13 de abril de 2020 RUMANIA

Lavalla200> en Moinesti

La comunidad se formó el 4 de octubre de 2017 con los primeros miembros: el H. Barsen García Alonso (Santa María de los Andes, Perú), el H. Mario Meuti (Mediterránea, Italia) y el H. Antolin Santos (Ibérica, España), que tenía 18 años de experiencia en Rumania, y cuya presencia era indispensable para poder comunicarse con la realidad local, aun si no pertenecía exactamente al programa Lavalla200>.

A finales de febrero de 2018, se unieron los otros dos miembros de la comunidad: Francisco Decezaro y Nanci Prochnow (Brasil Centro-Sul), tras haber esperado durante meses la visa para Rumania.

Al principio, se pensó que sería fácil aprender el idioma rumano, debido a sus raíces latinas, sin embargo, resultó ser bastante difícil, incluso si recibían lecciones todos los días. En junio de 2018, cuando el H. Antolin regresó a su trabajo en Bucarest, nadie estaba preparado para enfrentar la realidad cotidiana. Y Adriana, la profesora del idioma, asumió el papel de guía para comenzar a dar los primeros pasos ante las autoridades locales y las oficinas públicas.

 

Identificando el campo de misión

Desde su llegada a Moinesi, la comunidad buscó conocer la realidad, la cultura y el campo de acción. Se observó la necesidad de trabajar para evitar el abandono escolar, y se decidió abrir un Centro para niños y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad social y riesgo de abandono escolar. 

Los hermanos de la Provincia Ibérica, que trabajan en los dos centros maristas de Bucarest, pensaron incluir la comunidad de Moinesti  en la “Asociatia Fratilor Maristi ai Scolilor din Romênia” – reconocida oficialmente por el gobierno, con el objetivo de facilitar las relaciones con las instituciones públicas. Después de unos meses, la comunidad observó la necesidad de crear una sucursal de la Asociación en Moinesti y hacerla reconocer legalmente. Con la ayuda de un abogado y los hermanos de Bucarest, el reconocimiento llegó a fines de mayo de 2019, y fue incluida en la lista de las ONGs que operan en Rumania.

Posteriormente se tuvo que registrar la nueva ONG en el Ministerio de Trabajo como una organización autorizada para trabajar en el campo social. Esto requirió mucho esfuerzo y paciencia.

Mientras tanto, se encontró un establecimiento adecuado para albergar al nuevo centro marista: un edificio aislado en el vecindario donde se encuentra la comunidad, cerca de una residencia para familias ayudadas por los servicios sociales. El establecimiento cuenta con tres espacios para actividades, dos baños separados, una pequeña oficina y un trastero. El contrato de arrendamiento era manejable y se comenzaron algunas renovaciones.

El 9 de agosto de 2019, llegó finalmente la acreditación, pero debido a los cambios legislativos durante el período de espera, las instalaciones, el proyecto y el organigrama tuvieron que ser aprobados por el Ministerio de Trabajo. Además, se necesitó también la aprobación y autorización del Cuerpo de Bomberos, la salud pública, la salud veterinaria y la seguridad alimentaria.

Todo el expediente estuvo listo el 20 de octubre de 2019 y fue enviado al Ministerio. Finalmente, el 5 de diciembre de 2019, la comunidad pudo celebrar: ¡la llegada de LICENCIA provisional, válida por un año!

Finalmente un Centro Marista en Moinesti

“CENTRUL DE ZI MARISTI”: este es el nombre del campo misionero de la comunidad Lavalla200>, que está en Moineşti, en la región Moldavia en Rumania desde hace más de dos años. Tras la aprobación recibida en diciembre, el 6 de enero de 2020, los cuatro miembros de la comunidad y los tres especialistas contratados se reunieron para conocerse, hacer una introducción al mundo marista, conocer la presencia marista en Moinesti y su estilo educativo. Se preparó un plan de acción: contactar a las familias indicadas por el Servicio Social; conocer al director de la escuela; distribuir invitaciones a los posibles candidatos para una reunión con el fin de explicarles el proyecto. Esto sucedió el 16 de enero: habían pocas madres, pero todas estaban interesadas y listas para inscribirse.

Con la fuerza de esta solicitud, el asistente social, acompañado por otra persona, pudo comenzar las visitas domiciliarias: realizar una encuesta familiar, escuchar las necesidades de las personas y preparar un primer análisis de las necesidades. Algunas madres invitaron a otras y, en pocos días, tuvimos 11 muchachos: 8 niños de 6 a 9 años y 3 adolescentes. Todos ellos tienen problemas personales, escolares y familiares; por ejemplo, solo un niño sobre once tiene el apellido de su padre, pero no vive con él.

Comenzamos a invitar a los muchachos a los tres días de adaptación: juegos, música, un buen refrigerio, y un simple taller de arte.

El lunes 27 de enero, inició el programa completo, de 13:30 a 17:00 horas. La primera sesión (13.30-15.00) estaba dedicada exclusivamente a las tareas escolares; y tras la merienda había un tiempo libre, un juego propuesto y actividades educativas prácticas: reglas de convivencia, higiene, alimentación, juegos educativos, reflexiones breves, juegos de mesa.

Enseguida nos percatamos de las enormes dificultades existentes: los más pequeños tienen 6 años y se están preparando para frecuentar el primer grado de primaria… y después de un mes ya es una conquista verlos firmes y atentos. Aquellos del 1 y 2 están un poco más adelante, ¡pero tienen dificultades con la lectura y las operaciones matemáticas simples! Y las tres adolescentes: requieren atención personalizada y ejercicios de recuperación inferiores a la clase que asisten.

En febrero, además de discutir y establecer algunas reglas de convivencia, se realizaron pequeños trabajos manuales: la preparación de los regalos tradicionales que la gente intercambia durante el festival de primavera, el 1 de marzo; y otras manualidades para ofrecer el 8 de marzo, que en Rumania coincide con el Día de la Madre.

Con esta ocasión, invitamos a todos los niños a participar en una bonita presentación, que terminó con una canción dedicada a las madres presentes, se entregaron los regalos y todos juntos compartieron un refrigerio. Y fuera del programa, uno de los colaboradores puso una música conocida y comenzaron los bailes tradicionales donde todos participaron, las madres y los hijos, de manera espontánea.

La inauguración oficial del Centro estaba programada para el 13 de marzo: las invitaciones ya estaban distribuidas, esperábamos poder contar con las presencia de las autoridades civiles y religiosas: el alcalde, los párrocos de la Iglesia Católica y Ortodoxa, el Director de Servicios Sociales, el Director y algunos maestros de la escuela, algunos hermanos de Bucarest y otros amigos que nos han ayudado en la larga fase preparatoria … ¡Pero el coronavirus también ha cambiado los planes en Rumania! El Centro está cerrado y todo se ha suspendido hasta después de la crisis.

Es hora de dedicarse a las solicitudes burocráticas y trabajar desde casa: varias páginas de informes, actas y documentos que se tienen que actualizar. Por el momento se espera una inspección detallada que confirme que el Centro funciona de acuerdo con la ley, y se le conceda una licencia de 5 años.

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