28 de febrero de 2019 CASA GENERAL

El llamado del Pontífice para proteger a los menores en la Iglesia

“Hago un sentido llamamiento a la lucha contra el abuso de menores en todos los ámbitos, tanto en el ámbito sexual como en otros, por parte de todas las autoridades y de todas las personas, porque se trata de crímenes abominables que hay que extirpar de la faz de la tierra: esto lo piden las numerosas víctimas escondidas en las familias y en los diversos ámbitos de nuestra sociedad”, ha sido el llamado del Papa Francisco, en su discurso al final de la celebración eucarística, realizado en el Vaticano el domingo 24 de febrero.

“Hermanos y hermanas, en la justificada rabia de la gente, la Iglesia ve el reflejo de la ira de Dios, traicionado y abofeteado por estos consagrados deshonestos”, exclamó el Papa durante el encuentro sobre la Protección de los menores en la iglesia, que contó con la presencia de 190 participantes, entre ellos el Superior General, el H. Ernesto Sánchez, miembro del consejo ejecutivo de las Uniones de los Superiores Generales de los religiosos (USG) y el H. Emili Turú, actual secretario general del mismo ente.

El Papa Francisco afirmó que “ha llegado la hora de colaborar para erradicar dicha brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional y a nivel eclesial”, y en ese sentido afirmó “seriedad impecable” y repitió que «la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes».

En este contexto, destacó la necesidad de “proteger a los menores e impedir que sean víctimas de cualquier abuso psicológico y físico”. Además, reiteró la “firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación. La Iglesia se cuestionará cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras, cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios”. Del mismo modo, resaltó “la exigencia de la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio”, “acompañar a las personas abusadas”, “reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales: es decir, reafirmar la exigencia de la unidad de los obispos en la aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación”.

Durante su intervención, el Vicario de Cristo dijo que “el objetivo de la Iglesia será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren. La Iglesia, para lograr dicho objetivo, tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas y las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por los pequeños”.

Al concluir su discurso, el Pontífice agradeció “a todos los sacerdotes y a los consagrados que sirven al Señor con fidelidad y totalmente, y que se sienten deshonrados y desacreditados por la conducta vergonzosa de algunos de sus hermanos”, y destacó “la importancia de transformar este mal en oportunidad de purificación”.

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