Carta a Marcelino

P. Ferreol Douillet

1835-06-04

El P.Douillet vuelve a hacer presión sobre el P.Champagnat, insistiendo la estructuración de un noviciado marista y de nuevas escuelas maristas en la diócesis. Recuerda la dedicación y sacrificios que la obra le está exigiendo: grandes empréstitos para mantener la escuela de los Hermanos y para pagar los novicios de la diócesis que frecuentan la casa de l?Hermitage. Hace mención del apoyo que el Obispo está concediendo a la obra de los Hermanos Maristas, actitud que podría cambiar en caso de que no hubiese mayor comprensión por parte del P.Champagnat. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

La Côte, a 4 de junio de 1835.

Padre Superior:

Nunca he dejado de estar bien dispuesto hacia la Sociedad, y muy en especial hacia los apreciados Hermanos. Deseo también expresarle lo mucho que quisiera serle de alguna utilidad en sus dificultades. Por ello haré cuanto esté en mi poder para secundar sus intenciones, comprendidas en su dos últimas cartas. ¡Quién tuviera cantidad de talegos de dinero! ¡Con cuánto gusto se los entregaría para el mayor bien de los Hermanos y de la Sociedad! Me he visto obligado a pedir en préstamo 500 f. y pienso pedir otros 2000 f. más para alojar nuestros novicios.

Nuestros Hermanos están bien, tienen buena voluntad. La escuela va a experimentar una crisis la próxima semana. Se tratará de aprobarla en el Concejo municipal. Sus oraciones, por favor.

Hemos tenido, hace dos días, la visita de Monseñor, nuestro excelente Obispo. Está siempre bien dispuesto hacia los Hermanos. Los ha acogido con extrema bondad. No ha dejado de preguntarme especialmente por la marcha del establecimiento y del número de los que teníamos pensado fundar para la festividad de Todos los Santos. Con el corazón oprimido y angustiado le respondí que no parecía que pudiéramos fundar ninguno. De no cambiar las cosas, me veré forzado a dar a conocer a Monseñor la verdad entera. En resumidas cuentas, Padre Superior, de nuestra comarca sólo saca Ud. disgustos y problemas. En cuanto a nosotros, creemos haber hecho mucho, pero con casi nula ganancia para la diócesis. Le había solicitado, en consecuencia, un noviciado para poner remedio a ese doble mal. No me responde al respecto ni una sola palabra; no obstante, me creo en la obligación de repetirle que las cosas no pueden seguir de este modo. Creo que puedo y debo, a la vista de los sacrificios que me he impuesto y estoy dispuesto a seguir haciendo, exigir que la diócesis de Grenoble sea preferida a las demás en lo tocante a los establecimientos de los Hermanos. Tres años llevo ya haciendo infructuosamente instancias reiteradas para lograrlo.

Estoy seguro que si hablo a Monseñor de lo afectado que estoy, cambiará su actitud con los Padres, los Hermanos e incluso las Hermanas. Quiera Dios y su buena Madre arreglar las cosas por mediación de Ud, de manera que la diócesis de Grenoble no quede en pie de igualdad con las demás diócesis en lo que atañe a los establecimientos de Hermanos. Si es cierto lo que me ha dicho un sacerdote, que parece bien enterado, de que Ud. se ha comprometido con el Prefecto de La Loire a dar siempre preferencia a sus demandas, y de que en el Arzobispado podían atarle las manos, no debería dudar ni un instante en dejar aquí a nuestros sujetos para acabar de formarlos. Puedo asegurarle, Padre Superior, que aquí recibiríamos con los brazos abiertos a jóvenes semejantes a los que le hemos enviado y en las condiciones en que los ha recibido. No hay que olvidar que nuestra región no es ni tan rica ni tan religiosa como la de Ud.

Sírvase, le suplico, dispensarme por esta nueva molestia que le doy, y arreglarlo todo ante nuestro buen Maestro. Soy, en espera de su respuesta, su humilde y obediente servidor,

DOUILLET.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 127.04

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