11 de junio de 2024 CANADá

El Distrito de Canadá celebra a San Marcelino Champagnat y el Jubileo de 12 Hermanos

Para los Maristas de Champagnat, el 6 de junio es un día muy especial: una remenbranza de la presencia de Marcelino en el corazón de la comunidad y de nuestra historia personal; que se remonta al 2 de enero de 1817, un largo camino de más de doscientos siete años, desde La Valla “hasta los cuatro puntos del horizonte”. Este año, los maristas de Canadá han querido conmemorar de una manera especial el aniversario, pese a la “gran ruptura”: el cierre del Mont Champagnat y el traslado de 21 hermanos a dos asilos. Un acontecimiento que, si bien causó mucha tristeza y nostalgia, resultó ser un “año destacado” en el 2024, ya que 12 Hermanos del distrito celebraron el aniversario de su vida religiosa: dos 60, siete 70 y tres 75 ndo un aniversario importante en la vida religiosa marista: dos hermanos celebraron sus 60 años, siete sus 70 años y tres sus 75 años de consagración marista.

Los nuevos propietarios del Mont Champagnat tuvieron la amabilidad de acogernos para la celebración y pusieron, a disposición de los “antiguos residentes”, la capilla – llena de recuerdos y aún intacta -, y un local… Este regreso a las raíces, resultó ser para muchos ser un bálsamo después de un año de adaptación en otro entorno.

Después de la bienvenida, los hermanos, los invitados y las personas cercanas a la comunidad marista, se reunieron en la capilla para celebrar la acción de gracias por el don de Marcelino a la Iglesia y a nuestra familia marista, y también el jubileo de vida religiosa de los hermanos Maristas. El hermano Réal Cloutier, uno de los jubilares, presentó a cada uno de los hermanos durante la celebración, presidida por el padre marista, Raymond-Marie Moreau, capellán de los Hermanos en Mont Champagnat, por más de 20 años. Al final de la celebración, el canto marista “Toujours, toujours”, cantado con alma y emoción, fue una especie de renovación de los compromisos asumidos hace 60, 70 y 75 años.

La celebración continuó con una comida fraterna, donde risas y recuerdos confirmaron el Salmo 133: “¡Qué bueno y agradable ; es que los hermanos vivan unidos!”.

Celebrar este evento significó un gran desafío en términos de organización: por ejemplo, preparar la fiesta, velar por la organización, planificar los viajes, especialmente el de los hermanos en silla de ruedas. Además, los hermanos capaces de ayudar con la organización eran pocos… Los hermanos Réal Cloutier y Jacques Bélisle asumieron este desafío y garantizaron la organización del evento… Pero es fácil imaginar las horas de planificación y organización. Muchas gracias a ellos y a quienes los apoyaron: son gestos como estos los que fomentan la fraternidad.

Celebración en Saint-Jean-sur-Richelieu

Entre los hermanos que celebran este año su jubileo de vida religiosa, siete vivieron y trabajaron en la antigua provincia de Iberville, ya sea en Canadá o en varios países conocidos entonces como países de “misión”: Zimbabwe, Zambia y Haití, que hoy están firmemente arraigados en la tradición marista.

El Consejo Distrital, a través de una fiesta organizada el 8 de junio, hizo posible que aquellos que no pudieron viajar a la ciudad de Quebec pudieran participar de la alegría comunitariade. Así, 26 hermanos, acompañados por los familiares de 5 jubilares, con 70 años de vida marista, se reunieron en la Casa Mariste Champagnat, en Saint-Jean-sur-Richelieu.

Después de una bienvenida y las palabras de presentación del H. Félix Róldan, Superior del Distrito de Canadá, un momento de oración y entretenimiento dio a cada uno de los festejados la oportunidad de expresar algunos momentos típicos de su trayectoria y de su compromiso, durante estos “490 años” (5 x 70 años) de vida marista. Sorprendentemente, los hechos o situaciones narradas sólo evocaban cosas positivas… lo que demuestra claramente que una vida entregada con amor olvida las ‘piedras del camino’. Y que estos momentos de comunión continúan siempre “alrededor de la misma mesa”, un lugar de acogida y de compartir.

El H. Félix aseguró la animación, pero contó con la ayuda de la comunidad de la sede del Distrito, quienes se hicieron cargo de la organización. Una vez más, la palabra “fraternidad” se tradujo en una cálida bienvenida. Gracias a los hermanos anfitriones.

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H. Gilles Hogues

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