Carta a Marcelino

P. Benoît-Régis Hector

1838-07-03

Saint Lattier, en la diócesis de Grenoble, tenía como párroco al P.Mosnier, bastante enfermo en ocasión de esta carta que fue escrita por su vicario, P.Benoît Régis Hector. A fin de lograr Hermanos, el P.Hector había escrito al P.Douillet, de la Côte Saint-André, donde los Hermanos ya actuaban hacía tiempo. Fue orientado para escribir directamente al P.Champagnat, en l?Hermitage. Ésta es su primera carta al Fundador. Muy organizado y práctico, el P.Hector escribe largas cartas, describiendo con detalles las condiciones que la parroquia ofrece para acoger los Hermanos, la proveniencia de los fondos para pago de los costos y salarios y la construcción del edificio de la escuela. El P.Douillet, que mantenía más contactos con l?Hermitage, informó al P.Hector que el P.Champagnat estaba hasta la coronilla de pedidos de nuevas comunidades de Hermanos y que, por tanto, no sería fácil lograrlos ya en el primer año. El P.Hector acata esa posibilidad de tener que aguardar y anuncia que la casa para los Hermanos continuará a ser construida, esperando poder contar con los Hermanos al menos en octubre de 1839. Logró que el párroco, P.Mosnier, añadiese algunas líneas a la carta, dando así su aval al pedido de Hermanos. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

St. Lattier, a 3 de julio de 1838.

Muy Señor mío:

Después de renovadas solicitudes, el P. Douillet, Director de la escuela de los Hermanos Maristas en la Côte-St.André, me había dado la esperanza de que tendríamos a dos de los Hermanos de Ud. en St. Lattier por la fiesta de Todos los Santos que viene. Sin embargo, una carta procedente de St. Chamond, cuyo contenido me comunicó hace alrededor de un mes, me deja en la duda en cuanto a la fecha y hasta a la posibilidad de su venida.

Parece ser que una de las principales razones que hacen que se demore el cumplimiento de la promesa de tener dos Hermanos en St. Lattier es que Ud. teme por el futuro de esta escuela, dado que ha sido solicitada por el Coadjutor de la parroquia. Con el objeto de tranquilizarlo sobre el asunto, permítame que le hable de los sacrificios que ha hecho el Sr. Cura, así como el municipio; Ud. juzgará luego del celo apostó ólico del Párroco y del interés del municipio por esta escuela. Si el Sr. Cura no le ha escrito personalmente para formularle la petición se debe a que ello le produce fatiga, dada su salud. Pero desea más que nadie tener a dos de sus Hermanos en St. Lattier. El convenció al Ayuntamiento a comprar un terreno y contribuyó de su bolsa. Como la Casa Madre pide 400 francos por Hermano en razón de la fundación, él prometió pagar lo correspondiente por uno de ellos. Además, se ha comprometido a adjudicar una anualidad de 100 francos, a perpetuidad, en beneficio de la escuela de los Hermanos.

Con la esperanza de tener una escuela de Hermanos, el Consejo Municipal se vio en la obligación de un comprar un terreno, de vender un lote de madera del municipio para costear la construcción de una casa. Para todo esto ha sido preciso, durante años, tomar decisiones, solicitar autorizaciones de compraventa a instancias gubernativas. En todas las votaciones sobre el tema, los 16 miembros del Consejo Municipal han logrado la unanimidad. Así las cosas, un terreno que costó 1 600 francos, una casa que saldrá en 13 888 francos con 33 céntimos, según el presupuesto, en una región en que se construye a buen precio porque el material se encuentra ahí con abundancia, son la mejor prueba de el interés que tiene el Municipio por la escuela. No incluyo en esas cifras el mobiliario de la casa.

He aquí lo que asegura el futuro y la independencia de la escuela: 1º mil francos que yo doy, de los que asignaré la anualidad de 50 francos por el mejor medio posible; 2º los dos mil francos que da el Sr. Cura y de los que ya le hablé: que dar rá una anualidad más de 100 francos; 3º doscientos francos destinados por el Municipio al maestro, que serán entregados íntegros a los Hermanos; 4º la diversa contribución de los niños, que va desde un franco hasta dos francos, según el grado de enseñanza en que se encuentren los chicos.

Este año hay dos escuelas y tres maestros, en la parroquia. El maestro oficial, con su ayudante, ha tenido durante tres meses a 75 alumnos. El maestro particular, 55 durante el mismo lapso de tiempo, lo que hace 130 alumnos entre los dos. En los otros meses, el numero de niños aumenta o disminuye, según, pero nunca desciende abajo de 45 entre las dos escuelas, aun durante los imperiosos trabajos del gusano de seda. De acuerdo con esto, la media de los niños que frecuentan la escuela, cada mes, es de 87. De estos 87, hay más de 60 que pagan con exactitud. Ahora bien, 60 alumnos, a razón de franco y medio, como contribución media, retribuyen 90 francos por mes; Con los 11 meses de clase, habrán desembolsado 990 francos. Las retribuciones de los niños serán percibidas por un comisario nombrado por el Ayuntamiento.

Después de estas aclaraciones, Ud. podrá darse cuenta que el porvenir de la escuela está asegurado, en cuanto esto es posible. Desde que lleguen los Hermanos, no se tolerará otro tipo de escuela.

Con el fin de interesar el Municipio a conservar a los Hermanos en el futuro, la renta de 150 francos que asignamos entre el Sr. Cura y su servidor, lo estipulamos particularmente en favor de la casa de los Hermanos, de tal suerte que le fuera retirada al Municipio, si los Hermanos se fueran de aquí. Tenemos la esperanza de que se podría, más tarde volver más independiente aún la casa de los Hermanos. Sometí el presupuesto de la casa al P. Douillet. Pienso que de manera privada le hablará bien del asunto. La casa será espaciosa y funcional. Para trazar los planos se ha consultado a los Hermanos de las Escuelas Cristianas de Romans.

Para la fiesta de Todos los Santos próxima, veo imposible que Ud. pueda enviarnos Hermanos, dado el número de solicitudes. Está bien. Además, los interiores de la casa no habrán sido todavía terminados para esas fechas. Pero queremos gozar de la seguridad desde ahora de que vendrán para el primero de octubre de 1839. Un estado de duda sobre este punto desanimaría al Consejo Municipal y nos obligaría a realizar sacrificios aún mayores para procurarnos Hermanos de las Escuelas Cristianas. En la espera, pues, de una respuesta favorable de su parte, le suplico tenga a bien aceptar la seguridad de mi distinguida consideración. Su muy humilde y seguro servidor,

HECTOR, Coadjutor.

P.St. Corroboro y apruebo las disposiciones contenidas en la presente carta. En fe de lo cual, firmo. P. MOSNIER, Rector

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.52

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