Carta a Marcelino

P. Jean-Claude Colin

1839-02-22

Estamos ante una carta del Padre Colin que puede resultarnos desconcertante por su forma y contenido. En efecto, de toda su correspondencia a nuestro Fundador que ha llegado hasta nosotros, -unas 45 cartas-, sólo ésta ?desentona?. En efecto, las 42 piezas epistolares anteriores a ésta del 22 de febrero de 1839, nos tenían acostumbrados a un Juan Claudio que alababa y animaba a nuestro Marcelino. O por lo menos le hacía ?observaciones? con un estilo muy sosegado, más para tranquilizar su propia conciencia de superior ?ultrarresponsable? que para realmente corregirlo. ¿Por qué este cambio? Bueno, es que antes de nuestro propio ?desconcierto? se dio el del mismo P.Colin. Sencillamente el Superior General del Padre Champagnat, profeso perpetuo marista de hace apenas 3 años, no ha podido hacerse obedecer por el Fundador de los Hermanitos de María. Desde hace tiempo, y por varios conductos, se le está solicitando envíe Hermanos Maristas a Burdeos, con el P.Chanut, para que se encarguen de menesteres tales como la atención de una iglesia y el servicio material a los Padres Maristas. De seguro que no tiene en esos momentos en el Hermitage ningún Hermano novicio procedente de Belley (coadjutores de los Padres), o si lo tiene, aún no ha terminado su formación. El enviar uno de ellos no le causaría problema en su interior con lo que hoy llamamos ?la misión carismática?. Pero enviar de sus ?Hermanitos?, pensados para la educación de los niños y jóvenes era dar paso a una desviación en la finalidad carismática de su Instituto. Esto era totalmente indebido. Y por ello Marcelino se encuentra sumergido en una gran perplejidad. Siente que en conciencia algo le impide fuertemente decir ?sí?, sin embargo, no se atreve a dar un ?no? claro y explícito. Es su Superior General quien se lo está exigiendo. Opta por esperar y hacer esperar. Jurídicamente la reacción de Colin es comprensible, aunque su argumentación tal vez es excesiva y teñida de emotividad. Desde la actual teología de la mediación y de los carismas, el comportamiento de Juan Claudio se nos antoja defectuoso, y el de Marcelino, admirable y kenótico. El sufrimiento al que esta carta lo sometió fue indecible. Su obra carismática, la de toda su vida (1817-1839), queda descalificada por ?innecesaria? . (Nota del H.Aureliano Brambila)

Belley, a 22 de febrero de 1839.

Señor y muy estimado cohermano:

Ya son cuatro o cinco las veces que le he solicitado o le he mandado solicitar que envíe un Hermano al Sr. Chanut, en la diócesis de Burdeos. Mi petición, tantas veces reiterada le demuestra la importancia que atribuyo a este acto de obediencia que espero de su parte. Acuérdese que María, nuestra Madre y que debe ser siempre nuestro modelo, después de la ascensión de su divino Hijo, se dedicó por entero al servicio de los Apóstoles; que éste es uno de los principales objetivos de los Hermanos y de las Hermanas Maristas en relación con los sacerdotes de la Sociedad, para que así éstos, descargados por completo de las preocupaciones temporales, puedan dedicarse con mayor libertad a la salvación de las almas. Un Hermano al servicio de los sacerdotes de la Sociedad realiza un bien veinte veces mayor, en mi opinión, que si estuviera ocupado en una Comuna en donde, gracias a Dios, los medios para instruir a la juventud no faltan hoy. Pero Usted nunca ha acabado de entender este orden y este objetivo de la Sociedad. De cualquier manera, recibida mi carta, pasará Ud. tres días en régimen de retiro para humillarse ante Dios de haberse conformado tan mal a su divina voluntad, en algunos aspectos, y después, elegirá al Hermano o al novicio que juzgue ante Dios más indicado para realizar solo el viaje de Lyon a Burdeos, atender el servicio de la casa y formar a otros Hermanos en el espíritu de la Sociedad, con el Sr. Chanut. No olvide que la obediencia absoluta y total siempre es bendecida por Dios y que debe constituir el carácter distintivo de los hijos de María, que en ella está su seguridad y es prenda de una gran recompensa.

Acepte el testimonio del sincero aprecio con el que tengo el honor de decirme, querido cohermano, su muy humilde y obediente servidor,

COLIN, Sup.

P.S Le ruego que no haya ningún razonamiento ni retraso a la petición que le hago de un Hermano para el Verdelais. Acabo de recibir una carta de Burdeos en que se me insta al envío de dos Hermanos: uno para atender los trabajos de la propiedad y otro para la cocina. Ya tienen algunos novicios. Es pues necesario en cuanto se pueda al menos un Hermano capaz. M. Chanut se hace cargo de los gastos de viaje.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 122.30

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