Carta a Marcelino

P. François-Fleury Moine

1837-12-05

La fundación de la escuela de Perreux aconteció en noviembre de 1837. El bueno del P.Moine, 76 años, repetidas veces a lo largo de aquel año, insistió ante al P.Champagnat para lograr a los Hermanos. El Fundador tenía intención de retardar el envío de los Hermanos, proponiendo el período de la Pascua del año siguiente, abril de 1838, para dar tiempo a la finalización de la reforma del edificio escolar (Carta 134). La insistencia del P.Moine logró la venida de los Hermanos aún en noviembre, en el inicio normal del año escolar. En esa carta él relata su satisfacción y la de sus feligreses. Pero entró en conflicto con el P.Champagnat al interferir en el modo de proceder habitual de los Hermanos, abriendo una ?clase vespertina? para los jóvenes adultos de la parroquia. Además quería el funcionamiento de tres salas de clase, sirviéndose de los tres Hermanos de la comunidad, algo que el Fundador no permitía. La comunidad debía tener cuatro Hermanos, al menos. El P.Champagnat contestó de inmediato al P.Moine (Carta 163), prohibiendo aquel recargo de trabajo para los Hermanos. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Perreux, a 5 de diciembre de 1837.

Reverendo Padre Superior:

Tuvimos el placer de recibir a sus tres Hermanos el 14 del mes pasado. Los albergué en mi casa durante tres días, después de los cuales pudieron tomar posesión de sus pequeños apartamentos. El inicio de cursos fue propiamente el martes 21, día de la Presentación de la Sma. Virgen. Nos sentimos felices de poder aprovechar esta hermosa circunstancia para celebrar la Misa que se acostumbra tener al comienzo de curso. Nos hubiera gustado añadir mucho a la solemnidad, pero, al menos, tuvimos el consuelo de ver que éramos comprendidos por nuestros queridos feligreses que nos manifiestan a diario, cada vez más, con sus sentimientos y sus actos que saben apreciar para sus hijos las ventajas de una educación esmerada, y sobre todo, eminentemente cristiana. Hay verdaderamente entusiasmo. Las dos clases suman un total de 150 niños, por lo menos. Nos gustaría que un tercer Hermano se hiciera cargo de una tercera división, lo cual disminuiría la segunda.

Como este año deberá ser de sacrificios para todos, y que tenemos una gran necesidad de la ayuda general de los feligreses para llevar adelante nuestro gran proyecto, hemos creído oportuno ceder a las instancias de nuestra gente joven que ha querido sacar partido de una oportunidad que no tuvo durante la infancia o de la que no supo hacer buen uso: la de instruirse. En consecuencia hemos comprometido a sus Hermanos a dar un cursillo nocturno al que asisten muchos jóvenes y con gran asiduidad. Empieza a las 6 y termina a las 8. A los Hermanos les hubiera gustado obtener previamente su consentimiento, y también nosotros hubiéramos deseado prever esta coyuntura, pero presionados por las circunstancias hemos supuesto su beneplácito, siempre dispuesto a contribuir con el bien, y nos hemos echado encima toda la responsabilidad. Nos inclinamos a pensar que nada de temerario habrá en nuestro acto de confianza y que nuestras actividades de la tarde, en marcha desde hace ocho días, gozarán de su aprobación, y por ende resultarán potenciadas. Es necesario un poco de dedicación, de una y otra parte, sobre todo al principio, pues el bien siempre es costoso. Por lo demás, las tales clases nocturnas no pueden durar arriba de dos o tres meses.

Sería de desear que Ud. autorizara a sus Hermanos a cambiar la hora de la cena. Es decir, que la tendrían a las 8. De esta suerte podrían estar juntos para todos los ejercicios de comunidad.

Algunos días después de su corta estancia entre nosotros, nos hemos convertido en propietarios de la viña situada cerca de la Iglesia. Hemos comprado el todo. El plan que hemos de adoptar para la nueva construcción representa ahora única dificultad. No ha venido la persona que Ud. nos había prometido. Un arquitecto de Lyon que habita por estos rumbos nos ha prometido conseguir a alguien. Dentro de pocos día le presentaremos a Ud. el plan. Este supone vigas de madera menos largas. El cuerpo del edificio sería más bien alargado, con una saliente en el medio; ahí estaría la cocina, con sus dependencias: comedor, escalera, etc.. Solamente esta última parte con aquella a la cual se uniría, sería más alta. Las dos extremidades formarían dos especies de pabellones que no tendrían más que una planta baja, salvo que las levantáramos posteriormente si hubiera necesidad. Las tres clases ocuparían todo lo largo del edificio; dos recibirían luz por tres lados, y la del centro, sólo de uno. A esta última se le podrían poner tres ventanas, tal vez así tendría más aire y luz. Este plan nos presenta un edificio agradable. En todo caso, urge mucho el decidirse pronto y adoptar un un plan bueno, cómodo y útil.

Una ínfima minoría del Consejo Municipal no se ha mostrado muy favorable a nuestra escuela de Hermanos. Hubo una cierta confusión en algunos datos, en consecuencia el Consejo está un poco a la expectativa. Debido a que tendremos necesidad de bastante dinero, aceptamos de buena gana por lo menos la cantidad que percibía como sueldo el profesor seglar, pero para ello, se nos indicó, precisa el Hermano sea titulado. El Sr. Subprefecto parece muy bien dispuesto y ofrece su ayuda. Es necesario entonces que Ud. nos proporcione algunos informes y dar orientaciones a los Hermanos en caso de que deban obtener su diploma. Esta oportunidad no es de despreciarse.

Esperamos más que nunca que nuestra escuela sea bendecida por el Cielo, protegida por la Sma. Virgen. La instrucción marcadamente religiosa que se dé a la juventud será el más sólido dique a la irreligión y a la impiedad.

Dígnese aceptar la seguridad de la estima y consideración con que tengo el honor de ser, Rdo. Padre Superior, su muy humilde y abnegado servidor,

MOINE, Párroco

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.47

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