8 de julio de 2014 BéLGICA

Encuentro de animadores de comunidad

El 20 de junio pasado, los Hermanos encargados de la animación de comunidades se reunieron en Habay-la Vieille para su encuentro anual. El Padre Gero McLoughlin, un jesuita que vive en Edimburgo (Escocia) dirigió el taller.

Las presentaciones del padre Gero estaban diseñadas para ayudarnos a profundizar en nuestra vida espiritual y, el viernes en la noche, él empezó explicándonos el “examen”. Nos dijo que San Ignacio promovía esta práctica para ayudar a los miembros de la Sociedad de Jesús a que fueran más conscientes de las áreas de sus vidas en las que Dios estaba más presente. Desafortunadamente, durante los años, este ejercicio tomó otro matiz, centrándose en cambio, en las veces en las que una persona ha pecado o fallado de una u otra manera, la cual está lejos de la intención original de San Ignacio. Terminamos la noche reflexionando sobre la presencia diaria de Dios en nuestras vidas.  

El 21 de junio, el Pare Gero compartió con nosotros varios fragmentos de homilías y discursos de Papa Francisco, ilustrando el modo en que su pasado jesuita ha influenciado sus enseñanzas. Igualmente, nos invitó a reflexionar sobre la vida de Padre Champagnat para identificar aquellos acontecimientos de su vida que ilustran valores semejantes: misericordia, unión, los pobres, la iglesia, María.

Casi todo el taller estuvo orientado a explorar nuestras historias de gracia, pecado y esperanza. El Padre Gero nos invitó a reflexionar sobre nuestra experiencia como Provincia e Instituto desde el Vaticano II, para así identificar los modos en que el espíritu de Dios ha estado presente en nuestras vidas. Después de un tiempo de reflexión personal, los Hermanos tuvieron la oportunidad de compartir en grupos. Este proceso ayudó a los participantes a analizar nuestras historias de luces y sombras para ver cómo Dios ha estado presente en estas diferentes vivencias. 

Todos los Hermanos concluyeron que había sido un fin de semana muy benéfico a nivel personal, en el que valoraron el estilo amable del Padre Gero y su característico humor británico.

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