15 de noviembre de 2004 CASA GENERAL

¿Mánager o apóstol?

Como ocurrió en las encuestas anteriores, no sabemos de dónde provienen los votos y éste es un elemento que hace más difícil la interpretación de los resultados. Por comodidad, reagrupamos las respuestas en dos bloques.

Casi la mitad de los que contestan, queda impresionada por la disponibilidad que los hermanos manifiestan hacia los jóvenes (47%), una disponibilidad que posee una connotación importante: la sencillez (23%).
Un religioso elige la castidad por el reino de los cielos como una fuerza dinámica que, con el ejemplo de Jesús, lo ayuda a orientar la propia vida hacia el don total de sí a Dios y a los otros. Para un hermano marista, los otros son, sobre todo, los jóvenes, todos los jóvenes. Marcelino recordaba a menudo que para educar a un niño hay que amarlo. Un porcentaje tan elevado de respuestas también se puede interpretar como una petición de ayuda, una clara invitación a dar más espacio, tiempo, energías, sensibilidad… y un corazón libre a los que son enviados los hermanos.

Las otras dos preguntas reciben un número de respuestas evidentemente más bajo, sobre todo la que se refiere a la vida comunitaria (12%). Es un dato que hace reflexionar, no sólo porque en la vida de los hermanos maristas el vivir juntos es un elemento importante, sino, sobre todo, porque hoy todos están de acuerdo en afirmar que la evangelización no es tanto el fruto de una actividad individual cuanto el testimonio visible de una comunidad concreta. En un momento histórico en que se pide al Instituto un mayor derroche de energías para dirigir y ocuparse de las numerosas obras que posee, si no existe este fuerte testimonio de vida comunitaria, se corre el riesgo de ser catalogado más como mánager que como apóstol.

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