3 de junio de 2024 ITALIA

Curso para formadores 2024 – Nuevos Constructores del Hermitage

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Durante la celebración del bicentenario de la construcción de la casa madre del Instituto, Notre-Dame de l’Hermitage, en Francia, el Instituto ha puesto en marcha un programa de formación llamado “Nuevos Constructores del Hermitage”, para hermanos que serán capacitados para la misión pastoral de apoyar los procesos de formación en las diversas casas y etapas de la formación inicial en la vida marista. El programa comenzó el pasado mes de febrero en Manziana y finalizará el próximo mes de noviembre. El curso fue preparado por el Secretariado Hermanos Hoy y por un equipo formado especialmente para este programa, compuesto por los Hermanos Juan Castro (MDA), Michel Maminiaina (Provincia de Madagascar) y César Rojas (Provincia de Norandina). Hay 20 participantes: 19 hermanos y 1 sacerdote marista.

A continuación, compartimos el testimonio del H. Ralph Fakaia, de las Islas Salomón, Provincia Star of the Sea, que habla de su experiencia durante los primeros cuatro meses del programa.

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Han pasado cuatro meses desde que llegué a Italia. Me han pasado muchas cosas durante este intenso programa de formación. Tres cosas importantes que destaco hasta ahora son la adaptabilidad, la interioridad y vivir en una comunidad internacional.

Para ser sincero, cuando llegué me resultó difícil adaptarme al clima italiano. La temperatura bajaba a veces a cuatro bajo cero. Es más, a veces sentía nostalgia. No fue fácil dejar el agradable ambiente tropical de mi hogar, mi familia, mis amigos y los proyectos de reconstrucción en los que puse todo mi esfuerzo, mi energía y mi corazón en Vanuatu. Mudarse y desprenderse es difícil. Me dirijo hacia lo desconocido y la incertidumbre del futuro. Me he hecho muchas preguntas. Espero que, al final de este programa, algunas respuestas sean más evidentes. Sin embargo, estas preguntas me han ayudado a bajar el ritmo y estar en el momento presente.

La adaptación consiste en cambiar de mentalidad. La rigidez es un gran problema cuando no estamos abierto al cambio y no abrazamos las dificultades con un corazón generoso. La experiencia me ha enseñado que para adaptarme a un lugar nuevo tengo que vivir el momento, intentando amar a la gente, su comida, su cultura y el tipo de deporte que tanto les apasiona. Esta actitud de cambiar de mentalidad me ayuda a adaptarme poco a poco al entorno, a la gente y a los acontecimientos que están por llegar.

Los temas presentados hasta ahora se centran básicamente en profundizar en nuestra interioridad (viaje interior). Esta interioridad requiere contemplación con un profundo silencio interior. A veces es difícil estar en silencio cuando estoy preocupado por otra cosa. Sin embargo, la interioridad es necesaria para ser consciente de lo que ocurre en mi interior. Es la única manera de entrar en contacto conmigo mismo y escuchar lo que Dios quiere de mí. Además, ¿dónde estaba Dios en mi viaje religioso? Esta práctica de la interioridad me ha ayudado hasta ahora a encontrar a Dios. Soy consciente de ello porque mi vida estuvo girado en torno a hacer o a ser un “hacedor” durante los últimos cinco años en un ministerio apostólico.

También comprendo la complejidad de encontrar el equilibrio en la vida. Cuando empecé este ejercicio interior, me di cuenta de que había que encontrar un equilibrio en la vida. Realmente me ayuda espiritual, física, emocional e intelectualmente. Creo firmemente en la importancia de dedicar tiempo a la autorreflexión para descubrir las maravillas que Dios ha infundido en mí. Este programa me ofrece tiempo y espacios valiosos para viajar hacia dentro y, hasta ahora, puedo encontrar poco a poco el equilibrio de la vida.

Vivir en una comunidad multicultural no ha sido fácil. Imagínense a hermanos maristas de dieciséis países reunidos, viviendo bajo el mismo techo y construyendo una comunidad. Fascinante e inimaginable, ¿verdad? Para algunos, es la primera vez que viven en una comunidad diversa de hermanos. Hay tantas diferencias entre nosotros, pero la riqueza que cada uno aporta a la comunidad es un regalo para que vivamos como una familia marista global. Estamos viviendo el ideal, las palabras escritas en la práctica.

He aprendido mucho de cada hermano, a pesar de las diferentes lenguas y culturas. Sin embargo, la cultura marista que todos intentamos abrazar nos da vida y sentido. Tengo que decir que ésta es una oportunidad maravillosa para mí y una experiencia única en la vida. Siento que debo seguir abriéndome a las maravillas, percepciones y experiencias a medida que se desarrollan en mi vida. Mi apreciación de vivir en una comunidad marista internacional se perfila tan positiva porque también me siento responsable de contribuir con formas, habilidades, conocimientos y sabiduría, para hacer de esta comunidad internacional un lugar de amistad, amor y alegría donde nuestras diferencias no sean obstáculos para el crecimiento.

Mientras preparamos el viaje al País Champagnat, a principios de junio, me siento emocionado por tantas gracias y bendiciones cuando miro hacia atrás. Hay tanta alegría y vida en este programa de formación que se intensifica con la abundancia de dar y recibir, y no hay otra manera de decir: “Gracias, Señor”.

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H. Ralph Fakaia
Manziana, Italia – Mayo de 2024

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