de vida sencillo en ambientes precarios.

yreyerCuando llegué a Bangkok estuve dos días en la comunidad marista que se encuentra en la ciudad y cuya casa es la sede administrativa del Distrito Marista de Asia. Allí se encuentran dos hermanos maristas extranjeros: Hoan Castro (mexicano) y José Luis Grande (español), responsables de la marcha de las obras maristas en Asia. También vive y trabaja allí una laica marista brasilera llamada Neiva Hoffelder, Secretaria del Distrito y encargada del Programa por los Derechos de los Niños. El H. Hoan Castro es el Superior del Distrito Marista de Asia y tiene el don de hablar fluidamente el inglés, el francés, el chino, el coreano y el thai (lengua de Thailandia). El H. José Luis Grande es el Administrador del Distrito. Bangkok es una ciudad con altas temperaturas, muy linda y muy desarrollada, con inmensos edificios y autopistas (los cuales contrastan con la sencillez de las construcciones de muchos barrios de la ciudad), con un constante fluir de turistas, con grandes inversiones de corporaciones extranjeras… En la ciudad los thailandeses conviven con mucha gente venida de otros países asiáticos, principalmente chinos, japoneses y coreanos. La moneda que se maneja es el bath (1 dólar=33 baths). El país cuenta con una población de 67 millones de habitantes. La religión oficial es el budismo, presente en un 98 por ciento. Por donde quiera se pueden observar inmensos monasterios y templos budistas, con sus monjes caminando por la ciudad en determinadas horas. En estos días pasados tuvo lugar el Magha Puja Day, el más importante festival religioso en Thailandia. Los cristianos son sólo una pequeña minoría, el 1 por ciento, de los cuales unos 400 mil son católicos. Thailandia (cuya etimología es: “Tierra de los hombres libres”) es conocido como el "país de las sonrisas". Es el único país asiático que nunca estuvo colonizado.

Desde Bangkok viajé a las Islas Filipinas donde estuve cinco días en la ciudad de Davao, en la parte sur del país. 

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estuve con el Hno. Hilario,  quien está a cargo del postulantado marista acompañando a un grupo de cinco jóvenes vietnamitas y un chino que han iniciado un proceso vocacional marista. Ha sido una alegría grande verlo y compartir con él esos días. A pocas cuadras se halla otra casa con otros tres jóvenes postulantes vietnamitas del segundo año de la etapa, quienes pasarán muy pronto al Noviciado Marista que se abrirá en Sri Lanka. La gente del lugar habla inglés y tagalo. El catolicismo está fuertemente desarrollado en el país. Allí todo es más bien pequeño en tamaño (aeropuerto, casas, buses…) ya que la estatura de la gente tiende a ser baja en comparación con nosotros. En Filipinas (como en Thailandia y Camboya) el arroz es la comida principal, mezclado muchas veces con salsas picantes y con pollo. La carne de vaca casi no existe. Si no hay arroz no hay comida, es como si no se hubiese comido. Por tanto, en todos estos días me la he pasado comiendo arroz y sigo comiendo arroz. Ya me sale el arroz hasta por la nariz!! Hasta he intentado comer el arroz con los palitos chinos (job-sticks). Pero he podido admirar una gran cantidad de frutas exóticas: guayábana, mangostine, durian… El último día de mi estadía me despedí con pena, habiendo hecho allí muchos amigos, especialmente con los jóvenes vietnamitas y el chino, cuyos nombres completos son difíciles de pronunciar bien: el chino se llama Guang Chao, y los vietnamitas: Hung, Sinh, Thin, Thành y Trinh. Para despedirme ellos querían homenajearme con un perro cocinado a la parrilla (que para ellos es un manjar), pero pude convencerlos para que no lo hicieran. Transcurridos los cinco días emprendí el viaje de regreso a Bangkok pasando por Manila, la capital de Filipinas.Filipinas está conformada por más de cinco mil islas. Es un país muy sufrido, muy sacudido por tifones e inundaciones, que son grandes catástrofes naturales de las que raramente se sobreponen sus habitantes. En Davao 

fghfgEn Bangkok estuve otros dos días, pero esta vez viajé fuera de la ciudad, a unos 60 Km, a la ciudad de Samut Sakhom, donde se halla una comunidad marista compuesta por cuatro hermanos: Gilber (de Guatemala), Andrés (de España), Doroteo (de Paraguay) y Andrew (de Malasia, pero de orígenes chinos, su nombre real es Chon Chan). Pude compartir un grato momento con esta comunidad, especialmente con Doroteo. Pude conocer los tres centros educativos que llevan adelante en favor de niños inmigrantes de Birmania (ahora MYANMAR) quienes con sus familias cruzaron la frontera hacia Thailandia en busca de una vida más digna y de mejores oportunidades laborales. Son niños y adolescentes muy pobres. Los hermanos y los colaboradores que trabajan con ellos los reciben para brindarles una ayuda concreta: alimentación y apoyo escolar (clases de inglés y de thai). Los hermanos están muy comprometidos con estos niños y sus familias. Dos de ellos, los fines de semana, van a trabajar a otra localidad de ambiente rural llamada Pala-Ù, a 300 km de Bangkok, donde realizan diversas actividades con niños budistas y cristianos.

Ahora les estoy escribiendo desde Camboya, concretamente desde Sen Monorom, una localidad que se halla a 400 Km de la ciudad de Phnom Penh que es la capital de Camboya. Llegué a Phnom Penh hace dos días procedente de Bangkok. El hno Max Meier me esperaba en el aeropuerto y me llevó en un tuk-tuk a la casa marista central de la ciudad donde conocí al Hno. Agustín Casú, español. Vale decir que la ciudad de Phnom Penh está plagada de motos y de tuk-tuk (moto-taxis) que a un costo muy económico te llevan a cualquier parte de la ciudad.  Al día siguiente emprendimos el viaje a Sen Monorom, ubicada en la región montañosa y boscosa del país, en la Provincia de MondulKiri, a 800 metros sobre el nivel del mar y una población de unos 12.000 habitantes. 

Esta región es bellísima en su geografía y famosa por la presencia de sus célebres elefantes, ahora cuidados a través 

de un programa de protección ante el peligro de extinción. La comunidad de hermanos está conformada por Max y Bernard (alemán). A esta comunidad pertenecía el H. Pedro Chimeno quien recientemente regresó a la Argentina para retomar sus estudios, siendo gratamente recordado y valorado por los hermanos y por la gente del lugar a la que sirvió generosamente en estos años de misión en Asia. Los hermanos habitan en una casa muy sencilla, llevando una vida austera y de servicio a jóvenes indígenas de la etnia "buonong" (procedente de la zona de la frontera con Vietnam). A estos jóvenes (unos 20 chicos y chicas) les brindan hospedaje y acompañamiento en dos centros de estudiantes; les dan la oportunidad de realizar la escuela secundaria en la población y les ofrecen clases complementarias de inglés y computación. La lengua oficial del país es el Khmer y la segunda lengua es el inglés (aprendido más bien por las generaciones jóvenes). La moneda nacional es el “riel” (1 dólar=4000 riels). Camboya es más bien pobre, muy diferente a Thailandia, pero va creciendo a fuerza de trabajo de su gente y de inversiones extranjeras. Históricamente Camboya ha sido un país muy sufrido, se ha visto afectada por muchas guerras, lo más reciente son las acciones militares, destrucciones y genocidios provocados por el Krmer Rouge de Pol Pot.

Me ha gustado muchísimo la obra que los hermanos realizan en Sen Monorom con tanto cariño y generosidad, con una actitud de servicio humilde muy lejano de la autosuficiencia, con una capacidad de escucha y diálogo con la gente, trabajando codo a codo, sin imponer nada. Este "trabajar con" gana los corazones y abre puertas. Estos jóvenes sienten a los hermanos como verdaderos padres y amigos.

En Camboya, un país con 15 millones de habitantes, el 98 por ciento de la población es budista; el resto son grupos musulmanes y cristianos (dentro de estos, los católicos son una minoría). Tanto en Camboya como en Thailandia conservan la monarquía constitucional como sistema de gobierno. La figura del rey es central para la imagen y la unidad del país, representando al estado, pero no al gobierno. Su fotografía aparece en todos los lugares públicos y privados.

En este momento aquí son las 7.00 de la mañana, un momento tranquilo para escribir. Vale decir que en Camboya como en Thailandia hay 10 horas de diferencia horaria con Argentina; y en Filipinas hay 11 horas. Así que, mientras yo estoy escribiendo, ustedes están cenando o aprontándose para dormir. Esta tarde finalizaré mi visita a la comunidad de Sen Monorom y viajaré a la capital, a Phnom Penh, para poder visitar mañana la obra marista La Valla School, que se halla en la localidad de Takmao, a 20 Km de la capital. Esta obra de caridad fue creada y es dirigida por los hermanos maristas de Australia desde el año 1997 y atiende a más de 100 niños discapacitados provenientes de diversos lugares del país. Al inicio de la obra los niños discapacitados lo eran por consecuencia de la guerra; ahora por malformaciones genéticas y otras enfermedades.

Bueno, nada más por ahora. Espero no haberlos cansado. A mi regreso, cuando nos veamos, seguramente podré compartirles muchas cosas más de este inolvidable viaje que estoy finalizando en Asia. Este viaje ha sido para mí un regalo de Dios que me ha permitido conocer unas realidades tan diferentes y, sobre todo, apoyar y valorar la vida marista que aquí se está desplegando a través de la entrega generosa de los hermanos y laicos que se sumaron al proyecto misionero en Asia. Aquí las comunidades maristas, por su testimonio de vida, están siendo semillas pequeñas de presencia cristiana, un poco de levadura en la masa que Dios hará crecer a su debido tiempo.

No tengo más que agradecer a Dios y a los hermanos del Distrito de Asia tantos favores recibidos en estos días. Regreso a la Provincia con la alegría de haber cumplido mi objetivo y con el gozo de haber experimentado más profundamente la belleza de la vida y misión marista.

H. Horacio Bustos, Provincial Cruz del Sur

 http://www.maristas.com.ar

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