27 de febrero de 2007 ESPAñA

Cien años de vida, de experiencia y de virtud

Cien años de vida educativa en dos barrios históricos de Barcelona: Sants y Les Corts, son muchos años y son muchas las personas para sembrar en los surcos de la vida de la escuela.
Se comprende más fácilmente su inserción y su actividad centenaria desde su marco social y desde el plan marista de escuelas para la ciudad condal.

La escuela marista de Sants arranca con las dificultades de los principios realmente fecundos. Se integra en el barrio movido de Sants y en su vecino de Les Corts y ahí permanece, arraiga y se desarrolla. Pasa las vicisitudes de la Semana Trágica; pasa la prueba de la Guerra mundial de 1917 y paga un cruento tributo en la guerra civil del 36, con siete mártires entre los once miembros que componían la comunidad marista.

Pero como la semilla de los mártires y su testimonio son siempre fecundos, Sants renace de sus cenizas. Sants crece y se multiplica después de los años 40, hasta tener necesidad de ampliarse, de desdoblarse en el barrio vecino.

La escuela marista de Sants trata de vencer los nuevos retos planteados por la sociedad actual; desarrolla las iniciativas pedagógicas, organizativas y estructurales convenientes y culmina, en 1994, la fusión de los centros educativos en uno solo bajo la misma dirección, formando un solo claustro de profesores en la entidad. Para lograr una evolución integradora de todos los niveles educativos, desde la escuela Infantil, desde la escuela Primaria, pasando por la ESO y Bachillerato pueden llegar a la Universidad, siguiendo un mismo sistema, sin sobresaltos.

Para una escuela marista celebrar un centenario es una ocasión propicia para volver a las fuentes.
Para hacer memoria de los orígenes. Para revivir el carisma inicial de los fundadores.
San Marcelino Champagnat y los primeros maristas que entregaron su esfuerzo y su saber hacer en estos lugares.

Celebrar un centenario es tener en cuenta el legado de cien años de vida, de experiencia y de virtud, que nos da la seguridad de seguir los pasos de personas decididas, que vivieron con valor la educación en el estilo marista.

Celebrar un centenario es una ocasión única para agradecer a Dios y a María que han sido nuestros protectores en todo tiempo y dificultad.
Hacer presentes tantos educadores: laicos, religiosos, madres, padres, monitores y todos los demás miembros de la comunidad educativa marista, que han entregado su tiempo, su trabajo y a veces su vida entera por la educación.

Miramos ya hacia el futuro con la ilusión compartida de quien espera y confía para continuar el camino emprendido hacia el segundo centenario.

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