16 de mayo de 2023 CASA GENERAL

16 de mayo: Día Internacional de la CONVIVENCIA en PAZ

 “Conviértete en profeta de la Buena Noticia: denuncia la injusticia, trabaja por la paz” (Regla de Vida, 32)

Hace pocos años, en diciembre de 2017, la ONU decide declarar el día 16 de mayo como el “Día Internacional de la Convivencia en Paz”. Un día para recordar uno de los principios y derechos esenciales de todo ser humano: vivir y convivir en paz.

Nuestro mundo hoy, como tantas veces a lo largo de la historia, está plagado de guerras, de conflictos armados, de violencia en muchos países y regiones. Nuestra respuesta hoy, como tantas veces a lo largo de nuestra historia marista, ha de estar plagada de respuestas de paz, de entendimiento, de diálogo, de amor hacia el hermano.

El XXII Capítulo General nos invitaba, y nos invita, a ser constructores de puentes, de entendimiento, de relación positiva y horizontal. Una invitación que conlleva el esfuerzo por la armonía y el entendimiento desde la concreto de nuestras vidas, pero que ha de trascender nuestras pequeñas fronteras de lo cotidiano para llegar al sentido universal de la fraternidad. Una fraternidad que hace dos mil años Jesús nos enseñó, y que el papa Francisco nos recordaba en Fratelli Tutti.

Necesitamos hacer un esfuerzo por aceptar las diferencias, por respetar al otro, por escuchar sus opiniones, por reconocer que “mi hermano y mi hermana” también tienen sus propias opiniones. Necesitamos sentarnos juntos, dialogar, permanecer abiertos y atentos, apreciar sinceramente al otro, incluso a quienes parecen ser nuestros enemigos. Jesús de Nazaret nos invitaba a tener coraje para vivir y transmitir este modo de relacionarnos, desde la tolerancia, la aceptación y la solidaridad.

La literatura, y también el cine, nos han recordado cómo es posible la convivencia sincera en paz, a pesar de las divisiones y diferencias. Baste recordar aquí la genial historia contada por John Boyne en su famosa novela El niño con el pijama de rayas. ¿Y si aprendemos de los dos protagonistas de esta historia? ¿Y si nos dejamos interpelar por la mirada tierna y transparente de Bruno y Shmuel?

En los últimos meses parece que ya hemos olvidado la terrible pandemia que vivimos durante más de dos años. Ésta nos ha enseñado algunas lecciones que pueden ayudarnos también en el tema de la convivencia en paz. Fidel Aizpurúa, franciscano capuchino, escribió un artículo titulado Rugió la tormenta, pasó el vendaval. En él nos recordaba cómo la pandemia nos había enseñado “la debilidad social […] y la necesaria colaboración […] la fraternidad en la fragilidad y la solidaridad con los más frágiles”. Creo que estas palabras pueden ser iluminadoras en nuestra propia vida, diaria y como Instituto.

Como Maristas de Champagnat estamos llamados a empezar por lo concreto, para ir posteriormente a lo global. Recordamos lo que nos dice el texto del evangelio de Mateo: “Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.” (Mt 5,23-24). Y recordamos también lo que nos decía el padre Champagnat: “Todas las diócesis del mundo entran en nuestros planes”. Somos Familia Global, somos constructores de puentes, somos defensores de la cultura de la paz y la no violencia, somos hermanos y hermanas de todos los seres humanos, especialmente de los más vulnerables.

Queda trabajo por hacer, sí. Tenemos los recursos para ayudar en esta tarea, también. Unámonos, como Familia Global. Unámonos con quienes promueven la paz, en nuestra Iglesia, en nuestra sociedad, en nuestro mundo.

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H. Ángel Diego García Otaola – Director del Secretariado de Solidaridad

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