Carta a Marcelino

P. François-Fleury Moine

1837-04-26

El P.Moine tenía 76 años de edad cuando escribió este texto. Es el pedido de Hermanos para la localidad de Perreux, de donde es párroco. Hace algunos años él había establecido una escuela para niñas; ahora se trata de la escuela para varones. Sacerdote sagaz, se había exilado en Italia durante el período de la persecución religiosa de la Revolución Francesa; conocía a los Padres Courveille y Colin; y hasta había recibido invitación, en el inicio, para participar del proyecto de la Sociedad de Maria. A pesar de su piedad y celo, era poco práctico en la administración, conforme la descripción que de él hace Mons. Cattet en una de sus cartas. Esta falta de habilidad hará que tenga contratiempos con el P.Champagnat, que amenaza prorrogar el envío de los Hermanos hasta que la construcción de la escuela no esté de acuerdo con el esquema marista. Los Hermanos asumieron la escuela en diciembre de 1837. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Perreux, a 26 de abril de 1837.

R.P. Superior:

Un sinnúmero de circunstancias más o menos imperiosas me han impedido, hasta ahora, llevar a cabo un proyecto que constituye, desde hace mucho tiempo, uno de mis deseos más vehementes: tener en mi Parroquia un establecimiento de los Hermanos para la instrucción de los jóvenes como lo tengo ya de las Hermanas de San Carlos para la educación de las niñas.

Hoy día las dificultades han desaparecido en gran parte. La mayoría de la población pide a los Hermanos, y lo hace con insistencia. Puedo, entonces con toda clase de seguridades y con confianza hacerle directamente un pedido anhelado y urgente. Le ruego, R.P. Superior, me permita hacerle observar que Perreux, para el cual solicito a los Hermanos, y del que, aun que indigno, soy el pastor, es cabeza de distrito, vecino a Roanne, y con una población de cerca de 3000 habitantes.

Puedo asegurarle, estimado Superior, que hay un bien enorme por hacer en esta parroquia, en que trabajo desde mi vuelta de Italia en 1797. Puede pensar con qué ganas vería elevarse bajo mi mirada y antes de terminar mi ya larga carrera, un establecimiento que si lo hubiera podido levantar al mismo tiempo que el de las Hermanas de San Carlos, me habría procurado el mejor medio para realizar mayor bien del que pude hacer.

Después de haber comprado una casa para las Hermanas compré otra para los Hermanos pero los medios no fueron suficientes para conseguirlos. Por consejo del difunto Sr. Cholleton, de feliz memoria, recibí a un seminarista que me envió y que había terminado los estudios de teología antes de tener la edad para el presbiterado, para enseñar latín a nuestros monaguillos, lo que procuró a un buen número de muchachos el medio de consagrarse al estado eclesiástico. Tendremos para sus Hermanos la casa, además de otra que nos acaban de regalar.

Creo, Padre Superior, que no podremos contar con la presencia de ustedes antes de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, le suplicamos con toda la insistencia debida que no nos posponga más. Disponemos de buenos recursos, que podrían írsenos de las manos si nos tardamos mucho. Pero si fundamos de inmediato, gozaremos de tasas de interés que nos permitirán una fundación sólida. En fin, que un sinnúmero de razones y motivos nos llevan a fijar la fecha tope para esa época.

Ud. nos proporcionará una gran alegría si nos manda la lista del mobiliario que hemos de tener listo para sus Hermanos. Tendríamos más tiempo para pensar en conseguir todo lo que necesitan y de esta manera nada les faltará cuando lleguen por acá. La época de Todos los Santos es la indicada por las circunstancias y la buena disposición de los espíritus. Así pues ésa debe ser la fecha, a toda costa.

Por el momento no le pedimos sino sólo dos Hermanos para tener la seguridad de que comenzaremos en Todos los Santos. Pero si Ud. desea recibir internos, como lo esperamos, necesitaremos más Hermanos. Estamos convencidos de que no tardarán en enviarle novicios para reemplazar a todos los Hermanos que Ud. habrá tenido la bondad de enviarnos.

Conozco particularmente a los dos Colin. Si se dignase honrarme con una respuesta, le rogaría me encomendara a su recuerdo, ofreciéndoles mis humildes saludos y me enviara su dirección para poder escribirles. El P. Courveille me había solicitado reunirme con él cuando andaba fundando su establecimiento. Hasta quería que partiera para Roma, dado que conocía el lugar y la lengua. Si hubiera sabido entonces que los hermanos Colin habían formado tan magnífico establecimiento, mucho me dolería hoy no haber entrado. Pero seré compensado por su buenos Hermanos, una vez que los tengamos. Suplico a María, nuestra tierna Madre, que nos consiga al menos dos de sus queridos hijos para la fiesta de Todos los Santos.

Quiera aceptar, R.P. Superior, la certeza del profundo respeto con que tengo el honor de considerarme su muy humilde y seguro servidor,

MOINE, Párroco.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.31

VOLVER

Carta a Marcelino...

SIGUIENTE

Carta a Marcelino...