Carta a Marcelino

P. Pierre Rigaud, S.J.

1837-11-06

El P.Rigaud era párroco y Superior de la comunidad jesuita de La Louvesc, importante centro de peregrinaciones, a causa del túmulo de San Francisco Regis. Escribió tres veces al Fundador para pedir la presencia de los Hermanos Maristas. El P.Champagnat, que estimaba mucho a los Padres Jesuitas, tenía cierto interés en aceptar, por razones de sentimiento, recordando la peregrinación que hiciera al túmulo del Santo, cuando era joven, en compañía de su madre. En este texto el P.Rigaud informa que la casa está casi lista y que los Hermanos pueden venir. El 14 de noviembre de ese año, el H.Francisco contestó al P.Rigaud, diciendo era necesario interrumpir el acuerdo, pues surgió ?un prohibición a los Hermanos Maristas en la diócesis?, por fuerza del decreto del P.Vernet, Vicario General de la diócesis de Viviers, a la cual pertenecía La Louvesc. La cuestión de la ?prohibición de Viviers? fue pasajera. Pero los Hermanos, finalmente, no se establecieron en La Louvesc. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

La Louvesc, a 6 de noviembre de 1837.

Mi Rdo. Padre:

Permítame que le renueve mi solicitud de dos de sus queridos Hermanos para la instrucción de los niños de La Louvesc, y le suplico me haga saber, dentro de lo posible, la fecha en la que vendrán a tomar posesión de la casa que les hemos preparado. Ud. me había dado algunas esperanzas, mi Rdo. Padre, de que recibiríamos a esos estimados Hermanos por la última Pascua. Pero para ese entonces la casa aún no estaba en condiciones de albergarlos; no juzgué conveniente renovar mi petición. Pero ahora juzgo la casa habitable; además, la casa cural tiene facilidades de alojamiento para ellos durante el invierno. Tengo el honor, mi R. Padre, de hacerle observar que la gente de por acá son poco razonables y no se detienen en criticar abiertamente el hecho de que sus Hermanos no estén ya aquí. Desde luego que eso le demuestra a Ud. el gran deseo que tienen de su llegada. Cuento con su bondad, Rdo. Padre, de que nos escribirá algunos renglones de respuesta. Puesto que seguramente habrá condiciones que fijar, y que su Reverencia querrá tal vez conocer personalmente el local que hemos acondicionado, tengo la esperanza de que eso nos procure el honor de verlo por aquí en fecha próxima. En espera de gozar esta satisfacción, acepte el homenaje de mi profundo respeto con el cual soy, en unión de sus celebraciones eucarísticas, mi Rdo. Padre, su muy humilde y seguro servidor,

RIGUAD, s.j., Sup.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.41

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