6 de septiembre de 2019 FILIPINAS

Hermanos jóvenes entre los excluidos

Como parte de sus estudios en el Instituto de Formación y Estudios Religiosos (IFRS), los Hermanos Maristas en MAPAC eligen – en el primer año de formación de post-noviciado – un área donde trabajar con grupos vulnerables durante 3 días.

Este año, once jóvenes Hermanos, junto con otros estudiantes de diferentes congregaciones religiosas, y también voluntarios laicos, han elegido realizar una inmersión de 3 días en 4 áreas diferentes: las familias de la calle en la ciudad de Quezon, las mujeres trabajadoras en la ciudad de Valenzuela, la comunidad de pescadores y la población indígenas de Filipinas, especialmente la comunidad Aeta.

La IFRS brinda a todos sus estudiantes la oportunidad de ver, oler, tocar, probar y escuchar la vida de estas personas y aprender de ellas.

A continuación, los Hermanos nos comparten sus testimonios de vida:

Las familias de la calle en la ciudad de Quezon

“Estar con las familias de la calle a través del Centro de Empoderamiento de Karitone (KEC) fue una experiencia desafiante. Me sorprendió lo decididos y optimistas que eran, a pesar de su situación, para proporcionar un futuro mejor a sus hijos y al sector en general. De alguna manera, las luchas diarias de supervivencia han sacado los mejor de ellos, desde compartir lo poco que poseen hasta alentarse mutuamente para no perder la esperanza. Esto me enseñó a no solo estar agradecido por todo lo que tengo, sino también a utilizarlo para ayudar a los demás” (H. Petero Navuku).

Las mujeres trabajadoras en la ciudad de Valenzuela

“Estuve dos días y medio con Amy Balderama y sus cuatro hijos. Actualmente alquilan una pequeña casa que les cuesta 3000 pesos por mes. Es una casa muy pequeña, cuyo espacio alcanza con la justas para comer y dormir. Me conmovió bastante su situación. A menudo pienso en el padre, que está enfermo y tiene problemas físicos, pero pese a ello tiene que trabajar para mantener a la familia. Desearía poder hacer algo por él, más allá de escribir y hablar” (H. Nguyen Hoang Anh).

“Participé con entusiasmo con el grupo de mujeres trabajadoras. Viví con una familia filipina y visité varias fábricas donde trabajaban las mujeres. Fue una gran oportunidad experimentar cómo vivían. Ruego a nuestro buen Señor que los bendiga a todos los miembros de su familia” (H. Xia Baoxuan).

"Fue maravilloso estar con aquella familia, aprendí mucho de ellos" (H. Nguyen Duy Binh).

“Estar con las mujeres trabajadoras me ha hecho apreciar el valor del trabajo duro, el espíritu familiar, la determinación y la firme confianza en Dios. Espero y rezo para que ellos sigan confiando en Dios en medio de todas las dificultades” (H. Karl Angelo Labio).

Los indígenas de Aeta

“No puedo explicar completamente la experiencia con palabras, solo puedo abocetar lo sucedido. Tuve sentimientos encontrados ante lo que encontré allí: fangoso, comida insuficiente, baño decadente, falta de ropa para cambiarse, cama incómoda, sin habitación privada, con poca fe católica firme, con poca educación. Pero todo esto no me importó porque la presencia de Dios en esas personas me enseñó a aceptar con alegría a la persona lo que soy" (H. Steve Vaea).

“Para realizar mi experiencia de inmersión me mandaron a la comunidad aborigen en las montañas. Fue una gran oportunidad poder experimentar la realidad de la gente. También me sentí como en casa, por el espíritu familiar que me mostraron, a un forastero. Oramos juntos como una familia, a pesar de que ellos tenían una religión diferente" (H. Jacinto Anacletho).

“Para conocer de algún modo la realidad de los pobres: ven, quédate con ellos, come lo que te ofrecen y date cuenta de cómo sus vidas también afectan la tuya. De esa manera podemos descubrir lo que realmente necesitan” (H. Tran Dinh Luan).

“A veces necesitamos explorar cosas nuevas para conocer más profundamente el significado de la vida. Estar con los Aetas realmente me ayudó a apreciar y amar mucho más las cosas que Dios ha creado” (H. Engel Java).

La comunidad de pescadores

“De verdad me conmovió la vida de estas personas. El tiempo que pasé con ellos para mí fue un desafío; Sin embargo, fue una gran experiencia vivir con ellos” (H. Benjamin Corbafo).

“Fue un privilegio poder vivir con una familia de pescadores durante tres días como parte del programa de inmersión. Es una experiencia que me ha enriquecido" (H. Robert Howee).

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