8 de noviembre de 2012 LíBANO

Diálogos con nuestros mayores

Todos le llaman Hermano André. Todos, es decir, millares de jóvenes que se han educado con los Hermanos Maristas en Jounieh, luego en Jbeil y que lo han tenido como profesor de historia, de literatura, de filosofía, como jefe de estudios o como consejero…

¿Con qué mirada contempláis vuestra larga vida?
Toda la creación viene de Dios y los elementos que la componen han sido pensados, acogidos por Dios. Yo contemplo mi vida en esta mirada de Dios sobre mí…Él ha querido que yo viva esta vida. La he vivido y me siento feliz…

¿Qué edad tenía cuando sintió la llamada a esta vocación?
Yo tenía diez años. Uno de nuestros hermanos había sido director de escuela en el pueblo de Achkout. Después de haber servido en la guerra del 14-18, antes que regresar a su país, prefirió reclutar en Francia jóvenes con vocación de profesor… Nosotros éramos doce de familia… 

¿Está en el Líbano desde la edad de diez años?
No, nuestra casa de formación estaba en Italia, al lado de Turín, en Bairo (ahora se les envía a España). Estuve allí hasta la edad de catorce años durante mi noviciado y a los quince estaba aquí. Me he sentido siempre contento del encanto y del gozo que encontraba con los libaneses, feliz de ver el brillo de sus ojos a medida que los iba conociendo. Sentimiento que todavía persiste en mí.

¿Usted había tenido tiempo de formación para enseñar?
Cuando llegué  no; pero tuve que esperar el fin de la guerra para regresar a Lyon, de 1946 a 1952, y conseguir las licenciaturas en literatura, en historia, en exégesis bíblica.

Usted ya no ejerce actualmente como profesor. ¿Le cuesta algo?
Ayudo siempre a los profesores y a los alumnos.

¿Es duro haber pasado a la jubilación?
No, Estoy solicitado por personas que tienen necesidad de mí. Estoy contento de que sean sensibles a lo que yo pueda aportarles y haciéndolo, me siento feliz.

¿De dónde saca nuevas fuerzas?
Siempre he sido un lector asiduo de todo lo concerniente a las religiones. Pasé dos años en Jerusalén en el convento de los Dominicos con los que se interesaban por la Biblia, especialmente con el hermano Benoît, director de la Escuela bíblica de Jerusalén…

Sin embargo, usted habrá tenido dudas.
Nunca. En un momento dado, he podido tener no dudas, sino inquietudes…

¿Ha tenido fracasos?
Sí, los he tenido pero no los he vivido como tales, sino como medios para vivir de otro modo…

¿Usted no tiene momentos de desánimo?
No, no. Yo he tenido lo que puedo llamar objeciones para las que no hallaba respuesta en los libros o en otra parte. 

Sencillamente, ¿es esto tener fe?
Un ciego podría tener fe. No, yo no soy ciego. Pero he sido educado en un ambiente religioso…

¿Es una suerte tener fe?
Es una dicha que viene de Dios que ha sido bondadoso conmigo.

¿Usted tiene miedo a la muerte?
En absoluto. Es la puerta que se abrirá al más allá.

L’abbé Pierre escribió en su libro El testamento: “Me preguntan si tengo miedo a morir cuando he pasado toda mi vida esperando ver a Cristo.
Yo no vivo en la espera de verlo, pero sé que al final lo Veré. No siento ningún recelo.

¿Nunca os ha faltado una presencia femenina?
En mi camino he encontrado amistades fantásticas. Yo encuentro aquí a algunas chicas, las abrazo como si fueran hermanas, sin ningún problema.

¿No siente el peso de los años?
No, no lo siento. Es una gracia de Dios. Tengo 94 años. Es increíble. Yo lo miro como una delicadeza por parte de Dios. Y se lo agradezco.

Por la mañana, ¿qué os anima a levantaros?
Salto de la cama a las 4 de la mañana y comienzo a barrer los patios. Tengo ganas de tragar el día…yalla, de pie. Me siento muy animado. Lo que no quiere decir que no descanse al final del día. Me acuesto a las 22,30 horas.

¿Y cuándo os miráis en el espejo?
Esto me causa risa.

¿Qué último consejo daría a uno de sus alumnos?
Vive. Vivir es un verbo. Nada más : ¡vive !

¿Qué quiere decir vivir?
Actuar, responder, emprender…’Vivir’ refleja todos los verbos activos.

¿Qué sería lo sagrado?
Lo sagrado son los atributos de Dios a los que no se presta atención. Vivir en plenitud el por qué estamos aquí. Todo lo que es hermoso, verdadero, es de por sí sagrado. Lo sagrado es el mayor grado de belleza, de amistad. Dios es todopoderoso. Él es inteligencia, belleza, amor. Existe un don para captar la profundidad de un gesto que se asemeja a lo sagrado, el de esta mujer que entrega dos monedas como limosna… 

 

En realidad, la conversación no se ha terminado aquí. Hablar con el Hermano André, es beber en una fuente inagotable. Estar en su presencia es una enseñanza continuada en torno a todo… A su lado, bajo la mirada de un Dios benévolo, la vida es un largo río, generoso, pródigo, alegre… En cada encuentro, el Hermano André me infunde deseos de creer que la eternidad debería asemejarse a este largo río tranquilo. 

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Gisèle Kayata Eid – « Kibarauna: Diálogos con nuestros mayores »
Tamyras – Paris & Lebanon 2012, pp. 325-334

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