Carta de Marcelino – 007

Marcellin Champagnat

1827-05

Entre los vicarios generales de Lyon, correspondía al Sr. Barou la distribución de personal. Es, pues, normal que M. Champagnat se dirija a él para tener un ayudante, que le haga expresamente la petición y hasta que le proponga el nombre del que desea.
Según el Hno. Jean-Baptiste, esta carta fue efectivamente enviada, pero es posible, como sugiere el Padre Jean Coste en 0M I, p. 438. 2, que no lo fuera antes del 16 de mayo, sino entre el 16 y el 30.
A propósito del Padre Etienne Séon se puede consultar el Répertoires, 0M IV, pp. 351-353, y BCT, pp. 199-202.

Carta al Sr. Barou, V(icario) G(eneral)

Le diré claramente que verlo es para mí una satisfacción.
Me dirijo a usted con mucha confianza para comunicarle mis dificultades y exponerle sencillamente mi situación. Estoy solo, como usted sabe, cosa que da mucho que pensar, incluso a las personas que pare-cían amar la obra y que la ayudaban; el público, que habla casi siempre sin conocimiento de causa, me achaca el alejamiento de los Sres. Courveille y Terraillon. Todas estas circunstancias me afligen, de verdad, pero no me sorprenden, porque me esperaba, y aún espero, pruebas más duras. Sea bendito el santo nombre de Dios. Tengo siempre la firme creencia de que Dios quiere esta obra; pero, ¡ay!, tal vez quiera a otros hombres para establecerla. El asunto, tan desdichado, del que parecía ser su jefe, es uno de los más terribles esfuerzos que el infierno haya hecho jamás para destruir una obra que preveía le iba a hacer daño.
Le presento mi situación en pocas palabras; actúe como le parezca mejor para la mayor gloria de Dios. Calculo que para finales de agosto seremos más de ochenta, teniendo en cuenta el gran número de los que piden entrar y el gran número que ya somos. Para Todos los Santos tendremos dieciséis escuelas que sería importantísimo visitar, al menos cada dos o tres meses, para saber si todo marcha bien; si alguno de nuestros Hermanos inicia alguna relación peligrosa, para atajarla desde el principio; si se observa el reglamento; si los niños progresan, sobre todo en la piedad, y para ponerse de acuerdo con los Sres. Párrocos y Alcaldes en el cobro de lo pactado ; en una palabra, para ver si nuestros Hermanos no pierden nada del espíritu de su vocación.
No le diré nada de las cuentas que hay que llevar, de la correspondencia que atender, de las compras, las deudas que pagar o reclamar , de lo temporal y espiritual de la casa. Actualmente, tenemos en nuestras escuelas cerca de dos mil niños. Creo que esto merece ser tenido en cuenta.
Todos están de acuerdo en que formar bien a la juventud tiene la máxima importancia. Por lo cual es muy importante que quienes traba-jan en esta excelente obra estén bien formados y que, al ser enviados, no se vean abandonados a su suerte.
Esperando un ayudante apropiado, que ame la obra, que no pida más que el nutritum y el vestitum, me encomiendo a sus fervorosas oraciones, porque veo más que nunca la verdad de este oráculo: Nisi Dominus aedifi… El Sr. Séon nos iría muy bien bajo muchos aspectos. No sola-mente no pediría nada, sino que me ha dicho que incluso entregaría su patrimonio, 20.000 fr.

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según el autógrafo, AFM, 132.2, pp. 170-171; publicado en BCT, pp. 199-200 y 0M 1, pp. 437-438; Abrégé des Annales, pp. 74-74.

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