Carta a Marcelino

P. J-B. Justin Chanut, S.M.

1839-03-06

El P. Chanut hacía grandes planes para la misión de Verdelais, en la diócesis de Burdeos, asumida por los padres maristas al final de 1838. Aceptaron la parroquia, con el movimiento de acogida de los peregrinos, devotos de Nuestra Señora de Verdelais, cuyo flujo era nutrido. Del Obispo había recibido una grande propiedad, donde tenía intención de establecer a los Hermanos para que le ayudasen en la casa parroquial: cocina, huerta, plantaciones. En ese sentido escribió al P.Colin, pidiendo que pidiese al P.Champagnat le enviara Hermanos. Pero el Fundador no se resignaba a atender tal solicitud pues no estaba de acuerdo en colocar a sus Hermanos enseñantes en sacristías, o al servicio de los Padres, como si fueran Hermanos coadjutores. En ese texto, que es respuesta a una carta del Fundador, el P.Chanut insiste aún en el pedido de Hermanos, suspirando por la venida de al menos tres de ellos. A pesar de los grandes proyectos que tenía, el P.Chanut tuvo que dejar la parroquia en 1843. Volvió al clero secular. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Nuestra Señora de Verdelais

a 6 de marzo de 1839

Reverendo Padre:

[1] He recibido su última carta, me ha proporcionado gran placer con todo lo que me trae a la memoria su recuerdo, pero no sería capaz de decirle lo que me ha apenado la decisión que ha tomado con relación a Verdelais. No dudo que Ud. se encuentre en gran dificultad para concederme lo que le pido, y que no sería sino con gran agobio de su parte que me pudiera enviar dos Hermanos; pero, mi Reverendo Padre, si conociera nuestra posición, la necesidad urgente en que nos encontramos, Ud. sería el primero en remover cielo y tierra para conseguírnoslos. Ha llegado el punto en que me veré obligado, desde el lunes de Pascua, a contratar una señora por día para que haga la cocina, y sacrificar desde el comienzo un Establecimiento que parecía estar en los planes de la Providencia.

[2] En una carta que acabo de escribir a nuestro Reverendo Padre Superior, le he hecho una exposición de todo. Pienso que él le transmitirá los detalles y que conmovido Ud. mismo por la gravedad de las cosas, complacerá mis ardientes deseos.

[3] Se inquieta por la subsistencia de sus Hermanos, pero según nuestras Reglas, creía que los Hermanos debían estar en la misma mesa que el Padre, y que, mientras uno de nuestros Padres tenga un pedazo de pan para su servicio, el Hermano tendrá derecho a su mitad. Si no viera los medios de hacerles subsistir, Ud. comprenderá bien que no se los hubiera pedido. La propiedad que Monseñor nos da para beneficiarla, es tan considerable como la del Hermitage. Me ha dicho que hará todo lo necesario para este Establecimiento; hasta ahí, no puedo sino alabarme de su generosidad y de su benevolencia con respecto a nosotros. Creo que con tales ventajas, se puede comenzar un Establecimiento sin temeridad.

[4] La compra que ha hecho de la propiedad de Patouillard me complace mucho: ahora está en una posición muy cómoda.

[5] El Sr. Balmet está constantemente moviéndose; estoy solo con un joven de 14 años, que quiere ser Hermano, y que espera con impaciencia a su maestro en su nueva carrera. Ya escribe bastante bien, sabe un poco de cálculo y tiene el espíritu. Creo que puede llegar a ser, algún día, un buen sujeto. El Sr. Convert debe enviarme otros tres. Con el Hermano que Ud. enviará, ahí tiene un comienzo. Cuando venga a visitarnos Ud. comprobará sus disposiciones.

[6] El segundo Hermano que le pido, es un Hermano para la cocina, hacer los recados de fuera, recibir las personas que llamen a la puerta (el peregrinaje atrae un gran número, y a veces personas muy distinguidas), para cuidar de la vaca, de la bodega, etc., etc. Necesitaría pues un hombre juicioso y pasablemente formado. Si, a esos dos, pudiera añadir un Hermano obrero para los trabajos pesados, para la huerta, las tierras, los prados, nos haría un gran servicio que sólo Dios le podrá recompensar. Me dirá que hago como todos los otros peticionarios, que sólo pido lo bueno. Así es, pero estará de acuerdo que para una casa que comienza, y que puede, con la gracia de Dios, y bajo la protección de la Santa Virgen, llegar a ser tan considerable, se precisan los individuos que le solicito, además, es un Establecimiento que interesa a toda la Sociedad, y el interés que creo haber mostrado siempre por nuestros Hermanos, debe ser un garante seguro del cuidado que tomaré en el asunto. Es un cohermano que le dirige su petición, un cohermano que ha prestado algunos pequeños servicios a su casa, que querría haber prestado cien veces más, y que está dispuesto, cuando la Providencia lo permita, de serle todavía útil.

[7] Suficiente por ahora, mi Reverendo Padre, para llevarle a tendernos los brazos. Estoy persuadido de que Nuestra Señora de Verdelais dirá una palabra a Nuestra Señora del Hermitage, y que nuestra oración será escuchada.

[8] Téngame presente en el recuerdo de todos los Hermanos del Hermitage. Me encomiendo a sus oraciones. Acepte el profundo respeto de vuestro muy humilde y obediente servidor,

CHANUT.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.65

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