11 de julio de 2017 BOLIVIA

H. Saturnino Alonso Ortega

En una carta dirigida a los hermanos de la Provincia Santa María de los Andes, el Consejo general anuncia la reelección del hermano Saturnino Alonso Ortega para un segundo trienio.

El hermano Saturnino comenzará su segundo mandato en diciembre, durante el capítulo provincial.

En su carta, fechada el 27 de junio, el Superior general, hermano Emili Turú, anima a los hermanos a “seguir abriéndose a las nuevas llamadas que nos hace el Espíritu en estos últimos meses de la fase pre-capitular”.

 

H. Saturnino Alonso Ortega

Nací el 23 de febrero de 1957, en un pueblito llamado Santa Cruz del Tozo, de la Provincia de Burgos, España. Hijo de Julián e Isidora, quinto hijo de una familia de 6 hermanos, de los cuales uno murió cuando era niño. ¡Qué linda experiencia de vida de familia en la sencillez y en el trabajo del campo! Inicié la formación marista siendo niño en septiembre de 1969, pasando a formar una nueva familia en el juniorado de Robledo de Chavela (Madrid). Después en los juniorados de Ogíjares (Granada) y Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Durante cuatro años viví en la casa de Maimón (Córdoba), donde realicé el postulantado y noviciado, profesando el 8 de septiembre de 1978. El Escolasticado lo hice en Alcalá de Henares (Madrid) viviendo una intensa realidad comunitaria al tiempo de completar los estudios de Magisterio.

Al concluir la primera etapa del postnoviciado recibí un gran regalo: mi destino era Bolivia. El 13 de enero de 1981 llegaba a Bolivia, y a los pocos días estaba en mi nuevo pueblo: Comarapa. El 25 de marzo de 1983 hice la Profesión perpetua en Santa Cruz de la Sierra, donde ya vivía ese año.

De las diferentes misiones a las que se me ha invitado a vivir han sido muy significativos los muchos años acompañando la pastoral vocacional y las diferentes etapas de formación inicial. He experimentado un tiempo de gracia al acompañar a los formandos, pues me he sentido acompañado, estimulado, cuestionado y querido, tanto por las comunidades formadoras de las que he formado parte, como por los jóvenes del postulantado, noviciado y postnoviciado con quienes he compartido durante muchos años. Y en esa etapa de mi caminar recuerdo con mucho cariño el Curso de formadores que viví profundamente en Cochabamba, así como el itinerario realizado con formadoras y formadores de muchas congregaciones con quienes juntos hacemos camino.

El contacto con tantos niños, niñas, adolescentes y jóvenes en los diferentes ambientes en los que me ha tocado trabajar, así como con los educadores con quienes he compartido vida y misión, me han ayudado muchísimo en mi crecimiento.  Muy significativas han sido las largas experiencias desarrolladas en ambientes campesinos. Los innumerables campamentos y retiros con jóvenes, sin duda han configurado mi corazón.

El tiempo en el que realicé el servicio de Superior del Distrito de Bolivia, de 1993 a 1999, fue un tiempo especial de mayor cercanía a los hermanos de todas las comunidades maristas y a las obras educativas de Bolivia. Pero también fueron unos años que me ayudaron a abrirme al caminar de la vida marista en América Latina, a la vida religiosa y al caminar de la Iglesia.

Desde 2002, con el inicio del caminar de nuestra Provincia, compartí el compromiso de hacer camino junto a los hermanos, laicas y laicos de Chile, Perú y Bolivia, de la mano y al amparo de Santa María de los Andes.

Fue una gracia significativa el formar parte del primer Consejo provincial de la reestructurada Provincia Santa María de los Andes, desde agosto de 2002 a julio de 2005. Gracia sobre todo por ser testigo de la mucha vida de la familia marista en cada uno de los tres países que la conforman y por el positivo ambiente de trabajo y vida del mismo Consejo.

También sentí como una profunda gracia vivir nuevamente en un ambiente lejos de las grandes poblaciones y estar plenamente incorporado a un Centro educativo durante seis años, de nuevo en Comarapa, antes de regresar a formar parte de la comunidad del Consejo provincial en julio de 2011.

Desde julio de 2014 a experimentar que mi casa es nuestra casa, profundizando mi dedicación a la Provincia realizando el servicio de Provincial. A seguir siendo testigo de la acción del Espíritu con el regalo de tanta vida marista en esta parte del mundo.

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