Carta a Marcelino

P. Joseph Gauché, Cura de Chavanay

1839-11-05

El P.Gauché tuvo grande influencia en Chavanay, por su larga presencia allí, de 1801 hasta 1854, como vicario y después como párroco. Era amigo y conocido de los Padres Champagnat, Courveille y Colin. Fue él quien concertó el encuentro del P.Champagnat con el P.Courveille en 1826, para deshacer el contrato conjunto de las propiedades de La Valla y l?Hermitage. Había conseguido la presencia de los Hermanos en su parroquia desde 1824. Inicialmente la escuela funcionaba en casa donada por una bienhechora, la señorita Ollagnier. Después, en 1835, el P.Gauché restauró completamente la escuela, gastando en esto 12.000 francos. En esta carta se lamenta de la escasa preparación intelectual de los dos Hermanos que atendían la escuela aquel año de 1839. Era Director el H.Laurent, el mismo de la catequesis en las montañas del Bessat pero que, ahora, estaba con 47 años de edad y estaba muy desprovisto de recursos profesionales. Había llegado allí en el año anterior: hacía la cocina y daba la clase de los principiantes. No tenía diploma válido para ser nombrado maestro comunal. El P.Gauché quiere que le sea cambiado. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Chavanay, a 5 de noviembre de 1839.

Estimado Señor y querido Cohermano:

Debido a un accidente que me acaeció a fines del mes de abril y del cual no he quedado bien hasta ahora, no tuve el honor de verle antes de la iniciación de cursos. Encargué a mi sobrino de St. Chamond de que me reemplazara ante Ud. con relación a una comisión pertinente entonces y pertinente todavía. Ya le había yo puesto a él al corriente de todo. Se explica uno mejor con la palabra que con una carta. Pero resulta que olvidó por completo la comisión y no se acordó sino cuando estaba a medio camino de regreso. Debo pues suplirle por medio de la presente. Le quiero hablar del establecimiento que tienen los Hermanos en Chavanay; desgraciadamente va mal. El pobre H. Lorenzo es un santo varón, una bellísima alma delante del Señor, pero siento tener que decirle que tal Hermano no tiene las cualidades necesarias para ser un buen Director, y más tratándose de Chavanay. Todos valoran su virtud, pero ya es voz común entre los feligreses su ineptitud. Y para mal de la escuela, nos ha retirado Ud. al H. Modesto, que aunque joven, le agradaba, para reemplazarle por un Hermano aún más joven, que seguramente es inteligente, pero que tiene una alta idea de sí mismo. La verdad es que hasta ahora hemos sido poco agraciados en la distribución de los Hermanos; y me atrevo a decirle que se podría pensar nos está mandando a los fracasados de otras escuelas.

El H. Lorenzo no sabe lo que es administrar una casa. Compra y adquiere ab hoc et ab hac lo que se le ocurre. Necesita realizar lo que ha pensado hacer. Será una dicha si al final del año los ingresos igualan a los egresos. Y eso que yo le suministré leña durante todo el verano, y que pienso seguir haciéndolo en adelante. Tengo miedo de que el malestar siga creciendo y de que los padres de familia se arrepientan de tener a sus hijos en la escuela, si no se cambia de sistema y se nos envían Hermanos que reestablezcan la confianza.

Como no estaba seguro de que mi sobrino le había o no dicho todo esto, me sorprendí mucho al ver el regreso del H. Lorenzo a la escuela. Además, Ud. seguramente no ignorará lo indicado por el Prefecto que prohíbe aceptar los servicios de los maestros, a menos que: 1º tengan el brevet de capacidad pedagógica; 2º hayan sido aceptados por el comité y el consejo municipal; 3º hayan sido aceptados por el comité distrital. Por lo tanto, no se trata de una exigencia arbitraria de parte del Alcalde, como en otras circunstancias, sino que viene de la autoridad educacional superior. El bueno del H. Lorenzo no llena ninguno de esos requisitos, y dudo mucho que algún día lo hará.

Le suplico, Reverendo Superior, tome las medidas pertinentes para que el bien se pueda seguir haciendo en la escuela, y para que no tenga yo el dolor de ver fracasar una obra que tanto me ha costado y de la que había concebido tan bellas ilusiones.

Con la seguridad de mis respetos y consideración hacia Ud., tengo el honor de repetirme su atento y humilde servidor,

GAUCHE, Párroco.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 129.70

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