7 de junio de 2013 BOLIVIA

Síntesis del taller ?Nuevo rostro de ser hermano?

Los hermanos que participamos en el ITINERARIO DE PREPARACIÓN A LA PROFESIÓN PERPETUA de las Provincias de América, en Cochabamba (marzo-junio de 2013), hemos estado profundizando, durante una semana, sobre el futuro de nuestra vida consagrada y, en concreto, de nuestra vocación de HERMANOS.

Para vislumbrar la aurora de los nuevos tiempos, no hemos acudido a nuestros sueños ideales o fantasiosos, sino a nuestra propia experiencia, donde ya encontramos semillas del mundo nuevo que deseamos vivir. Nos hemos dado el tiempo para compartir y escuchar en profundidad algunas de nuestras mejores experiencias, a la luz de los tres horizontes que nos propuso el XXI Capítulo general, para que sean guía y fragua de nuestro futuro como HERMANOS consagrados.

En este semana, de encuentro y reflexión, hemos tenido en cuenta los siguientes focos de energía:

Respecto al horizonte de la misión hemos aprendido en nuestra experiencia que los elementos que más nos han dinamizado en nuestra vida de Hermanos son: Ser personas armonizadas, desde la escucha interior, para escuchar lo que acontece a nuestro alrededor, dejarnos afectar por la realidad y comprometernos con generosidad amorosa en la construcción del Reino, rompiendo fronteras internas (personales) y externas, que no nos dejan tener una presencia cercana, atenta y consciente entre los niños, niñas y jóvenes más vulnerables.

Respecto al horizonte de la nueva relación Hermanos-Laicos hemos aprendido en nuestra experiencia que los elementos que más nos han dinamizado en nuestra vida de Hermanos son: Búsqueda de identidad, comunión y relación con los Laicos y Laicas que se sienten identificados con el carisma marista. Establecer relaciones más significativas, un tipo de relación, horizontal y recíproca, desde lo que cada uno es. Promover espacios en los que podamos compartir vida y espiritualidad. Y reconocer la dimensión vocacional del Laico marista como don.

Respecto al horizonte de un nuevo rostro de Hermano en una Vida Religiosa nueva hemos aprendido en nuestra experiencia que los elementos que más nos han dinamizado en nuestra vida de Hermanos son: Armonizaren nuestra relación el ser y el hacer de la misión. Simplicidad y autenticidad en las relaciones comunitarias. Ser presencia significativa en los espacios en común.

También hemos vislumbrado las preocupaciones, inquietudes, búsquedas y resistencias más determinantes que dificultan nuestro caminar hacia lo que da una mayor vida y dinamismo a nuestra vocación.

Y, por último, nos hemos dado un tiempo para contrastar nuestra propia experiencia con la de otros jóvenes religiosos de nuestra generación. Hemos constatado los elementos que también se dan en nosotros y los que aún podemos desarrollar con mayor intensidad, y a la luz de todo ello, hemos concluido que:

* La dimensión de la fraternidad es algo esencial a nuestra vocación y nos da una identidad dentro de la Iglesia.
* Debemos potenciar la dimensión eclesial.
* No idealizar nuestra vida consagrada. Reconocer que estamos en camino de integración y construcción de nuestra propia vocación.
* El nuevo modo de ser Hermano también pasa por el estimar, cuidar y profundizar en las relaciones  presentes en nuestra opción de vida.
* Aprender a narrar y contemplar lo que vivimos para descubrir las llamadas presentes en nuestra realidad cotidiana.
* Una vida unificada, donde emerjan nuevos modos de ser, de estar y de entregarse, elementos que son significativos y que sentimos necesarios en el contexto presente.
* Apertura a la mudanza, acogiendo los valores emergentes que presenta nuestra sociedad actual y significarlos dentro de nuestra opción de vida.

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Cochabamba Mayo del 2013

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