Carta a Marcelino

Viuda Ranvier

1837-02-20

Ese texto de la señora Ranvier se refiere a la escuela de Genas, que los Hermanos habían asumido en noviembre de 1835. Sostenía la obra, cediendo provisionalmente una de sus casas para el funcionamiento de la escuela. En esa carta no habla de sí misma, pero cita otras personas como benefactoras de la obra de los Hermanos. Trabajaba en estrecha unión con el párroco, P.Koenig, y con el alcalde, Sr.Quantin, presionándolos para que construyesen un edificio propio para escuela. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Lyon, a 20 de febrero de 1837.

Señor mío:

Conscientes desde hace mucho tiempo de la necesidad de una educación cristiana para los niños de Genas, varias personas deseaban la venida de los Hermanos para instruir a los jóvenes y orientarlos al bien. El Sr. Girier, miembro del Consejo Municipal, presintiendo el bien que semejante establecimiento podría producir, obtuvo una carta de recomendación con el Sr. Cura de St. Nizier y le escribió a Ud. a finales de junio de 1835 para formularle la solicitud correspondiente. El P. Koenig, que entonces era el párroco de Genas, también le envió a Ud. una carta. Posteriormente a la deliberación del Consejo Municipal, el Sr. Quantin, Alcalde, le hizo a Ud. la petición pertinente. Ud. respondió el 11 de septiembre al Sr. Cura y envió la lista del mobiliario, que ya hemos surtido de acuerdo al número de Hermanos. Muchas personas han contribuido con dinero, muebles o ropa; varios se apresuraron a cooperar con su trabajo, fabricando sábanas, camisas y otros tejidos.

Todo ese ajuar estuvo listo para la llegada de los Hermanos, a finales de octubre. Abrieron las clases al principio de noviembre con el gran beneplácito de las madres de familia de poder brindar educación cristiana a sus hijos. Al final del mes ya había un buen número de alumnos; en los meses sucesivos se llegó hasta el centenar. Todos los buenos feligreses han visto con satisfacción el establecimiento de esta escuela y esperan sus preciosos resultados.

Los niños van con gusto y diligencia a la escuela de los Hermanos y los confortan con su docilidad. En ocasión de la distribución de premios, el lunes de Pascua de 1836, el Sr. Alcalde y todos los que asistieron a la ceremonia quedaron muy bien impresionados y contentos de ver el progreso de los niños.

Hubiéramos tenido un mayor número de alumnos este año, si el local hubiese sido más amplio. Eso será en la casa que actual mente se construye para los Hermanos y que aún no se ha terminado.

En cuanto al nombre de los bienhechores, Dios los conoce. El bien se está haciendo: eso basta para quienes en esta obra sólo han buscado la gloria de Dios y la salvación de los niños.

Reciba, muy señor mío, la seguridad de mi profundo respeto con que tengo el honor de ser su humilde servidora,

Viuda RANVIER, (Saunier)

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.27

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