25 de marzo de 2021 CASA GENERAL

25 de marzo: Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud

La historia de la humanidad está salpicada de hombres y mujeres, de niños y niñas, que fueron víctimas de la esclavitud. Hubo un tiempo en el que, incluso, estaba bien vista, en que se consideraba como algo normal. Recordemos cómo san Pablo, en su carta a los Gálatas (Ga 3,28), recordaba esta distinción, e invitaba a eliminar las diferencias, promoviendo la unidad de todo ser humano en Cristo Jesús.

Siglos más tarde, y durante cientos de años, el tráfico de esclavos desde África a América se convirtió en una triste realidad. Millones de africanos fueron sacados de sus casas, a la fuerza, para convertirse en esclavos. Una realidad que incluso hoy se puede seguir percibiendo en las diferencias sociales en varios países del continente americano.

El objetivo de celebrar este día es recordar a todas las personas que sufrieron esta lacra, en diferentes momentos históricos. También, se quiere concienciar sobre los peligros del racismo en nuestro mundo actual, en cualquiera de nuestras sociedades y en sus distintas formas.

Cabe recordar que la esclavitud implica la pérdida de todo tipo de derechos por parte de las personas que la sufren. La dignidad humana se ve rota, eliminada. La persona se convierte en un mero instrumento al servicio de su “propietario”. Un servicio obligado, siempre, sin voz, sin derechos. Personas como simple mercancía.

La esclavitud está ligada, históricamente, a la pobreza, siendo su causa principal; si bien no es la única causa. Pago de deudas, perdedores de una contienda, condenas por violación de la ley… son otras de las causas por la que una persona podía convertirse en esclava.

Hace unos meses, el papa Francisco publicaba la encíclica Fratelli Tutti, invitando a todos los cristianos y a toda la sociedad, a instaurar un nuevo orden. Una invitación a la fraternidad universal. ¿Cómo vivir esta fraternidad universal si mantenemos las divisiones? ¿Cómo tratar a “mi hermano y mi hermana” de manera indigna? ¿Cómo continuar con el racismo, el menosprecio “del otro”, por su raza, o por su religión, o por su cultura, o por su género…? Como cristianos y como maristas estamos llamados a responder a la llamada del Papa, a la llamada de Cristo, a la fraternidad universal.

También hoy, como maristas, estamos llamados desde nuestros centros educativos a trabajar en favor de esta igualdad universal. Sentimos el reto de trabajar por el desarrollo integral de la persona, de toda persona. Tenemos en nuestro ADN marista el recuerdo de Marcelino luchando por la dignidad plena de todo ser humano, especialmente de quienes son más vulnerables.

Aún hoy en día hay niños obligados a trabajar, existen niñas explotadas sexualmente, migrantes presos de las mafias de tráfico humano. La esclavitud, desafortunadamente, sigue presente de diferentes modos en nuestro mundo. A nosotros, Maristas de Champagnat, nos corresponde seguir dando respuesta a estas situaciones. Cientos de maristas trabajando en favor de niños sin recursos, presencias maristas entre quienes se ven obligados a emigrar, hermanos y laicos que entregan su vida en favor de quienes sufren las consecuencias de las guerras y la pobreza…

Demos gracias a Dios por tanto trabajo bien hecho, y pidámosle la fuerza necesaria para seguir afrontando los retos que nuestras sociedades nos plantean, para que el ser humano, todo ser humano, pueda recuperar su dignidad.


H. Ángel Diego, director del Secretariado de Solidaridad

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