3 de julio de 2019 SUDáFRICA

H. Christopher Zimmerman, África Austral

Tras casi 22 años de trabajo misionero y educativo junto a los más necesitados en Uitenhage, Sudáfrica, el H. Christopher Zimmermann ha regresado a la comunidad marista en Johannesburgo, a mediados de junio de este año.

Desde su llegada a Uitenhage, en 1996, el H. Chris ha fomentado el desarrollo educativo y la nutrición de decenas de miles de familias desfavorecidas.A continuación, compartimos con ustedes su testimonio de vida.

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 “En el Capítulo Provincial de 1976, la entonces Provincia de Sudáfrica decidió impulsar dos ideas centrales para su futuro:

(1) Abrir puestos de liderazgo en nuestras escuelas para laicos y organizar programas para que ayuden a los laicos maristas a profundizar su entendimiento y valoración de San Marcelino y su Vocación Marista. Con este objetivo, se estableció un Consejo de Escuelas Maristas para liderar las escuelas, y se adoptaron varias formas de compartir nuestro llamado como maristas. Por ejemplo, talleres, peregrinaciones para laicos maristas a Roma y a la ciudad de Champagnat y actividades relacionadas con las 5 escuelas maristas en Sudáfrica.

(2) Involucrarse más con los pobres. Con este fin, los Hermanos fueron a trabajar en Transkei (Umthata), Soweto, Slough (Bophutatswana), Cape Flats.

Apertura de escuelas y apartheid

El gobierno del apartheid legisló que se debía separar las escuelas según los diferentes grupos raciales. Mientras la enseñanza católica consideraba a todos los seres humanos como miembros de una sola familia, hijos del mismo Padre. En ese sentido, en 1957, la Conferencia de Obispos de África Meridional hizo la siguiente declaración: "La práctica de la segregación no está reconocida en nuestras iglesias, no caracteriza a nuestras sociedades eclesiales, nuestras escuelas, nuestros seminarios, conventos, hospitales y la vida de nuestra gente. A la luz de la enseñanza de Cristo, esto no se puede tolerar para siempre". En la década de 1980, las escuelas y los hospitales católicos comenzaron a desafiar esta segregación y a aceptar personas de todas las razas, aun si el Estado trataba de impedirlos. En esta batalla, entre la Iglesia y el estado, el H. Jude jugó un papel importante y esto es un antecedente del porqué de mi traslado a Uitenhage en 1996.

Los maristas vuelven a Uitenhage.

Cuando los Hermanos se retiraron de la misión de Slough, se decidió buscar otra misión. Y se eligió Uitenhage, en la diócesis de Port Elizabeth. Los puntos mencionados anteriormente tienen mucho que ver con esta elección, pero también tienen un significado especial, ya que los hermanos tuvieron una escuela en Uitenhage, desde 1884 hasta 1954. Cuando Sudáfrica se convirtió en una provincia marista, la casa provincial estaba en Uitenhage. Hay 22 hermanos enterrados en el cementerio de Uitenhage. Los Hermanos rentaron la antigua casa de la comunidad de las Hermanas Dominicas ubicada en la calle Baird, número 12. Esto formaba parte de la escuela primaria del convento. El traslado a Uitenhage tuvo lugar en 1996.

La nueva comunidad de Uitenhage también iba a ser una casa de postulantado. Formábamos parte de la comunidad, el H. Vincent y yo, más dos hermanos jóvenes, el H. Timothy Rennick y el H. Nimrod Diamond. Los hermanos Vincent, Timothy y Nimrod enseñaban en las escuelas dominicanas de los alrededores, Marymount y el Convento Primario. Estas escuelas servían a la comunidad local de Xhosa.

Yo me dedicaba a los postulantes y al reclutamiento. Comencé a trabajar con las cuatro escuelas agrícolas de la iglesia en Sundays River Valley y las escuelas en Grahamstown y King Williamstown. Fui nombrado representante del Obispo en los órganos directivos de estas escuelas. Esto implicaba trabajar con el personal de las escuelas (cursos de catequesis, escritura, gestión y crecimiento personal), construir salones de clase adicionales y poner cercas. La Hna. Laurentia OSM ayudaba con los cursos. La Embajada de Irlanda, Stichting Porticus, el H. Neil de Cultura del Aprendizaje, las Compañías de Cítricos locales y la diócesis católica de Port Elizabeth (entonces bajo el Obispo Michael Coleman) fueron muy generosos con su aportación de fondos. Se construyeron cuatro aulas para dictar clases, dos aulas para fines generales y 11 aulas ordinarias. Se nivelaron los campos de fútbol de las escuelas de Valley, se instalaron sistemas de riego y césped. El desafío constante era mantener los edificios y los campos.

Colaboración con las Hermanas de la Marist Mercy Care

En marzo de 2006, las Hermanas de Marist Mercy Care (Martha, Breda y Mary) llegaron a Addo. Fue el comienzo de una maravillosa experiencia de hombres y mujeres religiosos trabajando juntos para construir el Reino de Dios. Algunos de los frutos de este trabajo son la “Place of Mercy” (Valencia, un centro de educación infantil para 150 niños), laboratorios de computación en cada una de las 4 escuelas y un laboratorio para más de 20 adultos en St.Colmcils (Kirkwood), un grupo de costura (Addo Township Designs), un centro preescolar (Lwazi Creche. Dunbrody) y 10 comedores populares.

El Marist Care y el campamento

Ante todo, gracias a Jason Grieve, un ex alumno de St. Henry's Marist School, Durban, al líder de los niños y al líder de las niñas de cada una de las cinco escuelas maristas en Sudáfrica que ayudan a organizar cada año un campamento para niños pobres en Langbos, un asentamiento cerca de Addo. Participan más de 300 niños. Marist Care, con la ayuda de “Stichting Porticus”, construyó allí un centro comunitario y este es el centro del campamento anual. Llevar estos líderes al campamento todos los años implica mucho trabajo y el Sector Sudafricano de la Provincia Marista Southern Africa ayuda a financiar esto.

Uno de los frutos de estas actividades es que muchas personas han tomado conciencia de cómo viven los pobres en Sudáfrica, uno de los países con mayores brechas entre ricos y pobres. Para mí, poder compartir realizando estas actividades ha sido un privilegio y una experiencia muy enriquecedora, por lo que estoy muy agradecido".

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