Carta de Marcelino – 060

Marcellin Champagnat

1835-06

Ésta es la primera de las numerosas cartas que tenemos de una abundante correspondencia con el Sr. Mazelier. Pero no se trata del primer contacto entre los dos sacerdotes. El Superior de los Hermanos de la Instrucción Cristiana ya había hecho una visita a l?Hermitage, en mayo de 1835, y se había entrevistado con M. Champagnat en un primer contacto para la posible fusión de las dos nacientes congregaciones. Este último, preocupado por los cuatro Hermanos designados para el servicio militar, encuentra el medio de eximirlos, si el Sr. Mazelier se aviene a declararlos como miembros de su congregación, debidamente autorizada. Mazelier no quiere comprometerse sin consultar, lo que hace inmediatamente, y comunica su respuesta a Champagnat, el 26 de mayo de 1835, con la carta siguiente:
?Señor y digno Cohermano, escuché con sincera satisfacción la propuesta, que tuvo la atención de dirigirme, para entendernos y hacernos mutuos favores; usted, señor, por la cantidad de miembros y yo, en su actual situación, por mi decreto real. A la espera de que Dios nos manifieste con más claridad su futura voluntad, estoy dispuesto a ayudarle todo lo posible para esos cuatro jóvenes que entrarán en el próximo sorteo. Lo pensé durante el regreso de mi viaje de Lyon; quise pensarlo y comunicárselo al Señor Obispo de Valence antes de exponerle mi opinión. Si sigue insistiendo, espero que lo conseguirá; pero si persisten sus temores y le conviene, puede enviarnos cuanto antes los Hermanos a St. Paul. Inmediatamente después del sorteo le devolveré los que resulten exentos. Me quedaré con los que deban alistarse, poniéndome de acuerdo con usted hasta que hayan obtenido el título de maestro municipal. Usted decidirá. Así estarían al abrigo de pesquisas. Incluso se los podría devolver antes si, al colocarlos en el Dauphiné, cree que no estarían expuestos. En este último caso (si no fueran todavía maestros municipales) sería imprescindible que, sin mentir, pudiera seguir afirmando que dependen de mí para poder conservarles el derecho a la exención. Me gustaría poder ayudarle en recuerdo del servicio que el Superior General de los Hermanos de las Escuelas Cristianas hizo a los nuestros, al permitir que los Hermanos de Avignon los recibieran en su casa durante algunas semanas. Así, devolvería a Dios el favor que, inspirado por El, recibimos nosotros con sentimientos de caridad fraterna y esperando que algún día podríamos devolverlo. Que el Señor nos conceda glorificarlo por el cumplimiento de su divina voluntad y le conceda el mérito de glorificarlo y hacerlo glorificar cien veces más... Los Hermanos más importantes, a los que he explicado mi viaje a l?Hermitage, lo han escuchado con la misma satisfacción que si hubieran sido de los vuestros. También es cierto que, bajo nombres diferentes, todos los Hermanos son Hermanos los unos de los otros en J. C. su dueño común...»
M. Champagnat debió recibir esta carta a final de mes, lo que nos permite situar en los primeros días de junio la que estudiamos aquí. La expresión «me propongo llevárselos personalmente durante este mes...», lo confirma. Pero en realidad, un segundo borrador de la carta del Sr. Mazelier, de 14 de junio de 1835, deja ver con claridad que finalmente no los acompañó. «Señor. Ayer recibí con gozo a sus cuatro jóvenes. Los trataremos igual que a los nuestros y cuidaremos al que está enfermo. Me alegra mucho la esperanza que usted me da de poderlo ver dentro de algunos días. Olvidé de pedirle que vinieran sin el hábito. Creo que la prudencia exige que, para el éxito de nuestro asunto, no lleven ni el cordón ni el rabat. No hemos podido utilizar los compromisos tal como estaban, las fechas no convenían y, además, no podíamos cortar la hoja. En estos momentos los están redactando de nuevo. Mañana o pasado se lo enviarán a sus respectivos padres.
Me hace usted el honor de decirme que podríamos hacer algo, no sólo entendiéndonos sino más aún uniéndonos. Le ruego me exponga el plan de esta unión, lo mismo que yo le expuse mis intenciones para facilitarle la venida de sus 4 jóvenes a St. Paul. Quiero decirle que, por mucho que me gusten sus proposiciones, consideraré un deber tomar un cierto tiempo para reflexionar, orar y consultar a Dios antes de responderle afirmativamente. Sin embargo, creo poder decirle que el Señor me ha concedido la gracia de prestarme al bien, cuando me es dado a conocer, y llevarlo a cabo aún a costa de sacrificios.»
La carta que sigue ha de ser leída en este doble contexto de mutua ayuda y de posible fusión, lo mismo que todas las dirigidas al Sr. Mazelier.

Sr. Superior:
Le envío los compromisos de los Hermanos que deben ir a Saint-Paul, para que tenga la bondad de hacerlos rellenar y remitirlos al Señor Rector. Razones imperiosas retienen por algunos días a tres de los Hermanos que los han firmado, pero me propongo llevárselos personal-mente durante este mes. Deseo tener la ocasión de expresarle de viva voz cuán agradecido estoy por las bondades que tiene con nosotros y los importantes servicios que nos presta. Espero tenga la bondad de indicarme una época en la que pueda con seguridad encontrarlo. Pensaba dirigirme a su casa uno de estos días, pero me veo obligado a retrasar mi viaje por algún tiempo para realizar, en una de nuestras casas, ciertos arreglos que exigen mi presencia.
Crea, señor, que toda nuestra Sociedad le profesa el más tierno afecto y la más viva gratitud, por todo lo que tiene la bondad de hacer en su favor. En mi caso, valoro más que nadie su precio y su importancia. Por eso, considero como un deber hacerle partícipe, como a uno de nuestros más queridos bienhechores, de todas nuestras plegarias. Quiera el cielo que algún día podamos unirnos más estrechamente para la gloria de Dios y el honor de la divina María. Sírvase aceptar los sentimientos respetuosos con los que tengo el honor de ser, Sr. Superior, su muy humilde y muy obediente servidor,

Champagnat.

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Segùn el envio, AFM, 112.14.

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