Carta a Marcelino

P. Simon Cattet, Vicario general de Lyon

1832-11-30

El Vicario General, P.Cattet, anima el P.Champagnat a soportar con fortaleza y fe la ?guerra? que el rector de la Academia de Lyon, autoridad responsable de la enseñanza en la región, había emprendido contra el naciente Instituto, exigiendo de los Hermanos el diploma oficial de enseñanza. Presionado a encontrar una solución, el P.Champagnat piensa en realizar acuerdos con el P.Chaminade, fundador de los Marianistas, cuya Congregación gozaba de autorización legal. El P.Colin hasta había aconsejado al P.Champagnat viajara a Burdeos para encontrarse con el P.Chaminade y tratar el asunto personalmente. Ahora, en ese texto tenemos un parecer contrario a tal proyecto, el de Cattet. Y esto a pesar de que por otro lado, lo impulsa a retomar con mayor brío el proceso de legalización. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Lyon, a 30 de noviembre 1832

Señor:

[1] No debe sorprenderle la guerra que le hace el Rector. Bajo los auspicios de María, usted la sostendrá con tanto valor como prudencia. Haga rezar todos los días a los Hermanos una oración por esa intención. No hable más que a personas muy dignas de confianza de estos nuevos ataques hasta que se disipen.

[2] En lo particular yo no vería sino ventajas en estar afiliado a la obra del Sr. Chaminade. Sería un arma que podríamos utilizar en caso necesario, teniendo, sin embargo cuidado de no contraer ningún compromiso con dicho eclesiástico, o de ponerse de alguna manera bajo su dependencia.

[3] Sin embargo, aquí nadie parece aprobar el que Ud. se ausente, y mucho menos el que vaya a Agen para obtener la dicha afiliación.

[4] Monseñor ha manifestado la intención de proseguir sus trámites cerca del gobierno para obtener la autorización. En consecuencia desea que nos envíe Ud. lo más pronto posible los documentos que tiene entre manos y que están relacionados a nuestras anteriores gestiones.

[5] Sea dicho entre nosotros, temo mucho que una autorización legal en este momento conlleve dos grandes inconvenientes que usted teme tanto como yo, a saber: 1º depender de la universidad. 2º comprometer la propiedad del inmueble, que podría ser declarado propiedad universitaria.

[6] Usted no arriesga nada con señalar a Monseñor sus intenciones e ideas a este respecto, sin hacer mención de mis temores, pero dándolos como suyos. Su Excelencia es tan bondadoso que no imagina la malicia de esos miserables que nos hacen la guerra.

[7] En cuanto al Sr. Dupuy, director de St.Etienne, quiero suponer sus buenas intenciones para servir a la nuestra causa en esta ocasión. Dígale francamente la buena opinión que tengo de él. Le he prestado algunos servicios y él temerá reñir conmigo haciendo la menor cosa contra usted. Con todo afecto, quedo de Ud. su seguro servidor,

CATTET

[8] P.S. Trataremos en el próximo consejo este asunto. No olvide enviarme los documentos hechos en París en 1830.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 124.10

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