Carta de Marcelino – 003

Marcellin Champagnat

1827-05

El Instituto sólo tiene diez años y sus fundamentos son aún frágiles. Suele ocurrir que, al ser enviados a las escuelas, los Hermanos son todavía jóvenes y están poco formados. El Fundador siente, pues, la necesidad de continuar su formación in situ, lo que le obliga a visitarlos con frecuencia. Pero tampoco puede dejar por completo a los Hermanos la formación de los jóvenes de l?Hermitage y la administración financiera. Y como está solo para atender a todo eso, tras la marcha del Sr. Courveille y del Sr. Terraillon, la tarea resulta excesiva.
El Sr. Superior a quien expone su situación, no puede ser otro que el Sr. Philibert Gardette, superior del Seminario Mayor de Lyon. Según su biógrafo, M. Champagnat se dirigía casi siempre a él para pedirle consejo, sobre todo en las dificultades. (BCT, p. 116).
No sabemos si esta carta fue enviada, pues el Hno. Jean-Baptiste afirma que el Fundador «fue a ver... al Sr. Gardette... para exponerle la situación» (BCT, p. 198). Sea como fuere, esto no quita importancia a su valor para nosotros.

Sr. Superior:
La gran confianza que tengo en usted…
Siempre es en usted donde vengo a buscar …
Con mucha confianza, vengo a pedirle un consejo y un consuelo en mis dificultades. Aquí me tiene, solo, como sin duda ya sabe. Haga lo que haga me es imposible atender a todo. Es absolutamente necesario que visite nuestras escuelas y que vea cómo marcha cada casa; que me informe con los Sres. Párrocos si nuestros Hermanos se comportan como es debido, si no tienen relaciones peligrosas. Esto me resulta imposible si no tengo alguien que se entienda bien conmigo. Somos casi ochenta; en nuestras escuelas tenemos por ahora más de dos mil niños; me parece que esto debería ser tenido en cuenta.
Si es importante, como todos creen, que los alumnos estén bien formados en la religión, también lo será que quienes los forman, no sólo estén bien formados, sino que además no se vean abandonados a sí mismos cuando son enviados.
Solo yo conozco cuáles son mis dificultades; para enumerárselas, no sé por dónde empezar y el temor de molestarle me obliga a ni siquiera decirle que sólo con las deudas ya estaría bien ocupado.
Termino rogándole que no me olvide en sus fervorosas oraciones; porque cada vez veo más claro lo que dice el profeta rey: Nisi Dominus aedificaverit domum in vanum laboraverunt qui, etc.
Reciba, Sr. Superior, la seguridad de mi completa confianza con la que he…

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según el autógrafo, AFM, 132.2 pp. 165-166; 0M 1 pp. 433-434.

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