27 de octubre de 2019 VATICANO

Conexión, positividad y esperanza

Durante la oración de apertura del Sínodo para la Amazonía, que se realiza en Roma, del 6 al 27 de octubre de 2019, el Papa Francisco pidió que se celebrara con inteligencia, verdad y paz. Creo que es este el énfasis que debe primar en el camino sinodal, dado que la paz no significa pasividad, sino más bien, una profunda certeza de que nuestras preocupaciones encuentran sentido y se realizan en una profunda relación con el Dios de la vida que, además de generar vida, quiere que ésta sea cuidada y defendida. Cuando pienso en mi participación, en la preparación y en la realización del Sínodo, me vienen inmediatamente tres ideas a la mente: conexión, positividad y esperanza.

 

Conexión

Crece nuestra conciencia de que todo está conectado en nuestro Casa Común. El Sínodo, por lo tanto, presenta la conexión entre el largo y efectivo proceso preparatorio, donde se consultó a alrededor de 85.000 personas para enviar sus sugerencias a los que se reunían en la sala del Sínodo. Conexión entre los líderes católicos de todos los continentes y de las diferentes formas de pertenencia a la Iglesia, y también representantes de otras religiones, científicos y representantes de organizaciones sociales. Cada uno de ellos como portador de información y reflexión para socializar, interactuar, sumar y alimentar la esperanza.

 

Positividad

El Sínodo plantea el tema del cuidado, tanto de la Iglesia con su propuesta evangelizadora, como la de la Madre Naturaleza y la de los pueblos amazónicos. Indicando siempre la búsqueda de nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral. Esta positividad se manifestó en la sinergia demostrada entre aquellos que creen en este camino sinodal y se muestran audaces y animados en su realización. 

 

Esperanza

Es un tema muy sentido por los miles de personas que han participado en este camino sinodal desde los primeros pasos de su preparación. En medio de una fuerte crisis planetaria, vemos que la vida en la Casa Común corre el riesgo de entrar rápidamente en coma. De ahí nuestra esperanza en la búsqueda de nuevos caminos para una ecología integral, a partir del contexto amazónico y que atañe la visualización del bien para toda la Iglesia y toda la humanidad. Todavía hay tiempo para salvar el planeta. Pero es necesario cambiar de actitud.  Esto requiere una conversión ecológica de todos los habitantes de la Tierra. La preocupación por cuidar el bioma amazónico es una invitación para que todos cuiden de todos los demás biomas, porque todo constituye un patrimonio común para los que vivimos en esta Casa Común.

En Roma experimentamos continuamente la centralidad del cristianismo. Y la gente de la Amazonía se sintió bienvenida en esta casa común con su manera de ser, de reflexionar y de celebrar. Muchos vinieron de otras partes para unirse a este Sínodo. Hubo una bienvenida internacional para los dones y preocupaciones que representa la Amazonia. Dones que pueden ayudar a garantizar la vida en el planeta, dado que se trata de la región con mayor biodiversidad, cuyos ecosistemas son fundamentales para el equilibrio del clima y tantos otros aspectos de la vida. Todo esto está ligado a las culturas y a la sabiduría milenaria de sus pueblos. Era evidente las preocupaciones sobre el cuidado de las muchas fuentes de vida en la Amazonía que son codiciadas y mal protegidas. Se dijo que el Sínodo de la Amazonia favoreció la llegada de la Periferia al Centro. Y que aquella simbiosis es muy importante.

También ha sido muy importante asumir el cuidado amazónico en vista de toda la humanidad. La Amazonia no quiere ser autorreferente. Y ella no se basta a sí misma. Su bien es el bien de todos y de todas las realidades del mundo. Y necesita de esta conciencia universal para su cuidado, ya sea en lo eclesial como en la dimensión de la Ecología Integral. Creo que esta conciencia compartida será uno de los grandes legados del Sínodo para la Amazonía. ¡Ojalá que la conciencia genere muchos actos de cuidado a favor de la vida!

Que María, la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido… nos ayude a mirar este mundo con ojos más sabios (Laudato Si’, 241).

________________

H. João Gutemberg (Provincia Brasil Sul-Amazônia) – Participante del Sínodo

VOLVER

Una experiencia de formación conjunta en Eas...

SIGUIENTE

Brasil Sul-Amazônia...