29 de enero de 2021 CASA GENERAL

Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2: Hambre cero

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos marcan una serie de puntos para trabajar en nuestro afán de mejorar nuestro mundo. Estos objetivos son ambiciosos, sí, y también son alcanzables. Quieren conseguirse para el año 2030. ¡Tenemos aún 10 años! Un gran camino por recorrer y una oportunidad de crecer como humanidad, como sociedad, como cristianos, como maristas.

El segundo de estos objetivos propone erradicar el hambre en el mundo, bajo el título “Hambre Cero”. No es un objetivo nuevo. Como Maristas de Champagnat llevamos muchos años trabajando para disminuir las desigualdades, para evitar que otros seres humanos hermanos nuestros pasen hambre.

La situación de la pandemia ha agravado significativamente muchas situaciones de desigualdad, especialmente entre los más vulnerables de nuestras sociedades. Los últimos informes de los organismos internacionales elevan una voz de alarma en referencia a la erradicación del hambre en el mundo.

Como Maristas, en muchos rincones del mundo, se están implementando proyectos de emergencia. Proyectos locales, provinciales, regionales y también de la Administración General tratan de dar respuesta a las necesidades emergentes surgidas en los últimos meses. Situaciones provocadas no únicamente por el Covid, sino también por otras causas. Proyectos en Siria, Chile, Camerún, Honduras… La necesidad es urgente y nuestra respuesta también debe serlo y lo está siendo.

El XXII Capítulo General nos hablaba de construir puentes. También en la lucha por la erradicación del hambre podemos establecer puentes, trabajar conjuntamente, ayudarnos desde distintas partes del mundo. Cada día observamos la generosidad del mundo marista, ayudando en otras partes del mundo, colaborando con otras instituciones y congregaciones, abriendo nuestro campo de acción más allá de nuestras obras propias. ¿No es esto, también, lo que nos pide el papa Francisco en Fratelli Tutti?

Especial atención merecen los niños, particularmente los de edades tempranas. Sabemos que una alimentación deficiente puede condicionar un desarrollo pleno de la persona. Nosotros, especialmente vocacionados para trabajar con la niñez y la juventud, tenemos un reto claro: “afrontar los desafíos actuales”. El hambre es uno de estos desafíos actuales. El hambre a corto plazo, mediante programas y proyectos para paliar esta lacra que sufren millones de personas. El hambre a medio y largo plazo, a través de una educación de calidad, que permita a los niños y jóvenes de hoy desarrollarse plenamente y adquirir los recursos y habilidades necesarias para su vida futura y la de sus familias. Muchos de vosotros, hermanos y laicos, conocéis de primera mano las realidades del hambre, y sabéis de la importancia de una buena educación en este tema.

Marcelino aprendió a afrontar situaciones de enfermedad, de dolor, de debilidad, tanto propias como en su entorno. Nuestra espiritualidad también se enraíza en estas situaciones, desde un corazón compasivo, sensible a los problemas concretos de la gente, particularmente de los niños.

El hermano Ernesto, Superior General, nos invitaba en su circular “Hogares de luz” a cuidar la vida y a generar nueva vida. Cuidar y generar, dos verbos que tenemos que entenderlos “hacia fuera”. Este cuidado y este generar vida deben serlo en salida, hacia fuera, no puede ser un movimiento puramente egoísta hacia nosotros mismos. ¿No imaginamos a Dios-Trinidad que no hubiera querido salir al encuentro del ser humano, para cuidarlo y “dar vida en abundancia”?

Enhorabuena a aquellos que estáis directamente implicados en ayudar a quienes padecen hambre. Mucho ánimo para continuar con vuestra tarea. A quienes no trabajamos directamente en estas situaciones, valentía para poner nuestro granito de arena. Todos estamos llamados a dar lo mejor de nosotros mismos, desde nuestra realidad concreta. No importan la edad, la nacionalidad o las capacidades. Todos estamos llamados, hoy y siempre, a responder generosamente al clamor de nuestro mundo de hoy.


H. Ángel Diego – Director del Secretariado de Solidaridad

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